Los seres vivos disponen de dos vías fundamentales para acabar con los coágulos que impiden que la sangre fluya normalmente por el cerebro. El propio impulso del flujo sanguíneo acaba con muchos de ellos y otros son destruidos gracias a la acción de determinadas enzimas.
Un equipo de científicos estadounidenses descubrió un nuevo mecanismo de desbloqueo de los pequeños vasos sanguíneos del cerebro que no se conocía previamente, hallazgo que es publicado en la última edición de la revista ‘Nature’.
Muchas veces estos procesos naturales de ‘limpieza’ no siempre funcionan y son especialmente ineficaces con algunos tipos de trombos, como los de colesterol, que es un compuesto difícil de disolver. Los científicos observaron con técnicas de microscopía de alta resolución los cerebros de varios ratones a los que habían inyectado coágulos marcados con una sustancia fluorescente para poder seguir su recorrido.
Este método de seguimiento les permitió contemplar el nuevo mecanismo: las células que conforman las paredes de los vasos sanguíneos proyectan unas membranas que envuelven las obstrucciones. De esta manera, el material de desecho es encapsulado, neutralizado y expulsado hacia el tejido circundante, donde es degradado. Al mismo tiempo, se forma una nueva pared.
El proceso duraba más y tendía a ser menos eficaz en los roedores más viejos. La eliminación incompleta de los coágulos en estos animales ancianos reducía el aporte de oxígeno hacia las células nerviosas más cercanas a los vasos sanguíneos obstruidos y dañaba las conexiones entre esas neuronas.
«La reducida eficiencia de este mecanismo protector en los cerebros envejecidos y su efecto en la función de las células nerviosas podría contribuir significativamente al deterioro cognitivo relacionado con la edad», señala Suzana Petanceska, del Instituto Nacional de Envejecimiento (NIA) de Estados Unidos, organismo que financió el estudio. «Esto también podría formar parte del mecanismo por el que los factores de riesgo vasculares, como la hipertensión arterial y la diabetes, incrementan el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer», añade.
Por eso, el nuevo descubrimiento puede ayudar a diseñar estrategias que ‘copien’ o se asemejen al procedimiento natural de eliminación de trombos y sirvan para prevenir o tratar los accidentes cerebrovasculares y las demencias.