Informe del Banco Mundial recomienda fortalecer el gasto y la formación universitaria para mejorar la salud en Chile

Pese a los esfuerzos en materia de políticas públicas en salud, el acceso a ella sigue siendo desigual, plantean desde el Banco Mundial. Recientemente la entidad dio a conocer el informe “Piezas para el desarrollo”, el cual plantea 10 notas de política pública que debería implementar el país para diluir las brechas de acceso, diagnóstico y tratamiento.

“Chile ha logrado importantes avances en materia de salud pero aún existen tanto desigualdades significativas en cómo se ejerce este derecho, como en desafíos para mejorar el desempeño del sistema de salud”, se describe en el documento, destacando principalmente las Garantías Explícitas de Salud (GES) y el sistema de protección financiera para diagnósticos y tratamientos de alto costo -conocido como Ley Ricarte Soto- como garantes del ejercicio del derecho a la salud, sin embargo hay materias urgentes que subsanar.

Desde las falencias del sistema de salud chileno, como la carga financiera en los hogares, acceso a atención y riesgos de salud para la población, el BM redactó 10 recomendaciones para fortalecer el sistema de salud nacional y, con ello, garantizar el derecho a la salud para todas las personas con una perspectiva sostenible, equitativa, resiliente e inclusiva.

“Sin salud se limitan nuestras posibilidades de proyectarnos al futuro, de estudiar, trabajar, de contribuir al desarrollo de la sociedad”, argumenta Luis Pérez, especialista sénior en salud para América Latina del BM. Además, agrega que “una sociedad sana es la base del desarrollo del país. Un sistema de salud sano, potente y percibido como justo y equitativo es necesario para lograr una sociedad sana”.

Fortalecer la universidad y reducir la fragmentación del sistema son algunas de las claves para Chile, según el informe. Precisa que “el sistema de salud no se percibe como equitativo, solidario o universal” y que los usuarios de Fonasa e Isapre no están suficientemente familiarizados con el derecho de salud; más bien se ven a sí mismos como “meros consumidores de servicios de atención médica”.

Se recomienda, entonces, avanzar hacia un esquema de Seguridad Social en salud unificado para toda la población. También se sugiere crear un fondo único que mancomunes los recursos financieros que pueden distribuirse a regiones o servicios de salud en base a necesidades.

Cambio para mejorar la salud de los chilenos

Desde el BM son claros en advertir que de no trabajar en estas recomendaciones y generar un cambio en pro del igual acceso a la salud, se perpetuarán las desigualdades en el acceso y atención, la percepción de inequidad y mayor desconfianza en el sistema, además de una mayor ineficiencia en el uso de recursos.

Un dato relevante que destacan en el informe es sobre la inversión que el país está haciendo en esta materia. El total destinado a salud en Chile aumentó de un 6,8% del PIB en 2010 a un 9,4% en 2020, pero en 2019 lo que pagan los usuarios directamente de sus bolsillos por estos servicios llegó a 32,8% del gasto total en el área. En toda la OCDE, solo en Grecia Lituania y México los pacientes pagan más por atenderse.

Para aumentar y mejorar la calidad del gasto público junto con reducir lo que pagan los hogares, se propone invertir más en el área, fortaleciendo la institucionalidad de evaluación de tecnologías e intervenciones sanitarias.

También se plantea fortalecer la cobertura de medicamentos de prescripción en un listado nacional y promover los genéricos, además de identificar las principales fuentes de ineficiencia en el sistema público y privado, y subsanarlas con acciones lideradas por el Minsal e implementadas por los servicios de salud y municipios.

Otro desafío en el corto plazo es ajustar el modelo de atención y organización con el fin de subsanar el deterioro progresivo del acceso y calidad en la atención de salud y una mala percepción de esta última.

Nuevas estrategias para promover el derecho a la salud

Se sugiere crear rutas del cuidado basadas en la atención primaria para pacientes crónicos multimórbidos, en estrecha coordinación con los niveles secundarios y terciarios de atención. También se apunta a fortalecer la participación de los propios pacientes en su cuidado y toma de decisiones, así como expandir la estrategia de salud digital a nivel nacional.

Por otro lado, también se sugiere modernizar la autoridad sanitaria como una medida prioritaria y se propone reformar la estructura institucional de cara a lograr niveles de mayor autonomía, altos estándares técnicos y herramientas para fortalecer la comunicación social.

Para enfrentar los principales factores de riesgo para la población, el BM recomienda revisar la estructura de impuestos de alimentos “altos en” -correspondientes a la ley de etiquetado-, de los alcoholes y tabaco, a fin de desincentivar su consumo, junto con adecuar la legislación antitabaco y ampliar la estrategia para el control de la obesidad, que en Chile llega a un 74% en mayores de 15 años y se prevé que para 2050 podría reducir la esperanza de vida en 3,5 años.

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