Investigadores de la Facultad de Odontología de la Universidad de Central Lancashire (UCLan) fueron los primeros en informar sobre el vínculo entre la enfermedad de las encías y la enfermedad de Alzheimer.
Ahora, dos nuevos estudios del mismo grupo de investigación de la Facultad de Odontología demuestran que se está progresando en establecer conexiones mucho más sólidas entre la enfermedad de las encías en la boca y el deterioro de la función cerebral.
Los estudios coinciden con el mes mundial del Alzheimer y el Día Mundial de esta patología conmemorado cada 21 de septiembre. Los dos nuevos trabajos, publicados en Journal of Alzheimer’s Disease y Journal of Alzheimer’s Disease Reports, respectivamente, brindan una mejor comprensión de las lesiones definitorias de la enfermedad de Alzheimer en el cerebro, técnicamente conocidas como placas de beta amiloide y ovillos neurofibrilares .
La enfermedad de Alzheimer es el tipo de demencia más común y provoca un deterioro progresivo de la memoria, las habilidades de pensamiento y la capacidad de comunicarse. La causa exacta de esta enfermedad aún no se comprende por completo, lo que significa que es una enfermedad difícil de prevenir y tratar.
Anteriormente se ha demostrado que la bacteria Porphyromonas gingivalis que destruye el tejido de las encías, y la enzima que produce, conocida como gingipains, están específicamente relacionadas con la enfermedad de Alzheimer, después de que ambas se descubrieran en el tejido cerebral de quienes padecen la enfermedad. Estos nuevos estudios van un paso más allá al explorar cómo la enfermedad de las encías y sus proteínas bacterianas pueden contribuir potencialmente a la formación de lesiones en el cerebro.
El primer estudio, publicado en el Journal of Alzheimer’s Disease, muestra que las células nerviosas del cerebro contienen un tipo de proteína llamada tau. Cuando tau se encuentra con la enzima gingipains, la tau se libera de la célula nerviosa. Una vez liberado, tau cambia físicamente, en forma de bobinas y filamentos que no se enrollan. Estos filamentos de tau luego se vuelven a unir a la célula nerviosa y se incorporan a la lesión conocida como ovillos neurofibrilares. Estos finalmente matan las células nerviosas.
Lo que esto significa es que una vez que una célula nerviosa muere y la proteína tau libre se filtra al cerebro, la proteína tau puede adherirse a las células nerviosas vecinas sanas, repitiendo el proceso y provocando un mayor daño al cerebro a medida que la enfermedad se propaga.
El segundo estudio, publicado en el Journal of Alzheimer’s Disease Reports , analiza la forma en que la enzima gingipaína, liberada por la bacteria, puede contribuir a la formación de placas de beta amiloide, otra de las lesiones, junto con los ovillos, que se forman en el cerebros de los que sufren de Alzheimer.
Estos estudios son pequeños pasos en la lucha contra el Alzheimer, pero los resultados son significativos para comprender el papel de las gingipaínas y cuán fundamentales son para la formación de lesiones. Se espera que estudios como estos ayuden a desarrollar futuros tratamientos.
Según explicó Shalini Kanagasingam, especialista en endodoncia y profesora clínica sénior de UCLan, quien dirigió el estudio (supervisado por el Dr. Sim K. Singhrao) lo que este tipo de investigación demuestra es la importancia de nuestra salud oral.
La investigadora destacó que es importante estar atento a los primeros signos de enfermedad de las encías, como sangrado al cepillarse o signos más avanzados, como el movimiento o la deriva de los dientes.
“No hay que demorarse ni saltarse sus revisiones dentales. El dentista podrá asesorarlos sobre cómo eliminar eficazmente la placa y el sarro de tus dientes, que albergan la bacteria que hemos identificado como un factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer. Estos estudios resaltan el mensaje clave que una boca sana es importante para mantener un cuerpo y una mente sanos», enfatizó.