El Centro Comunitario de Salud Mental (Cosam) de Lo Prado, con ayuda de residentes de psiquiatría de la Universidad de Santiago de Chile, comenzó un monitoreo para el diagnóstico oportuno de la obesidad y factores de riesgo cardiovascular, lo que impulsó la planificación de un programa de intervención que busca avanzar en la respuesta de salud pública a esta pandemia.
El plan tiene como objetivos ampliar y consolidar el trabajo ya iniciado e intervenir en promoción de hábitos de vida saludables y prevención de obesidad y factores de riesgo cardiovascular, así como facilitar el acceso a intervenciones de salud primaria y de especialidades.
Se trata de una iniciativa pionera en Chile que pretende dar pie para avanzar en la respuesta de salud pública al problema, con un diagnóstico precoz que facilite el acceso oportuno a tratamientos multidisciplinarios e integrales de la enfermedad a nivel primario y de especialidades.
Los tratamientos, según el programa, deben incluir desde intervenciones nutricionales, psicológicas, kinesiológicas, deportivas y farmacológicas hasta el acceso a cirugías y seguimiento posquirúrgico, considerando que la obesidad es una enfermedad crónica que requiere apoyo multidisciplinario permanente.
“Desarrollamos una alianza inédita entre el Instituto de Psicofarmacología Aplicada (IPSA) y el Departamento de Salud Mental del Servicio de Salud Metropolitano Occidente, en virtud de la necesidad de aumentar el conocimiento de esta enfermedad crónica, su detección y tratamiento oportuno, para capacitar a 300 funcionarios de la red de salud pública, tanto nutricionistas, psicólogas, kinesiólogos, médicos, psiquiatras, enfermeras, terapeutas ocupacionales, y en general a los funcionarios que trabajan con estos pacientes”, explica la doctora Marcela Parada, psiquiatra del Centro Comunitario de Salud Mental de Lo Prado.
“Esperamos ampliar el alcance en la red occidente y mantener un desarrollo sostenido de la respuesta sanitaria. Ello es prioritario dado que una de las herramientas más potentes para enfrentar la obesidad, el estigma, la discriminación y los prejuicios asociados a ella es la educación. Es imprescindible que esta enfermedad sea enfocada en la formación del personal de la salud y que existan instancias de capacitación continua, de lo contrario esta pandemia continuará devastando a los chilenos”, resalta.
Obesidad, pandemia en crecimiento
Chile lidera los rankings de prevalencia mundial de obesidad y trastornos mentales. La última Encuesta Nacional de Salud 2016-2017 constata que la obesidad afecta a 1 de cada 3 chilenos, casi el 75% de la población tiene exceso de peso y sólo el 24,5% tiene un peso saludable.
Ello aumenta la mortalidad y el riesgo de tener enfermedades cardiovasculares, que son la principal causa de muerte a nivel planetario según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Pero el problema es más grave aún, porque pese a que la obesidad es una de las más importantes pandemias en crecimiento a nivel mundial, parece estar culturalmente normalizada, tal vez porque muchos desconocen los problemas que conlleva. A esto se suma que, en nuestro país, la malla académica médica de pregrado excluye una formación profunda del tema, a diferencia de lo que pasa con otras enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión, lo que implica que los profesionales de la salud no son instruidos a cabalidad en un tema tan imperante como urgente”, afirma la Dra Parada.
Si bien la obesidad tiene que ser abordada por atención primaria y servicios especializados es prioritario que, en particular, en el caso de personas con trastornos mentales graves como esquizofrenia, bipolaridad y algunos tipos de depresión, los psiquiatras favorezcan la pesquisa y control de los factores de riesgo cardiovascular como la obesidad, la hipertensión, el tabaquismo, la diabetes, la dislipidemia y el sedentarismo, entre los más importantes.
El monitoreo que en 2021 inició el Cosam de Lo Prado en conjunto con los residentes de psiquiatría de la Universidad de Santiago de Chile, pesquisó, diagnosticó y levantó información de la prevalencia en más de 600 pacientes con problemas de salud mental.