La consulta del Dr. Jaime Zacharias, oftalmólogo, no es como la de cualquier especialista. Al entrar, los pacientes se encuentran con una serie de trofeos, la mayoría similares al Oscar. Y aunque el mismo doctor reconoce que los pacientes piensan que los trofeos son por jugar a la pelota, todos ellos tienen en común la particularidad de ser galardones que el doctor ha recibido producto de un arduo trabajo de investigación científica. Este oftalmólogo ha desarrollado a lo largo de los años, mezclando el conocimiento médico junto con disciplinas como la física, un intenso trabajo científico que le ha valido reconocimientos en Congresos de prestigio internacional.
En su consulta y en su laboratorio, el Dr. Zacharias conversó con Ciencia y Salud sobre cómo su afición por construir y entender cómo funcionan las cosas lo han convertido en una mezcla de médico e inventor.
¿Cómo parte esta vocación de “inventor”?
Probablemente desde el punto de vista de las afinidades. Desde niño y antes de estudiar medicina, tuve una marcada orientación hacia las cosas manuales, a la física, a la electricidad. Cuando estaba en el colegio armaba amplificadores y se los vendía a los compañeros más grandes para tocar guitarra eléctrica y ese tipo de cosas, entonces siempre estuve muy vinculado al área de la electricidad y la electrónica. Mientras estudié medicina pasó un poco lo mismo, me acuerdo que fui ayudante de alumno en una cátedra de farmacología en la Universidad de Chile y ahí el jefe que tenía trabajaba con unos potenciales bioeléctricos de corazón de rana, sacaba unas fotos, pero era un cuento súper engorroso. En ese tiempo recién había aparecido el computador Atari, entonces me metí, conseguí los circuitos y le armé a mi profesor, Sergio Guerrero era su nombre, una interfase análoga digital para que con el Atari pudiera capturar sus potenciales bioeléctricos.
¿Por qué decidió inclinarse por la oftalmología?
Fui entrando en cosas que de alguna manera me permitieron combinar esta afición con la medicina. A la hora de elegir, estaba bastante perdido hasta que hice la especialidad de oftalmología y fue como un golpe en la cabeza, en el sentido de decir que esto es lo que me gusta, fue amor a primera vista con la oftalmología y creo que no me equivoqué. Justamente se han dado un montón de interrelaciones entre este aspecto y la investigación, física, óptica, electrónica y lo que es la práctica clínica.
¿Cuáles identificaría como sus principales áreas de interés?
No es una cosa que esté marcada en un punto tan específico. Dentro de la práctica de la oftalmología, de repente vas descubriendo que tienes alguna aptitud o conocimiento de otro dominio que puedes importar para resolver alguna problemática o inquietud de la práctica clínica. Hay cosas que he resuelto electrónicamente, como por ejemplo entre los años 1993 y 2000 instalé en Chile un laboratorio de electrofisiología ocular, ese aparato lo armé yo y significó armar una tarjeta análoga-digital que iba metida dentro de un PC, esa tarjeta además tenía todos los estándares de aislación ISO 501, que es una norma para no electrocutar al paciente, cosas que hoy en día son muy comunes, pero que en aquellos años eran bien pioneras. Fue como un puente, porque se instaló la necesidad del examen y eso fue electrónica, pero después ha habido cosas de ultrasonido, cosas asociadas a estudios hiperbáricos o cosas de fluídica. Diría que es más una inquietud y una curiosidad de investigar.
Cómo ha ido evolución esta afición con las nuevas tecnologías, por ejemplo en el acceso a la información
Actualmente te diría que la gran herramienta es la Internet. Disponer de esta gran base de datos universal te da acceso a cosas que eran impensables hace algunos años, que probablemente ni el más pintado de los ingenieros, sin una gran búsqueda o quizás un viaje al extranjero, podría resolver. Hoy tú te metes, hay páginas más fáciles, te vas adentrando en el tema y terminas resolviendo un tema puntual aunque no tenías el background para hacerlo. Esto se ha reflejado en que de alguna forma hemos llegado a certámenes internacionales de convocatoria mundial y le hemos “robado” premios a gente que llegan con una espalda súper ancha, con muchos millones de dólares de apoyo en equipos y aquí hemos hecho las cosas bastante artesanalmente.
¿Cómo esta inquietud personal se va canalizando hacia un tema que tiene relevancia y reconocimiento internacional?
Mucho tiene que ver con esta cosa de tener la inquietud de hacer cosas con las manos. En el fondo, probablemente muchos de estos trabajos de investigación si se hubieran hecho en Estados Unidos, habrían costado muchos miles de dólares en equipos, recursos y con varias personas haciendo distintas cosas. Al final acá, esta ha sido una empresa con un solo operario (ríe)…con un caballo de fuerza, partiendo por resolver un temita, luego resolver otro, ir integrando, hasta llegar a una solución que haya sido presentable y que resolvió una inquietud o una duda.
¿Qué experiencia se le viene a la memoria?
Nosotros usamos dentro del ojo un terminal ultrasónico para disolver las cataratas y ese terminal vibra a frecuencia ultrasónica, nunca nadie había visto esto moverse en cámara lenta. Eso fue el año 2000, empecé a trabajar en unos circuitos estroboscópicos y no era fácil. Al principio pensé que era llegar, poner el estroboscopio y que la cosa iba a salir en cámara lenta. No funcionaba así porque resulta que estos circuitos ultrasónicos se van corrigiendo en el camino de acuerdo a la carga que tienen, entonces no oscilan a una frecuencia única, por lo tanto el estroboscopio iba para adelante, para atrás y la foto salía para cualquier lado. Hubo que fabricar una cajita con toda una electrónica adentro que se sincronizaba a cada ciclo para poder hacerlo. En el fondo, lo que partió como una idea simple que no funcionó, después de un proceso de elaboración terminó en una cuestión que sí resultó…por eso otra gente no lo había resuelto antes, porque no era fácil.
Usted tiene varios premios, ¿cómo empezó a difundir su investigación en congresos internacionales?
La Sociedad Americana de Cataratas y Cirugía Refractiva (ASCRS), reúne a la subespecialidad y realiza todos los años un congreso en distintas ciudades de Estados Unidos, empecé a asistir y enviar mis contribuciones. Se da la paradoja de que la primera contribución que mandé la envié porque la presenté al Congreso Chileno y me la rechazaron, pero como las postulaciones se hacían casi al mismo tiempo y yo tenía la idea de que era un tema relevante en ese momento, lo mandé a Estados Unidos y no sólo lo aceptaron, sino que fue premiado como el mejor trabajo de la sesión. Ahí me picó el bichito y pensé que quizás estaba apuntando al mercado equivocado
De todos sus premios, ¿cuál o cuáles considera como los más importantes?
Son dos, de la Sociedad Americana de Cataratas y Cirugía Refractiva (ASCRS) y de la Sociedad Europea, que son dos sociedades de convocatoria mundial. En el estudio de la acción íntima del ultrasonido en el tejido de la catarata, habían dos escuelas que estaban en controversia y probablemente la industria estaba detrás de ese desencuentro, había un interés de marketing en validar la máquina de uno en desmedro de la del otro y viceversa, entonces me metí a tratar de aclarar esto de la cavitación. El año 2006 el trabajo que presenté (Jackhammer or Cavitation: The Final Answer) se ganó no el primer lugar en la categoría, sino que fue elegido como el mejor trabajo de todo el certamen. El mismo trabajo lo presenté en la European Society of Cataract and Refractive Surgeons y resultó Overall Winner, o sea Ganador General.
Imagino que no es fácil competir frente a otras realidades con mayores recursos
Empiezas a ver tus recursos y llega un minuto en que ya no tienes mucho más que aportar en un tema, pero ahí la Internet fue salvadora. Como me metí a tratar de aclarar el tema de la cavitación, empecé a ver quiénes estaban trabajando en esto y encontré a un físico alemán que se llama Claus -Dieter Ohl y que trabaja en Singapur, con una cátedra en la Universidad Tecnológica de Nanyang. Le mandé un mail comentándole que estaba interesado en esto porque él tiene un laboratorio para investigar que es mil veces mejor que los recursos que tenía acá. Me respondió que la primera semana de octubre de 2009 tenía cambio de semestre, que podía ir entonces o cuando quisiera y que él me podía acompañar para hacer algunos experimentos. Conseguí unos pasajes baratos, 40 horas de viaje y estuve cinco días allá alojando en la Universidad. Construimos una base de información que presentamos en abril de este año y ganó dos premios: al mejor video en la categoría cataratas y además como se presentó como paper, se ganó el premio al mejor paper de la sesión. Además está seleccionado para presentarse en Chicago en octubre en la Academia Americana de Oftalmología.
¿Ha patentado alguno de sus trabajos?
Han salido algunas patentes por ahí, de las cuales hay tres o cuatro que están otorgadas, dos de ellas han sido acogidas por compañías internacionales y al menos una está en un equipo actualmente. He presentado hartas patentes, pero que tú tengas patentes no significa que te hayas hecho rico, lo único que significa es que has gastado mucha plata y tiempo en hacer algo. En realidad las patentes tienen sentido cuando trascienden y tiene un retorno comercial, no ha sido tanto, además cuando se es un inventor independiente, es una pelea súper asimétrica porque las grandes compañías tienen las espaldas para poder impulsar esto para adelante asumiendo un riesgo financiero enorme.
¿Cómo se mantiene este ímpetu y las ganas de innovar sin desmotivarse?
Uno va pasando por ciclos, te vas dando cuenta que es difícil, te desanimas, pero lo importante es ir sondeando y cambiando. Probablemente el que a ti se te ocurra la solución de un problema y que puedas llamarte inventor no es mucho, al final lo que importa en el emprendimiento es que logres llevar esa idea a un producto de mercado y que además sea rentable. Hay una distancia infinita, porque ideas buenas sobran, pero para mi es una aventura entretenida y lo he pasado bien. Al final lo que mas interesa es correr la carrera y no quién gana, estás entretenido y me ha servido para tener interlocutores de un nivel que no se da normalmente en Chile, estamos hablando de ingenieros de grandes compañías y hay un feedback que es enriquecedor, son personas que están pensando en lo que se va a necesitar en tres o cuatro años más, entonces uno agarra cositas y se puede trabajar.