La brecha de género está presente en la medicina. En los últimos años el ingreso de mujeres a las carreras de medicina en Chile se ha equiparado con el ingreso de hombres, teniendo una relación, en general, 1:1. Sin embargo, existen barreras durante la formación y la vida profesional que hace que la presencia de mujeres en este campo se vea disminuida.
Es sabido que el ingreso de mujeres a carreras profesionales fue tardía. Eloísa Díaz fue la primera mujer chilena en recibir su título de médico en 1887, seguida por Ernestina Pérez, quien se graduó una semana después. Para la Dra. Cecilia Sepúlveda, miembro de la Sección Inmunología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, ambas mujeres “abrieron a la mujer chilena, la gran puerta de la educación superior, al mismo tiempo de haber contribuido a que otras pudieran acceder también a ella”.
Recientemente en la revista ARS MEDICA, revista de ciencias médicas perteneciente a la Escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile, la Dra. Claudia Cortés, académica de la Universidad de Chile y miembro del Consejo General de la International AIDS Society, escribió la editorial El (duro) camino de las mujeres en la ciencias, donde describe algunas de las barreras que existe para las mujeres respecto a la investigación y la ocupación de cargos de alto rango.
Dentro de los estudios de género que se han desarrollado en el área de las ciencias, la autora cita el trabajo publicado en la revista Plos Biology de 2018, donde aseguran que “en la mayoría de las disciplinas de la medicina requerirán años o décadas para alcanzar equidad de género”.
El estudio Radiografía de género en ciencia, tecnología conocimiento e innovación, desarrollado por la División de Estudios y Estadísticas del Ministerio de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e Innovación, reveló que el porcentaje de matrícula universitaria femenina en salud es de un 73% en pregrado, de un 64% en programas de magíster y un 58% en programas de doctorado.
Cuando se analiza a modo general la participación femenina en la investigación, se evidencia que estas tienen menor protagonismo. Por ejemplo, sobre la adjudicación de Proyectos Fondecyt durante 2010 y 2019, las postulaciones y adjudicaciones han aumentado, sin embargo, sigue siendo menor la presencia femenina donde las postulaciones en 2019 ascienden a 1200 aproximadamente para mujeres y poco más de 2500 para hombres. Menos de 500 adjudicaciones corresponde a investigadoras y cerca de 900 para investigadores.
El mismo estudio del Micitec revela que la distribución de los y las 50 autores(as) más productivos(as) de artículos académicos en el área de la salud según sexo es 38 hombres y 12 mujeres.
La Dra. Cortés indica en la editorial que “a las estudiantes les ofrecen menos ayudantías, se adjudican menos proyectos y les publican menos. Ocurre que existe, al igual que en muchas otras áreas laborales una inexplicable diferencia en los sueldos. También ocurre que muchas mujeres deben soportar durante sus estudios y algunas durante su vida laboral, acoso por parte de sus compañeros y superiores. Acoso laboral y acoso sexual. También ocurre que algunas mujeres decidimos tener hijos y eso nos “retrasa” en la carrera académica, junto con tener que tolerar las preguntas de si será solo un hijo o más”.
En 2018 el Colegio Médico de Chile creó el Departamento de Género y Salud, con motivo de atender, visibilizar y sensibilizar las inequidades de género en la práctica médica. A través de diversas campañas han manifestado los problemas que persisten en el área de salud donde “también hay discriminación contra las mujeres, también hay acoso sexual, todavía no hay equidad de género en las posiciones de poder, hay problemas con el trato que es muy sexista”, comentó la Dra. Francisca Crispi, coordinadora de la subcomisión de Género y Políticas Públicas.
Respecto a la presencia femenina en especialidades médicas, esta ha aumentado de forma progresiva en los últimos años, sin embargo, existe especialidades como en cirugía donde la presencia de mujeres es solo de 7,5%, según datos de CONACEM. El estudio La incorporación de la mujer en la cirugía chilena publicado en 2012 que “el ‘estilo de vida del cirujano’, choca con una compatibilización mayor entre vida laboral y familiar”.
Cecilia Sepúlveda apunta que traumatología, urología y otras especialidades cuentan con menor presencia de mujeres. Por el contrario, indica, “muchas médicas se han dedicado preferentemente a la medicina general, medicina familiar y a la pediatría”.
La Dra. Cortés finaliza su texto invitando a equilibrar la balanza “ escuchando a las investigadoras, comprender sus experiencias, considerar sus preocupaciones y celebrar sus éxitos. Luego hacerle ver a la comunidad científica el problema y su alcance” y una serie de iniciativas colectivas que involucran el apoyar a las estudiantes, eliminar prejuicios y promover el trabajo y reconocimiento de mujeres.
“Podemos lograrlo, pero tenemos que hacerlo todos juntos. Los colegios, las universidades, las empresas, las instituciones todas; con políticas diseñadas para la protección de la mujer y paridad de género y las personas, quienes debemos hacer propio este desafío”, finaliza la autora.