Pese a ser algo común y muy frecuente, el acné es una enfermedad y como tal debe ser tratada. En entrevista con Ciencia y Salud la doctora Carla Muñoz, dermatóloga de Clínica Santa María explica cuáles son los conceptos más importantes que hay que tener en cuenta sobre el acné y por qué es importante tratarlo de forma correcta en las distintas etapas de la vida de una persona.
¿En qué consiste básicamente el acné?
El acné en el fondo es una enfermedad muy común y frecuente, pero no por eso normal y es importante tener esto claro porque hay que tratarla. El acné se caracteriza por lo que nosotros denominamos comedones, que son los puntos negros o puntos blancos, y las papulopústulas que son las espinillas blancas o rojas. La combinación de estos dos elementos conforman el acné, que además tiene distintos tipos.
¿Cuáles son estos tipos?
Está el acné comedoniano en el cual predominan los comedones y pueden haber espinillas, pero hay mayor cantidad de puntos negros o blancos, este es habitualmente el acné inicial que vemos en los niños más pequeños de 11 o 12 años, aunque puede darse también en edades mayores. Por otro lado está el acné inflamatorio donde predominan las papulopústulas, pero siempre hay presencia de algunos comedones. Dentro del acné inflamatorio hay distintos tipos: leve, moderado, severo y muy severo o nódulo-quístico. En base a esta clasificación uno orienta tanto los tratamientos como el enfrentamiento.
¿Cuál es la edad de aparición habitual del acné?
Habitualmente se produce cuando empieza el desarrollo puberal, en niñas alrededor de los 10 o 11 años y en niños aproximadamente a los 11 o 12 uno empieza a ver los primeros signos. Esto parte con seborrea o grasitud en la piel, en el pelo y la aparición de puntos negros o comedones habitualmente en las zonas más grasosas que son la frente, la nariz y el mentón.
¿Cuáles son las causas que generan acné?
El acné por definición es multifactorial, es decir son múltiples elementos los que lo causan. Habitualmente es la combinación de un tema de desarrollo en el cual aumenta el trabajo de la glándula sebácea y también hay un tema hormonal, genético y muchas veces vamos a ver familias que generación tras generación tienen acné, además de factores exógenos o externos dentro de los cuales por ejemplo está el tema de la alimentación.
Existen muchos mitos sobre el tema de la alimentación y el acné, ¿cuál es la realidad al respecto?
La alimentación es casi un capítulo aparte. Lo que se ha visto es que ha habido un desarrollo en el tiempo de diferentes corrientes respecto al rol que tiene la alimentación en el acné, hubo una época en que se decía que tenía mucho ver, luego hubo un tiempo donde se dijo que no tenía ninguna relación. Ahora estamos en una etapa intermedia donde en la práctica clínica uno ve que efectivamente ciertos alimentos tienen efectos y aumentan las lesiones de acné en ciertos pacientes.
¿Cuáles son las recomendaciones entonces en este sentido?
Habitualmente lo que se sugiere es eliminar las cosas que mayoritariamente desarrollan más acné como las grasas derivadas de los lácteos: leche entera, yogurt entero, queso, mantequilla, etc. Estas cosas se sugiere evitar y otras como el chocolate o el maní se va viendo paciente a paciente, una de las cosas importantes es que ellos vean qué cosas les gatillan el acné para evitarlas.
Usted señalaba que el acné es muy frecuente, pero no por eso normal. ¿Cuáles son los conceptos que hay que tener claros al respecto?
El acné es una enfermedad y como es muy frecuente a veces no se le mira como tal. No es una enfermedad grave, nadie se muere por acné, pero debe tratarse por dos razones. Primero por el aspecto psicosocial que tiene, porque se ha visto y hay estudios que demuestran que los niños que tienen acné severo presentan alteraciones en su desarrollo, son niños más retraídos, más inseguros y les cuesta relacionarse, por lo tanto tiene una serie de repercusiones para el adolescente. No hay ningún adolescente al que realmente le dé lo mismo tener la cara llena de espinillas. La otra razón por la que se trata es por las secuelas que puede tener el acné porque en su grado severo puede dejar cicatrices que son de muy difícil tratamiento, por ende el objetivo final del tratamiento es eliminarlo ahora para que no se generen lesiones profundas que puedan llevar a cicatrices que van a ser literalmente una marca para toda la vida.
¿Cuáles son las claves para el diagnóstico?
El diagnóstico es eminentemente clínico y no se requieren exámenes adicionales para poder diagnosticar acné, se hace al observar al paciente y ver la presentación de lesiones. Habitualmente debiese terminar entre los 20 y 23 años de edad, pero hay otros tipos de acné como por ejemplo el tardío que también se puede ver mujeres adultas por sobre los 30 años y que puede tener lesiones inflamatorias importantes, pero no es lo mismo que el acné del adolescente.
¿Cuáles son los pilares del manejo actual en el tratamiento del acné?
Lo más importante para hacer un tratamiento adecuado es lograr un diagnóstico adecuado, porque es muy diferente tratar un acné comedoniano que un acné inflamatorio severo, son enfrentamientos distintos para una misma enfermedad. Generalmente uno parte con tratamientos tópicos, es decir productos a aplicarse, como un jabón o una loción de limpieza para luego usar un tipo de retinoide o alguno de sus derivados en el caso de los comedones y algún tipo de hidratación que permita disminuir el sebo. En etapas un poco más avanzadas se pueden agregar algunos antibióticos o antibacterianos tópicos que existen en el mercado, o bien combinaciones de ellos.
¿Qué diferencia por ejemplo el manejo del acné en estas etapas avanzadas?
Cuando se trata de algo más severo se utilizan terapias orales, en un primer escalón antibióticos derivados de la tetraciclina, asociados siempre a otras medidas generales. Para los acnés moderados a severos, o bien para los nódulo-quísticos existe otro elemento que es la isotretinoína oral que es un medicamento altamente efectivo, pero que tiene varios efectos adversos: no se le puede indicar a mujeres que estén con planificación o riesgo de embarazo y requiere de controles periódicos con pruebas hepáticas y perfiles lipídicos.
En el caso de los adolescentes, ¿qué rol juegan los padres y los jóvenes en el tratamiento?
Acá hay dos tipos de padres o enfrentamientos. Uno es el padre que es muy preocupado y que son los que habitualmente tuvieron acné en la adolescencia, éstos son los que consultan precozmente y adhieren a los tratamientos, pero el problema es que como están tan motivados ellos desmotivan a los niños. Lo que siempre hago hincapié es que este es un tratamiento del adolescente y es él quien debe llevar las riendas, porque una de las principales causas de que falle el tratamiento es porque los niños lo dejan. Está el otro extremo donde los padres están muy relajados y creen que esto es normal, mientras los niños están súper preocupados y la vez que vienen a la consulta hacen caso y cumplen. Acá lo importante es que la familia se dé cuenta de que esto es un problema con una solución y que dándole un buen enfrentamiento puede tener efectos muy positivos, pero el niño o adolescente debe darse cuenta que el rol principal está en él.