La anosmia -la pérdida de olfato- y la ageusia -pérdida del gusto- son algunos de los síntomas más característicos del Covid-19. En un principio no estaban en la lista, sin embargo, diversos estudios coinciden en que son síntomas secundarios comunes en casi la mitad de los pacientes diagnosticados.
Al ser el Covid-19 una enfermedad reciente, aún no existe un consenso científico respecto a por qué el SARS-CoV-2 provoca la pérdida del olfato y el sabor, sin embargo, existe una hipótesis que está emergiendo respecto al primero: el coronavirus, al necesitar de un alto número de enzimas para entrar, crea una inflamación que provoca que las neuronas sensoriales olfativas se apaguen.
Académicos de la Escuela de Medicina de la Pontifica Universidad Católica de Chile, realizaron un estudio de metaanálisis respecto a la anosmia y el Covid-19. Tras la exhaustiva revisión, los autores del artículo concluyeron que “en el contexto de la pandemia por COVID-19 han aumentado considerablemente las consultas por alteraciones en el olfato, muchas veces sin otros síntomas acompañantes al momento de la atención clínica”.
En cuanto a la pérdida del gusto, aún no hay ideas clara de por qué ni cómo se produce. “El gusto está alterado en muchos pacientes Covid-19 (70%), y sabemos que es realmente ese síntoma, porque se informa que los sabores dulce, salado, amargo y ácido están alterados”, explicó a DW Masha Niv, profesora asociada de la Universidad Hebrea de Jerusalén, en Israel.
Recientemente, se presentó en la 73ª reunión anual de la Academia Estadounidense de Neurología un estudio preliminar que manifiesta que los pacientes infectados por Covid-19 pueden perder por hasta cinco meses el olfato.
En el estudio participaron 813 personas del ámbito sanitario que habían dado positivo al Covid-19 de las cuales 580 habían perdido el olfato mientras habían padecido la enfermedad. Cada persona rellenó un cuestionario online e hizo una prueba casera para calificar del 0 al 10 su sentido del olfato y del gusto.
Los resultados evidenciaron que de las 580 personas que perdieron el olfato, un 51% de estas (297) no lo habían recuperado y un 17% (134) tuvieron una pérdida persistente cuando se autoevaluaron. De media, la calificación de su olfato bajó del 9 de 10 antes de la enfermedad a 7 de 10 después de haber superado el coronavirus.
En cuanto al gusto, un total de 527 personas lo habían perdido cuando habían sufrido la enfermedad. De ellas, un 38% (200) aseguraba no haberlo recuperado. Asimismo, un 9% (73 personas) manifestaban haber perdido de manera persistente el gusto. En promedio, la evaluación del gusto descendió del 9 de 10 antes de padecer el virus a 8 de 10 después de superar la enfermedad.
El autor del estudio Johannes Frasnelli, de la Universidad de Quebec explica que los resultados son una muestra de “la importancia de hacer un seguimiento de las personas que han sido infectadas y la necesidad de realizar más investigaciones para descubrir el alcance de los problemas neurológicos asociados con Covid-19″.
Consecuencia de perder uno o ambos sentidos
Los expertos advierten que el olfato es un sentido muy importante y que la pérdida de este puede ser “extremadamente traumática para las personas”, asegura Rachel Herz, psicóloga y neurocientífica de la Universidad de Brown (Estados Unidos), a DW.
El sentido del olor es el único que evita el tálamo -el centro de transmisión sensorial del cerebro- y va directamente a la corteza olfativa primaria. Aquí se procesan y almacenan los recuerdos. “Esa vía neurobiológica es la razón por la que el olor evoca recuerdos y causa reacciones tan fuertes”, afirma Julie Walsh-Messinger, psicóloga clínica de la Universidad de Dayton, en EE. UU.
“Nuestro sentido del olfato es realmente lo que impulsa el comportamiento social “, añadió Walsh-Messinger, quien lleva años estudiando la pérdida de olfato a nivel académico. Una investigación publicada en julio de 2020 reportó que las personas que habían recuperado su sentido del olfato tras sufrir de Covid-19, experimentaron una mejora en su bienestar mental y en su nivel de interacción social.
Para quienes perdieron el olfato, los expertos recomiendan que las personas se expongan a aromas fuertes -como limón, canela o menta- y los huelan individualmente durante unos 10 segundos cada uno, varias veces al día y durante unos meses. De esta forma entrenarán y estimularán al cerebro para reconocer nuevamente distintos olores.