La Organización Mundial de la Salud presentó la Estrategia Mundial para Acelerar la Eliminación del Cáncer del Cuello Uterino, iniciativa que se basa en tres pilares fundamentales: la vacunación, la detección y el tratamiento. La aplicación con éxito de los tres podría llevar a una reducción de más del 40% de los nuevos casos de la enfermedad y evitar 5 millones de muertes relacionadas con ella para el año 2050.
El lanzamiento de esta estrategia fue considerado como un hito histórico, ya que por primera vez 194 países se comprometen a eliminar un cáncer, como resultado de la adopción de una resolución en la Asamblea Mundial de la Salud de este año.
Las distintas naciones participantes se comprometieron a avanzar para el año 2030 en una serie de metas que apuntan a impulsar a todos los países en el camino hacia la eliminación de esta patología:
- Contar con el 90% de las niñas totalmente vacunadas antes de cumplir los 15 años con la vacuna contra el virus del papiloma humano.
- Tener un 70% de las mujeres examinadas antes de los 35 años y nuevamente antes de los 45 años mediante una prueba de alta precisión.
- Lograr que un 90% de las mujeres diagnosticadas con cáncer del cuello uterino reciban tratamiento (90% de las mujeres con lesiones precancerosas y 90% de las mujeres con cáncer invasivo).
En la estrategia también se destaca que la inversión en las intervenciones para alcanzar esas metas puede generar considerables beneficios económicos y sociales. Se estima que por cada dólar que se invierta en la estrategia hasta 2050 y más allá, volverán a la economía 3,20 dólares gracias al aumento de la participación de la mujer en la fuerza de trabajo. La cifra se eleva a 26 dólares si se consideran los beneficios que reporta la mejora de la salud de las mujeres a las familias, las comunidades y las sociedades.
“La eliminación de un cáncer habría parecido un sueño imposible hace un tiempo, pero ahora disponemos de herramientas costoeficaces y basadas en datos científicos que pueden hacer realidad ese sueño”, dijo el Director General de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus.
“No obstante, solo podremos eliminar el cáncer del cuello uterino como problema de salud pública si aunamos el poder de las herramientas que tenemos con la determinación implacable de ampliar su uso a nivel mundial”, agregó.
Una enfermedad que se puede prevenir
El cáncer del cuello uterino es una enfermedad que se puede prevenir. También se puede curar, si se detecta a tiempo y se trata adecuadamente. A pesar de ello, es el cuarto cáncer más común entre las mujeres de todo el mundo. Si no se adoptan medidas adicionales, se prevé que la cifra anual de nuevos casos de cáncer del cuello uterino aumente de 570.000 a 700.000 entre 2018 y 2030, y que la cifra anual de muertes aumente de 311.000 a 400.000. La incidencia de este cáncer es casi el doble en los países de ingresos bajos y medianos, y sus tasas de mortalidad son tres veces superiores a las de los países de ingresos altos.
“La elevada carga de mortalidad asociada al cáncer del cuello uterino es consecuencia de decenios de falta de atención por parte de la comunidad de salud mundial. No obstante, eso es algo que puede cambiar”, señaló la Subdirectora General de la OMS, la doctora Princess Nothemba (Nono) Simelela.
“Algunos avances esenciales en este sentido son la disponibilidad de vacunas profilácticas; los enfoques de bajo costo para la detección y el tratamiento de los precursores del cáncer del cuello uterino; y métodos novedosos de formación quirúrgica. El compromiso compartido por los países de todo el mundo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), sin dejar a nadie atrás, está abriendo un nuevo camino para acabar con el cáncer del cuello uterino”, afirmó
Sin embargo, el lanzamiento de la estrategia tiene lugar en un momento de gran dificultad.
La pandemia de COVID-19 ha creado obstáculos para la prevención de las muertes por cáncer, entre los que cabe mencionar la interrupción de los servicios de vacunación, detección y tratamiento; el cierre de fronteras, que ha reducido la disponibilidad de suministros e impedido la circulación de ingenieros biomédicos cualificados para ocuparse de las tareas de mantenimiento del equipo; nuevos impedimentos para que las mujeres de zonas rurales viajen a los centros de envío de pacientes para recibir tratamiento; y el cierre de escuelas, que interrumpe los programas de vacunación en esos establecimientos.
A pesar de ello, la OMS insta a todos los países a que, en la medida de lo posible, velen por que la vacunación, la detección y el tratamiento puedan continuar en condiciones de seguridad, con todas las precauciones necesarias.
“La lucha contra el cáncer del cuello uterino es también una lucha por los derechos de la mujer: el sufrimiento innecesario causado por esta enfermedad evitable refleja las injusticias que afectan de manera singular a la salud de la mujer en todo el mundo”, indicó la doctora Simelela.
“Juntos podemos hacer historia al asegurar un futuro sin cáncer del cuello uterino”, enfatizó.
El lanzamiento fue acompañado de un día de movilización a escala mundial, en el que los ministerios de Salud, las entidades asociadas y las activistas contra el cáncer participan en actividades dirigidas a mejorar el acceso de las niñas y las mujeres a la prevención y el tratamiento del cáncer.
Fue así como monumentos de todo el mundo se están iluminando con el color verde turquesa asociado al cáncer del cuello uterino, desde las Cataratas del Niágara en América del Norte hasta el Marco de Dubai, al igual que los contornos de ciudades de toda Australia.
El cáncer de cuello uterino en las Américas
En la región de las Américas, más de 72.000 mujeres son diagnosticadas con cáncer cervicouterino y 34.000 pierden la vida por esta enfermedad cada año. El cáncer cervicouterino es una de las principales causas de muerte por cáncer en las mujeres de 23 países de la región. Además, las desigualdades en el acceso a la atención de la salud afectan el estado de salud de las mujeres con cáncer. En América Latina y el Caribe, las tasas de mortalidad por cáncer cervicouterino son tres veces superiores a las de América del Norte.
La vacuna contra el VPH, que puede prevenir el cáncer cervicouterino y se recomienda para las niñas de 9 a 14 años, está disponible en los programas de salud pública de 43 países y territorios de la región. Sin embargo, en la mayoría de los países, la cobertura con las dos dosis recomendadas no llega al 90% de la población destinataria. Además, se estima que 32 millones de mujeres (mayores de 30 años) de la región necesitan hacerse la prueba del VPH.
En septiembre de 2018, los ministros de Salud de la región acordaron un plan que, con el apoyo de la OPS, tiene como objetivo reducir en un tercio los nuevos casos y las muertes por cáncer cervicouterino para 2030 y está alineado con la estrategia mundial que se ha puesto en marcha ahora.
«Las Américas es reconocida mundialmente por ser pionera en la eliminación de enfermedades como la viruela, la poliomielitis y el tétanos neonatal, y también puede eliminar el cáncer de cuello uterino», afirmó la Directora de la OPS, la doctora Carissa F. Etienne, agregando que la OPS apoya plenamente esta estrategia de eliminación del cáncer cervicouterino y se compromete a trabajar con sus miembros y los asociados para alcanzar estos nuevos objetivos.