Chile ocupa actualmente un lamentable record. Nuestro país es cuarto a nivel mundial en el abuso de alcohol por parte de adolescentes y las estadísticas señalan que este grupo cada vez consume en forma más precoz y mayores volúmenes. Sin lugar a dudas este es un problema importante de la sociedad y en entrevista con Ciencia y Salud la doctora Emilia Monsalve, psiquiatra infantojuvenil, analiza sus causas y las graves consecuencias que el alcohol provoca en los adolescentes.
¿Doctora, qué tan preocupante es la realidad del consumo de alcohol en adolescentes chilenos?
Los últimos estudios han demostrado que los adolescentes chilenos están consumiendo y abusando del alcohol en cifras muy altas, de hecho hay un trabajo que muestra que somos cuartos a nivel mundial en el consumo de alcohol en la adolescencia por detrás de Inglaterra, Dinamarca y Finlandia.
En este sentido, ¿qué parámetros definen la adolescencia?
Entre los 11 y los 18 se considera la adolescencia. Nosotros como especialistas tratamos a los adolescentes hasta los 18 años 11 meses, pero sabemos que la adolescencia tardía en nuestra sociedad llega hasta los 23 o 24 años, porque en realidad esta etapa tiene que ver con la independencia económica. En la sociedad occidental la adolescencia cada vez se ha ido extendiendo más en el tiempo.
¿Qué aspectos principales definen esta relación entre el adolescente y el alcohol actualmente?
El que los adolescentes estén tomando en forma tan masiva alcohol es una problemática compleja y grave. Hay estudios de la Comisión Nacional para el Control de Estupefacinentes (Conace) que muestran cuánto están tomando y desde qué edad, pero hay pocos estudios sobre el impacto aunque sabemos todo el daño que produce el alcohol. Hay dos factores muy importantes: cada vez los adolescentes chilenos están consumiendo a edades más tempranas, por ejemplo la edad promedio de inicio del consumo está entre los 13 y 14 años. Además, están tomando más en cantidad que los adultos. En términos de género las cifras son bastante parejas, es levemente superior en hombres, pero no hay desigualdad de géneros.
¿A qué riesgos se enfrentan los adolescentes que consumen alcohol?
Empieza una escalada de abuso porque los jóvenes empiezan a consumir alcohol y esto va muy de la mano con el uso de otras sustancias como el tabaco o las drogas. Lo lamentable de todo esto es que como especialistas sabemos que el alcohol es un neurotóxico, daña las neuronas y la infancia o la adolescencia son etapas claves en el neurodesarrollo. Es una edad muy vulnerable, no solo desde el punto de vista emocional sino también desde el aspecto neurobiológico.
¿Qué efectos va teniendo el alcohol en este sentido?
Cualquier agente externo va a alterar los procesos normales, cualquier sustancia neurotóxica va a perturbar este desarrollo. Dentro de los órganos de nuestro cuerpo, el que más tarde termina de madurar es el cerebro, por ejemplo la neurocorteza concluye este proceso cerca de los 24 años, por lo tanto si uno piensa que mientras más inmaduro es el individuo, mayor es el daño.
¿Y qué manifestaciones concretas va experimentando el adolescente?
En términos prácticos, cuando los adolescentes empiezan a consumir alcohol se produce un impacto en sus vidas en todo ámbito como por ejemplo una alteración del rendimiento escolar, problemas de conducta, problemas de agresión con sus pares o profesores. Además el abuso de alcohol se asocia con suicidio, con embarazo adolescente, con mayor riesgo de accidentes y por ende de muerte.
En su experiencia, ¿dónde se inicia este consumo: parte fuera del entorno familiar o es dentro de la familia?
Creo que probablemente parte fuera de la casa y lo más lamentable es que los padres no se dan cuenta. Lo que uno visualiza es que los papás muchas veces no logran percibir lo que está pasando y esto tiene que ver con otros factores, como por ejemplo el que los niños están mucho tiempo solos y empiezan a probar sustancias. Además el alcohol al comienzo tiene efectos que hacen que sea visto por los adolescentes como un puente que les sirve para socializar o relacionarse porque los desinhibe. Los adolescentes nunca consumen solos, lo hacen en un contexto social como un parque, en las fiestas, en la calle. Se sienten más “choros” y “bacanes”.
¿Cómo cree que este tema es asumido por la sociedad?
Este es un tema sobre el que se hace vista gorda. Es muy grave que seamos cuartos a nivel mundial en este aspecto y no tenemos todavía la conciencia del impacto que va a tener esto, porque es una verdadera escalada. Cada vez se consume más cantidad, en forma más precoz y esto es progresivo en el tiempo. El alcohol llega a todos los órganos, entonces no solo se impacta el cerebro sino todo el resto del cuerpo.
Y estos adolescentes pueden ser adultos con problemas…
Otro dato relevante es que no es lo mismo empezar a tomar antes de los 20 años que después. Está demostrado que el riesgo de dependencia es cuatro veces mayor si se empieza a beber antes de los 20 años, entonces es muy probable que estos adolescentes se conviertan en adictos.
En su experiencia, en qué momento llegan a la consulta los adolescentes que tienen este problema
Normalmente no vienen por esto, uno visualiza la problemática del alcohol como especialista en otro contexto. Los niños vienen porque tienen problemas de rendimiento, déficit atencional u otras cosas. Los papás no se preocupan o no se dan cuenta de que consumen alcohol. En la sociedad actual no es tema que los adolescentes consuman alcohol. En general no es motivo de preocupación para los adultos porque no lo dimensionan, además hay toda una suerte de cultura alcohólica en este sentido, por ejemplo los adolescentes se preocupan de tomar vodka porque les deja menos olor.
A su juicio, ¿cuál es la aproximación que deben tener los especialistas sobre este tema?
Creo que la tarea de uno va más por el lado de despertar la conciencia en los adolescentes. Por ejemplo hay un mito de que no hay que beber con fármacos, entonces a los papás les preocupa qué pasa con la combinación, pero la gravedad no está en eso sino en el uso del alcohol por sí mismo. Nos focalizamos en los adolescentes porque cada vez tienen más autonomía, pasan más tiempo solos y en realidad hay que enseñarles a administrar la libertad y sus decisiones.
Usted señalaba que no es tema que lo adolescentes consuman alcohol. ¿Cómo cree que se puede revertir este desalentador panorama?
Es muy raro encontrar niños que no tomen y eso se da en todas las realidades, no hay diferencias de clase, es un problema transversal. La diferencia está en lo que toman. La respuesta tiene que surgir desde la sociedad porque aquí hay valores involucrados. Hay que replantearse cómo estamos funcionando, esta es una sociedad bien adolescente donde nos frustramos rápido, es inmediatista y el alcohol entrega esto. Si tengo un problema tomo y me olvido, pero esto puede ser visto por el adolescente como una solución a su problema. Además la publicidad nos juega en contra, especialmente si uno ve los arquetipos relacionados al alcohol que promueve el consumo como algo “bacán”.
¿Cuál sería el mensaje para los padres que lean esta entrevista y para la sociedad en general?
Deberíamos tener padres más activos, fomentar el deporte y la vida sana. Los padres tienen que tener más cercanía con sus hijos, no deben conformarse solo con que les vaya bien en el colegio. Como país tenemos que tener más educación y tener más instancias de convivencia real.