La diabetes es una enfermedad crónica caracterizada por una elevación anormal del azúcar en la sangre (glicemia), sustancia necesaria para el funcionamiento de las células y cuya cantidad que circula en la sangre es regulada por la hormona insulina.
En etapas avanzadas, puede afectar prácticamente a todos los tejidos y órganos del cuerpo, siendo los más susceptibles el corazón (infarto), los riñones (insuficiencia renal) y los ojos (ceguera).
El?Dr. Álvaro Contreras, diabetólogo del Programa de Obesidad y Diabetes de la Clínica Universidad de los Andes, explica que el?aumento de la glicemia ocurre por dos posibles razones?que determinan los dos tipos principales de diabetes mellitus.
Tipo 1: el páncreas pierde la capacidad de producir insulina, lo que es causado por una alteración autoinmune, por lo que no es posible regular bien la cantidad de azúcar circulante. Por esto, es necesario inyectarse insulina diariamente, de por vida. Corresponde, aproximadamente, al 5% del total de casos.
Tipo 2: gatillada por la presencia de resistencia a la insulina por tiempos prolongados, en la cual el cuerpo no es capaz de utilizar la insulina de manera adecuada, por lo que no puede regular el nivel de glicemia. El 90 a 95% de personas con diabetes, tiene de este tipo, estando muy relacionado a hábitos poco saludables y obesidad.
Existe un tercer tipo, la diabetes gestacional, que se da durante el embarazo y puede tener consecuencias en el recién nacido.
Factores que pueden influir en los niveles de azúcar en la sangre
Quienes padecen diabetes mellitus deben tratar de mantener estos factores controlados de por vida:
Alimentación: es importante que las comidas sean equilibradas, es decir, que incluyan lo necesario de verduras y frutas; proteínas; grasas y carbohidratos. Estos últimos deben ser restringidos, ya que influyen directamente en la cantidad de azúcar en la sangre. Asimismo, se aconseja evitar los alimentos y bebidas con azúcar.
Ejercicio: los músculos necesitan glucosa para funcionar, por lo que la actividad física ayuda a regular los niveles de azúcar en la sangre. Mientras mayor la intensidad y el tiempo del ejercicio, más azúcar se consume. El ideal es que sea una rutina estable.
Hidratación: una correcta hidratación es capaz de disminuir los niveles de azúcar. Se recomienda consumir, al menos, un litro y medio de líquido al día, de preferencia agua.
Alcohol: las bebidas que contienen carbohidratos (cerveza, tragos con azúcar o fruta) pueden subir rápidamente el azúcar en la sangre, pero a su vez, el alcohol es capaz de suprimir la capacidad del hígado de liberar reservas de glucosa en caso de necesidad. Por esto último, el consumo de alcohol puede aumentar el riesgo de bajas de azúcar en la sangre (hipoglicemia) en ciertas circunstancias. También, puede agravar las complicaciones de la diabetes, especialmente las relacionadas al hígado.
Consumo de medicamentos: existen fármacos que pueden alterar los niveles de azúcar, por lo que siempre se debe consultar al tomar medicamentos nuevos. Lo más conocidos y usados son los corticoides. Por otra parte, el correcto consumo de los fármacos para diabetes e insulina inyectable (si es el caso), permite un mejor control de la enfermedad.
Otras patologías: al enfrentar una enfermedad aguda, como por ejemplo una infección, el cuerpo puede liberar hormonas que alteran los niveles de azúcar. A esto se suma el consumo de medicamentos para combatir esa patología y los cambios que pueda haber en la rutina, ejercicios y comidas.
Estrés psicológico-emocional: esta situación puede incrementar la liberación de hormonas que pueden alterar los niveles de glicemia en la sangre. Este factor suele ser de poca relevancia en diabetes tipo 2 y de mucho mayor impacto en diabetes tipo 1.
Período menstrual: los cambios en las hormonas pueden repercutir en los niveles de azúcar.
“La diabetes es una enfermedad sumamente compleja, tanto en su entendimiento como tratamiento, y de múltiples consecuencias para el paciente a corto y largo plazo. Por esto, es importante el seguimiento de las recomendaciones del equipo de salud y el correcto uso de los medicamentos indicados, así como también el control regular con el especialista para detectar precozmente fallas de tratamiento y complicaciones de la enfermedad”, afirma el Dr. Contreras.
Fuente: Clínica Universidad Los Andes.