Investigadores hallan dos moléculas asociadas al síndrome del corazón roto

Aunque su nombre oficial es miocardiopatía de takotsubo, se lo conoce popularmente como el síndrome del corazón roto. Se caracteriza por el debilitamiento de la principal cámara de bombeo del corazón y su aparición está asociado a situaciones severos de estrés, como la pérdida de un ser querido, la experiencia de vivir un desastre natural, el inicio de un nuevo desafío laboral o una boda.

Son diversas las razones por la que se puede desarrollar esta condición. Sin embargo, la Fundación Británica para el Corazón, asegura que alrededor del 30% de los pacientes no pueden identificar un disparador específico que les provocó esta enfermedad. Además, se estima que cerca del 2% de los casos de síndrome coronario agudo corresponden a esta enfermedad.

Identificado por primera vez en Japón a comienzos de los años 90, el síndrome se parece en mucho por sus síntomas a un ataque cardíaco. Las personas que lo sufren -mayormente mujeres posmenopáusicas- experimentan dolor en el pecho, falta de aire, y en algunos casos palpitaciones, náusea y vómitos.

«La gente acude al hospital pensando que es un ataque cardíaco, pero cuando los médicos observan el corazón, primero ven que no hay ninguna obstrucción (en las arterias), y luego ven que ha tomado una forma extraña: la parte de arriba se contrae muy intensamente, mientras que la de abajo se ve como paralizada», le explica a BBC Mundo Sian Harding, profesora de Farmacología Cardíaca en el Instituto Nacional del Corazón y los Pulmones, Imperial College London, y Directora del Centro Imperial de Medicina Regenerativa Cardíaca.

Adrenalina

La mayoría de las personas que padecen esta condición se recupera al cabo de días o semanas, con un daño cardíaco leve, en comparación al de un infarto. Eso sí, el síndrome puede ser recurrente y, en cerca de un 5% de los casos puede resultar fatal.

Se sabe que el incremento súbito de adrenalina causado por el estrés agudo -provocado por un golpe emocional violento- es lo que está detrás de la pérdida de movimiento de la parte inferior del corazón que da lugar al síndrome de takotsubo. Sin embargo, el equipo de investigación supervisado por Harding descubrió que hay dos moléculas clave asociadas a la enfermedad.

Según los resultados de la investigación, el aumento de las dos moléculas micro-ARN 16 y micro-ARN 26a vinculadas al estrés, la ansiedad y la depresión, hacen que una persona sea más propensa a sufrir el síndrome, ya que su organismo se torna más sensible a la adrenalina.

En el laboratorio, los investigadores expusieron células de corazón de humanos y de ratones a estas moléculas. «Pudimos ver que después de exponer las células a estas dos moléculas -asociadas con bajos niveles de estrés crónico- por entre dos y seis semanas, se tornaban más susceptibles al síndrome de Takotsubo», explica Harding.

«Si tienes estas moléculas por un período prolongado, te predisponen al síndrome». Es decir, «niveles bajos de estrés crónico hacen que tu cuerpo responda así a un episodio de estrés dramático y agudo», dice la investigadora.

Actualmente, no hay un tratamiento específico para el síndrome del corazón roto. Por lo general la gente pasa unos días en el hospital, donde se le da apoyo al corazón, mientras se espera que se recupere por sí mismo. Por ello, comprender el mecanismo de esta condición abre el camino para desarrollar tratamientos para evitar que se repita en personas que lo han sufrido, midiendo los niveles de estas dos moléculas en la sangre y bloqueándolas en caso de ser necesario.

Pero también es importante aprender a reconocer el cuadro y no confundirlo con un ataque cardíaco. «Cuando la gente llega al hospital es muy importante entender si tienen o no tako-tsubo, porque si les haces algunas pruebas pensando que es un ataque cardíaco, puedes empeorar la situación», asegura Harding.

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