Los problemas de salud mental disminuyeron en un 23,6% en los último cuatro meses según el cuarto informe del Termómetro de salud mental en Chile, estudio realizado por la Pontificia Universidad Católica (UC) y la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS).
La mejora en los índices de contagio y el avance de la vacunación contra el COVID- 19 podrían incidir en los resultados positivos de la salud mental de los chilenos. La cuarta ronda contó con una muestra representativa de 139 mil personas bajo medidas restrictivas de cuarenta en el contexto de la pandemia de coronavirus. Estos fueron entrevistados 1.303 ciudadanos de 21 a 68 años, entre el 5 y el 26 de agosto de 2021.
Daniela Campos, jefa de Riesgos Psicosociales de la ACHS, afirmó que “podemos ver una mejora, asociada mayormente a no estar con restricciones de movimiento severas, como se dio en la encuesta de abril, donde después de un año de pandemia, se volvía a cuarentenas estrictas. Sin embargo, que más de un 20% de los encuestados sigan presentando síntomas de problemas de salud mental sigue siendo un número alto al que hay que ponerle atención”.
En ese sentido, Campos explicó que en noviembre de 2020, para la 2° versión de la encuesta, también coincidió con una baja en restricciones sanitarias. Cuando en ese entonces más de 1 millón de personas seguía bajo cuarentena, un 26,7% dijo tener algún nivel de problema de salud mental. “Durante el levantamiento actual, poco más de cien mil personas estaba bajo cuarentena, y la diferencia con noviembre del año pasado no es muy grande. Por lo tanto, sigue quedando en evidencia que estos son problemas que tenemos que trabajar como país pensando más allá de la pandemia”, dijo.
En cuanto a los factores de estrés para las personas: La preocupación por la posibilidad de contagiarse de COVID-19 mostró una fuerte caída, de 61,7% en abril a 36,7% en agosto. De acuerdo con la información entregada por los encuestados, la delincuencia fue el mayor factor estresor, con un 63,8%. El segundo lugar lo ocupó la situación económica de las personas, con un 49,6%. La posibilidad de perder el empleo se ubicó en el tercer lugar, con un 37%.
La prevalencia de problemas de salud mental bajó en todas las regiones de Chile. La zona sur, al igual que en todas las versiones del estudio, sigue siendo la que registra la menor cifra, con un 21%. Esta vez estuvo acompañada de la zona norte, con casi un 20%, bajando casi 20 puntos comparado con abril. La Región Metropolitana fue la zona con los mayores índices, llegando a un 25,9%, casi ocho puntos menos que la versión anterior.
Uno de los elementos que se correlacionan en mayor medida con salud mental es la situación laboral de las personas. En relación con ello, hubo un salto positivo en cuanto a cómo se sienten los chilenos en el trabajo. El 74,5% indicó que muchas veces o siempre se siente entusiasmado con su actividad, y un 40,1% que muchas veces o siempre siente que cuando están trabajando se olvidan de todo. Estos factores fueron 16 y 12 puntos más altos que en julio de 2020, en el mes de mayor impacto económico negativo de la pandemia. Asimismo, el 75,2% dijo sentirse muchas veces o siempre satisfecho en su puesto de trabajo, un alza de 8 puntos en relación con julio de 2020. Sobre si su horario laboral le permitía mantener una vida personal acorde a sus deseos e intereses, un 59,9% dijo que pasaba muchas veces o casi siempre, casi 14 puntos más que en julio de 2020.
Al respecto, David Bravo, director del Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales indicó que “tal como se ha encontrado en las rondas anteriores, durante la pandemia el trabajo ha constituido un factor protector de la salud mental. Hay una asociación importante entre no tener un empleo y registrar índices mayores en problemas de salud mental, depresión, soledad, ansiedad y problemas de sueño. Se puede apreciar, entonces, la importancia de continuar con el proceso de recuperación de los empleos perdidos como un aspecto central no solo para los ingresos de los hogares sino que también para el bienestar de las personas”.
Niveles de depresión y soledad se mantienen
A pesar de la mejora en varias de las dimensiones estudiadas, hubo tres que se mantuvieron muy similares a los niveles de cuando había cuarentena en casi todo el país: los niveles de depresión moderada a severa, de soledad y el consumo de riesgo de alcohol. Además, solo un 15,1% señaló haber consultado un médico psiquiatra o psicólogo desde el inicio de la pandemia.
Los resultados de la encuesta arrojaron que el 18,8% reportó síntomas moderados o severos de depresión, un porcentaje comparable al 18,4% reportado en abril y 6 puntos más alto que noviembre de 2020 (cuando había menos restricciones sanitarias). A través de todas las mediciones hechas desde el año pasado, las mujeres han mostrado mayor prevalencia de síntomas moderados o severos de depresión.
Durante agosto llegaron a un 24,8%, 12 puntos más que los hombres. La proporción que presenta estos síntomas de depresión es menor en el grupo de los universitarios y mayor entre los menos educados. Otros datos preocupantes son que los síntomas de depresión están asociados a un mayor consumo de alcohol de alto riesgo (4 puntos adicionales de depresión en relación con el consumo de bajo riesgo) y a un mayor sedentarismo (los síntomas de depresión son 9 puntos más prevalentes entre las personas sedentarias que en quienes realizan ejercicio).
Un 21% consideró sentirse en un estado de soledad, muy similar a lo arrojado en abril de este año y noviembre de 2020 (22% y 20%, respectivamente), siendo las personas entre 45 y 54 años las que se sienten más solas (25,8%). Geográficamente, el sur del país acumula la mayor prevalencia con un 25,9%; la Región Metropolitana es la única zona que tiene un número menor a 20% (16,6%).
Otro factor importante son los problemas de sueño. Un 42,3% presentó algún grado de insomnio, con un 16,3% teniendo problemas severos o moderados, tres puntos y medio menos que en abril, pero que, sin embargo, sigue siendo un porcentaje muy relevante.