“Estamos dando un paso importante, primero al conocer nuestras estadísticas y luego poder diseñar políticas de intervención”

Cirujano digestivo formado en la Universidad de Chile  y  en endoscopia digestiva y gastroenterología en España desde 1984, el doctor Rodrigo Valenzuela tiene a su haber una importante cantidad de procedimientos que lo han llevado ha participar en varios estudios clínicos de patología digestiva, con más de 30 trabajos  publicando en varias revistas nacionales y extranjeras . En entrevista con Ciencia y Salud el especialista repasa su experiencia en endoscopia diagnóstica comentando las patologías más prevalentes que afectan a Calama.

Doctor, ¿cuál es el aporte que ha logrado realizar por medio de la endoscopia diagnóstica en Calama?

En Calama iniciamos la endoscopía digestiva en el año 1987  hemos realizado estudios y trabajos experimentales. Por ejemplo, en el año 1990 hicimos un trabajo con la detección de Helicobacter Pylori, un tema que aproximadamente seis años después se transformó en una de las “estrellas” de la gastroenterología por las implicancias que tiene en la formación de úlcera y en la génesis del cáncer gástrico. Formamos  la unidad de Endoscopia del Hospital de Calama y del hospital de Tocopilla y hemos contribuido a la formación de otros colegas en esta disciplina finalmente hemos formado  un equipo de cirujanos endoscopistas que poco a poco han complementado su formación y nos preparamos a constituir gradualmente nuestra unidad en una unidad intervencionista   con la visión de constituir un gran centro en el nuevo hospital de Calama que deberá estar en marcha el próximo año. En la actualidad empezamos a tabular datos de más de 10 años en varias patologías digestivas como Varices esofágicas ,pólipos gástricos y otras.

En su experiencia, ¿hay algunas enfermedades que estén condicionadas por la situación geográfica de Calama?

Hemos observado que en esta región y particularmente en esta localidad, por la altura, habría una mayor prevalencia de reflujo gastroesofágico el que estaría determinado por las condiciones ambientales. Esto coincide con algunos estudios extranjeros que plantean lo mismo. En un estudio reciente observamos que esos  resultados pueden ser homologables a los que hemos registrado en nuestros pacientes. Últimamente hice una evaluación de los últimos cinco años, donde registré 2186 pacientes y en esta experiencia pudimos determinar varias cosas que son muy importantes.

¿Qué conclusiones pudo obtener de este análisis?

Primero hay que señalar  que en todos estos  pacientes sintomáticos que he revisado en mi consulta. Vemos que la mayor cantidad de pacientes sintomáticos que aparecen aquí tienen patologías relacionadas con reflujo gastroesofágico y gastritis crónica,  lo que en alguna medida le da fundamento a estos estudios extranjeros, además hemos sido invitados a participar en un tratamiento innovador con un grupo de expertos extranjeros . Hemos apreciado también una incidencia no despreciables de reflujo y gastritis biliar que en otros estudios.

¿Qué indican las cifras?

El 68 por ciento de los pacientes tienen esofagitis con diferentes grados, según la clasificación internacional de Consenso de Los Ángeles. Nos llama mucho la atención que los pacientes con esofagitis tipo C, que son un porcentaje bajo (1,41%) son los que generan patologías tan graves como el Esófago de Barret, que es precursora de cáncer. Estamos pensando que en estas circunstancias, en esta región, y en la  provincia El Loa  por la altura, es muy probable que en el tiempo, quizás en 10 años más si hacemos un estudio de comparación, nos vamos a encontrar con mayor incidencia de cáncer de esófago que la reportada en otras regiones. Esa es la hipótesis que hoy en día estamos manejando y creo que es muy probable que se pueda comprobar es probable también que por efecto de la presencia de arsenicismo crónico en el agua que en esta Provincia ha sido crónico haya muchos  casos de Cáncer de esófago sub diagnosticados.

¿Qué ocurre con el resto?

Las cifras de esofagitis que encontramos son muy altas, por ejemplo, esofagitis tipo B encontramos un 18 por ciento. Podemos descartar a los pacientes que tienen esofagitis tipo A que son un 46 por ciento, porque ellos con un buen tratamiento en general pueden mejorar y revertir su grado, pero los que tienen grados B y C son muchos. No sabemos cómo puede influir por ejemplo en los autóctonos de esta zona el arsenicismo, que también puede ser una variable que influya y genere más cáncer de esófago en un tiempo más. No sabemos cómo va a intervenir el hábito laboral y el hábito tabáquico que tienen los pacientes, que también es un factor a tomar en cuenta.

¿En qué sentido pudiese afectar la realidad laboral?

Acá la mayoría de las empresas trabaja en turnos y eso provoca un trastorno digestivo derivado de la variación del ciclo circadiano de respuesta del organismo en el ámbito hormonal y alteraciones derivadas de ello en las secreciones digestivas, lo que lo ha convertido en una variable que se ha agregado a la forma en que se administra la dieta y que probablemente pueda tener incidencia en una mayor cantidad de patología que podamos ver en algunos años más por dietas con desbalances en la cantidad de Hidratos de carbono y grasas.

¿Cuál es el objetivo de realizar este análisis con esta casuística local?

Estamos dando un paso importante, primero al conocer nuestras estadísticas y luego poder diseñar políticas de intervención, que por ejemplo podrían derivar en recomendaciones a las empresas para el tipo de alimentación que debieran favorecer o eliminar en sus trabajadores. Además hay un gran porcentaje de pacientes que tienen úlcera duodenal (18%) y úlcera gástrica 5% de pacientes. Probablemente dos son los  factores que están influyendo en la aparición de esta enfermedad: el estrés laboral y el tipo de alimentación que tiene esta población laboral que trabaja en altura.

¿Cuál cree que sería la conducta a seguir para mejorar este panorama?

De la misma manera por ejemplo que se han logrado implementar políticas en el aparato respiratorio, creo que en el tiempo se van a tener que plantear políticas que sean atingentes a controlar la dieta y la forma en que la reciben estos trabajadores en altura. En suma tópicos que motivan a los expertos y que en nuestra provincia no han sido suficientemente estudiados.

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