Un equipo internacional de investigadores médicos asociados con la Asociación de Alzheimer publicó un artículo que describe la versión final de sus nuevos criterios de diagnóstico para la enfermedad.
Publicado en Nature Medicine, el artículo incluye el uso de biomarcadores plasmáticos para diagnosticar a pacientes con Alzheimer sintomático.
Durante muchos años, la decisión de diagnosticar a un paciente con esta patología durante sus primeras etapas se ha basado principalmente en los síntomas, más que en pruebas físicas. En años más recientes, los investigadores han descubierto biomarcadores basados en proteínas que pueden utilizarse para diagnosticar con mayor precisión.
En este nuevo artículo, la Asociación de Alzheimer incluyó formalmente los resultados de dichas pruebas en sus sugerencias para los médicos que toman decisiones diagnósticas para pacientes con sospecha de la enfermedad, pero no para aquellos que son asintomáticos.
Los autores señalan que las mediciones de marcadores biológicos son estándar para diagnosticar la mayoría de las otras enfermedades biológicas y sugieren que los esfuerzos de investigación de los últimos años han llevado al descubrimiento de marcadores para el Alzheimer, que son lo suficientemente fuertes para su uso en el diagnóstico.
Tres categorías
El equipo delineó tres categorías principales de biomarcadores de diagnóstico:
• Marcadores centrales de cambios neuropatológicos (específicos de la enfermedad de Alzheimer)
• Marcadores no centrales no específicos de los pacientes de Alzheimer, pero importantes para la inflamación, la activación inmune o la neurodegeneración
• Marcadores de co-patologías comunes no relacionadas con la enfermedad de Alzheimer.
Luego, el equipo dividió los marcadores principales en dos subcategorías: Núcleo 1 y Núcleo 2.
Núcleo 1: aquellos que tienden a presentarse en etapas tempranas de la progresión de la enfermedad, como ciertas proteínas en el líquido cefalorraquídeo, la acumulación de amiloide y la proteína tau fosforilada en el plasma.
Además, establecen criterios para dichos marcadores, como una proporción de 42/40 para la beta amiloide en el líquido cefalorraquídeo.
Núcleo 2: se definen como aquellos que se vuelven anormales durante las últimas etapas de la progresión y que están más estrechamente asociados con los síntomas.
Entre ellos se encuentran la PET de tau y los fragmentos de tau que se encuentran en el plasma o el líquido cefalorraquídeo.
Además, sugieren que una combinación de biomarcadores Núcleo 1 y Núcleo 2 puede utilizarse no solo para diagnosticar la enfermedad de Alzheimer, sino también para proporcionar una indicación de su gravedad.
Señalan que debido a que sus nuevas directrices están destinadas a ser utilizadas por médicos que buscan diagnosticar pacientes con síntomas existentes, no es probable que puedan usarse para prescribir terapias tempranas para retardar su progresión.