El tratamiento con células T con el receptor de antígeno quimérico (CAR, por sus siglas en inglés) es un tipo de terapia que modifica el sistema inmunitario de una persona con ciertos tipos de cáncer a la sangre, lo que permite encontrar y destruir las células cancerosas.
Se trata de una técnica con presencia creciente en Estados Unidos y algunos países de Europa, que en Chile todavía no cuenta con desarrollo médico, según comentó a Cienciaysalud.cl el doctor Pablo Ramírez, jefe de Hematología y Trasplante de Médula Ósea de la Clínica Las Condes (CLC).
“En este momento el estado de avance en Chile es nulo. Hay un par de centros que están queriendo partir la tecnología, pero no se ha tratado a ningún paciente dentro del territorio nacional. La mayoría de los CAR-T aprobados en la actualidad en el mundo son todos de empresas farmacéuticas y el costo es bastante elevado, ya que sólo la preparación de un CAR-T en Estados Unidos cuesta alrededor de 500 mil dólares”, explicó.
Esta terapia está aprobada para tres patologías:
• Linfoma no Hodgkin de células B
• Leucemia linfoblástica aguda B
• Mieloma múltiple
El jefe del Banco de Sangre CLC señaló que el hecho de que la técnica se utilice hasta ahora sólo en estas tres patologías responde a la facilidad que tienen las células CAR-T de llegar al tejido tumoral.
“Son todos de alguna forma tumores líquidos, porque son de la sangre o de los ganglios linfáticos, que tienen la característica de que los linfocitos T modificados pueden tocar libremente a la célula tumoral, a diferencia del tumor sólido que impide que los linfocitos T ingresen, o bien el tumor tiene la capacidad de ocultarse del linfocito T. En estos casos, los estudios han mostrado resultados pobres”, expuso.
Más allá del alto costo y del escaso desarrollo en Latinoamérica, el Dr. Ramírez destacó que el CAR-T presenta una alta efectividad, por lo general en pacientes que no habían tenido buenos resultados con la quimioterapia.
“En general tienen pronósticos de sobrevida bastante malos, de pocos meses, y hay pacientes tratados con CAR-T con pronósticos de sobrevida de varios años. En realidad con ninguna otra técnica se había visto, incluso con pacientes sometidos a trasplante de médula”, expresó.
Desarrollo futuro
Con menos de una década de desarrollo, desde la primera aprobación en 2017, la principal traba para practicar esta terapia tiene que ver con los costos para la preparación de un CAR-T, que requiere una técnica bien avanzada de modificación genética de células y hay pocos centros en el mundo capaces de llevarla a cabo.
“En Chile no hay lugares acreditados para producir CAR-T y esa es una de las razones por las que las farmacéuticas no nos cuenten como una opción para desarrollarlos. Si quisiéramos, probablemente las opciones serían un CAR-T académico de algún centro que quiera desarrollar células propias o enviar a un centro de producción en Estados Unidos, pero eso es poco factible”, estimó el Dr. Ramírez.
El especialista enfatizó que los altos costos harían necesaria una cobertura en el sistema de salud, pero que antes de eso es imperioso mejorar el acceso a otras prestaciones como el trasplante de médula ósea.
“Se puede pensar en CAR-T y es algo importante de hacer, porque ya llevamos en el mundo seis años de experiencia y en Chile no hemos llegado a eso, pero también es importante no olvidar que hay pacientes que necesitan trasplante y no lo están consiguiendo”, alertó.
“La medicina como la conocemos está cambiando, la terapia genética tanto de modificación de células como otras más avanzadas que vienen, como la técnica de Crispr que se aprobó recién para patologías hematológicas como la anemia de células falciformes y la talasemia, es una realidad. Como país nos estamos quedando atrás en eso, y es importante que logremos embarcarnos en este tipo de tecnología y de ciencia y que la entendamos”, enfatizó.
“El CAR-T está avanzando rápido, hay otras tecnologías más avanzadas que están llegando o van a llegar, y tenemos que conocerlas”, concluyó el hematólogo.