El aumento sin precedentes del sobrepeso y la obesidad en los países de renta media y baja (PRMB) ha provocado un alarmante incremento de la diabetes en estas regiones. De los 463 millones de personas que se calcula que padecen diabetes en todo el mundo, el 79% vive en estos países. Pero hasta ahora había pocos datos empíricos para orientar a los médicos y a los sistemas sanitarios a la hora de determinar qué personas deben someterse a pruebas de detección de la diabetes en función del índice de masa corporal (IMC).
«Existen directrices de la Organización Mundial de la Salud que recomiendan el cribado de la diabetes en personas de 40 años o más con un IMC de 25 kg/m2 o superior», afirma Jennifer ManneGoehler, miembro del profesorado del Centro de Evaluación de la Práctica Médica del Hospital General de Massachusetts (MGH), en Estados Unidos–. Pero hace tiempo que se sospecha que estos umbrales de IMC y edad pueden no ser óptimos para el cribado de la diabetes en todas las regiones del mundo».
Por ello, explica que su objetivo «era estimar la relación entre el IMC y el riesgo de diabetes en muchos países de ingresos bajos y medios para ayudar a los sistemas sanitarios con recursos limitados a diseñar los programas de cribado más eficaces para sus poblaciones».
Manne-Goehler, autora principal de un nuevo estudio publicado en ‘The Lancet’, y los investigadores de 57 países dedicaron cinco años a recopilar y aprovechar los conjuntos de datos existentes de más de 680.000 personas de países de ingresos bajos y medios que incluían el peso, la estatura y un biomarcador de la diabetes, ya sea una medición de la glucosa en sangre o la hemoglobina A1c.
El estudio, el primero de este tipo, descubrió diferencias regionales sustanciales en la asociación entre el IMC y el riesgo de diabetes. En todos los PIBM, las personas con un IMC de 23 kg/m2 o superior presentaban un mayor riesgo de diabetes.
Sin embargo, el IMC óptimo a elegir para el cribado de la diabetes variaba entre regiones y géneros, oscilando entre 23,8 kg/m2 entre los hombres de Asia oriental y sudoriental y 28,3 kg/m2 entre las mujeres de Oriente Medio, África del Norte, América Latina y el Caribe.
Los investigadores también hallaron diferencias en el riesgo de diabetes entre las categorías de IMC en varias regiones. Por ejemplo, los hombres y las mujeres del África subsahariana y de Asia oriental y sudoriental presentaban un aumento de más del 100% en el riesgo de diabetes entre el sobrepeso y la obesidad.
Estos hallazgos, en parte, reforzaron una creciente literatura de los países asiáticos y del sur de Asia que recomienda utilizar umbrales de IMC más bajos para caracterizar mejor el riesgo metabólico en estas poblaciones.
Y aunque la diabetes aumentó en la mediana edad y más allá, la proporción de individuos con diabetes aumentó de forma pronunciada en todas las regiones en el grupo de edad de 35 a 44 años, y entre los hombres de 25 a 34 años en el África subsahariana. «Diagnosticar la diabetes en los adultos más jóvenes puede prevenir las complicaciones a largo plazo de la enfermedad», afirma Manne-Goehler.
«Aunque los datos no son prescriptivos, esperamos que los responsables políticos de los países de ingresos bajos y medianos encuentren útiles estos datos a la hora de decidir cómo gastar los limitados recursos para optimizar el cribado de la diabetes en sus poblaciones concretas», añade. La investigación también demuestra el poder de las colaboraciones entre países para crear pruebas importantes que sirvan de base a las directrices de salud pública.
Es difícil sacar conclusiones globales significativas de alto nivel cuando los países individuales examinan el riesgo de diabetes en la encuesta de un solo país», dice Manne-Goehler. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud está creando una estrategia mundial denominada Pacto Mundial por la Diabetes para ampliar la atención a los diabéticos. «Creemos que nuestra colaboración de muchos investigadores en estos 57 países puede ayudar a informar sobre las mejores prácticas de detección de la diabetes en todo el mundo», añade.
Los países de ingresos bajos y medios disponen ahora de respuestas específicas basadas en pruebas a las preguntas «¿Quién? ¿Cuándo? y ¿Cuánto?» sobre la prevención y el cribado de la diabetes en relación con el IMC», escribe el doctor Siméon Pierre Choukem, decano de la facultad de Medicina y Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de Dschang (Camerún), en un comentario relacionado en ‘The Lancet’.
«Estos resultados tienen importantes implicaciones para la salud pública, ya que la carga real de la diabetes en los países de ingresos bajos y medianos está probablemente subestimada debido a las actuales directrices de cribado, y no está claro hasta qué punto», reconoce