Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, Estados Unidos, han identificado una forma potencial de erradicar la infección por VIH que permanece latente dentro de las células inmunitarias infectadas, causa que impide erradicar completamente la infección en el paciente.
El estudio publicado en la revista Science, establece que las células inmunitarias humanas tienen un sistema de alarma natural que detecta la actividad de una proteína específica del VIH. Es decir, que en vez de atacar al virus en función de su apariencia, atacan el virus en función de lo que está haciendo: actividades vitales que se requieren para que exista el virus.
En la actualidad una persona con VIH tiene una esperanza de vida similar a la de una persona sin VIH, pero debe someterse a un estricto régimen de terapia antirretroviral diaria para suprimir la replicación de este virus. Aún no existe un método que elimine la infección.
Es casi imposible erradicar el VIH porque el sistema inmunológico no puede mantenerse al día con su tasa de mutación inusualmente rápida. El virus está cambiando constantemente su apariencia evadiendo el ataque inmunológico. Cuando las células inmunitarias del cuerpo aprenden a reconocer una manifestación del virus, este ya se ha transformado múltiples veces dificultando al organismo enfrentarlo.
“Cuando identificamos una parte del sistema inmunológico que podía reconocer y atacar una función central del virus del VIH, en lugar de lo que parece, fue realmente emocionante” comenta Liang Shan, autor principal del estudio y profesor asistente de la Universidad de Washington.
“Esto es emocionante porque plantea la posibilidad de eliminar todo el virus latente en un solo paciente, sin importar la amplitud de las mutaciones, basándose en algo que todas las variantes virales tienen en común. Para los pacientes, aunque sean constantes con la terapia y no experimenten ningún síntoma, disponer de un tratamiento que pueda cambiar su estado de VIH de positivo a negativo tendría un enorme impacto en sus vidas”, agrega.
Esta estrategia se basa en la detección de la actividad de una proteína específica, llamada proteasa del VIH, que el virus necesita para replicarse y propagarse.
Inflamasoma CARD8 se llama el sistema de alarma natural y se encuentra dentro de las células inmunitarias humanas. Esta reconoce la proteasa activa del VIH y activa un programa de autodestrucción. Sin embargo, un problema que se presenta en este proceso es que el VIH puede existir mucho tiempo en la célula sin activar la alarma, dado que la proteasa del VIH se mantiene inactiva y el inflamasoma CARD8 no puede detectarla.
“El virus es inteligente –explica Shan–. Normalmente, la proteasa del VIH no tiene ninguna función dentro de las células infectadas. La proteasa viral solo se activa una vez que el virus abandona las células infectadas. Fuera de las células, no hay CARD8 para detectar la proteasa activa”.
A pesar de esta dificultad, los investigadores demostraron que existen ciertos medicamentos como el efavirenz (comercializado como ‘Sustiva’) que obligan a la proteasa del VIH a mostrarse prematuramente dentro de la célula inmunitaria. Con esto, la proteasa activa del VIH desencadena el inflamasoma CARD8, destruyendo la célula infectada y el virus que la acompaña.
“Descubrimos que nuestro sistema inmunológico puede reconocer esta función proteica clave, no la secuencia de la proteína, que el virus cambia constantemente a través de la mutación –recuerda Shan–. La proteasa del VIH no puede mutar porque su función es necesaria para completar el ciclo de vida del virus. De lo contrario, es un virus muerto”.
Según explica, “la acción específica de la proteasa del VIH para el virus es también la acción específica que activa CARD8. Nuestros hallazgos muestran que nuestro sistema inmunológico puede reconocer la función de la proteína de un virus y, en las circunstancias adecuadas, utilizar esa información para matar las células infectadas por el VIH”, resalta.
Respecto a la efavirenz, Shan comenta que “hemos utilizado durante mucho tiempo esta clase de medicamentos para evitar que el VIH inserte su material genético en nuevas células –recuerda Shan–. Ese es su trabajo diario. Pero ahora, hemos aprendido que tienen un segundo trabajo: activar la proteasa del VIH dentro de la célula infectada. Cuando tratamos las células T humanas infectadas por el VIH con este medicamento, la proteasa se activa antes de que el virus salga con éxito del células infectadas. Esto activa el inflamasoma CARD8, y las células infectadas mueren en cuestión de horas. Esta es una ruta potencial para eliminar el virus que nunca hemos podido eliminar por completo”.
Dentro del estudio, los investigadores también encontraron que efavirenz y otros INNTI no activarán la proteasa del VIH a menos que el virus esté despierto y en los pacientes que reciben terapia contra el VIH, el virus está inactivo.
Los investigadores también demostraron que el inflamasoma CARD8 puede desencadenar la muerte de células inmunitarias humanas infectadas con subtipos de VIH de todo el mundo, incluidas cepas comunes en América del Norte, Europa, África y Asia.
“Nos gustaría identificar o desarrollar compuestos que hagan un trabajo aún mejor en la activación de la proteasa del VIH que los NNRTI y en dosis más bajas –revela Shan–. Este estudio sirve como guía para desarrollar nuevos medicamentos que tienen el potencial de eliminar el reservorio inactivo del VIH”.