La mucosa intestinal tiene una gran superficie para maximizar la absorción de los nutrientes de la dieta. Sin embargo, esto también la hace vulnerable al ataque de microbios intestinales agresivos. Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Uppsala, en Suecia, demuestra ahora que la capa superficial de la mucosa, conocida como epitelio, puede contraerse rápidamente cuando reconoce un ataque bacteriano, según publican en la revista ‘PNAS’.
Cada año, cientos de millones de personas en todo el mundo sufren infecciones intestinales bacterianas de uno u otro tipo, que a menudo son difíciles de tratar. Los antibióticos pueden acabar con la flora normal del intestino, y este entorno ofrece muchos recovecos donde las bacterias pueden acechar. Además, la creciente aparición de resistencias hace que muchos tipos de antibióticos dejen de tener efecto sobre las bacterias.
El investigador Mikael Sellin y su grupo de investigación del Laboratorio de Ciencia para la Vida (SciLifeLab) y el Departamento de Bioquímica Médica y Microbiología de la Universidad de Uppsala han estudiado la interacción entre la mucosa intestinal y los microorganismos. Su esperanza es que, al comprender cómo la mucosa distingue entre amigos y enemigos y modifica su comportamiento en consecuencia, puedan allanar el camino para mejorar el tratamiento de las enfermedades bacterianas agresivas en el futuro.
Las bacterias intestinales agresivas, como la ‘Salmonella’, tienen la capacidad de invadir las células epiteliales de la mucosa y luego propagarse por el organismo.
En el nuevo estudio, los investigadores descubrieron que un complejo proteico («el inflamasoma») situado en el interior de las células epiteliales reconoce enseguida la invasión. El inflamasoma envía señales de alarma a otras células epiteliales circundantes, haciendo que se contraigan.
Esto aumenta el empaquetamiento de las células epiteliales a nivel local en las zonas infectadas, lo que resultó necesario para evitar que el epitelio se desgarrara debido a los daños causados posteriormente por la infección.
El estudio fue posible gracias a una nueva tecnología de cultivo de tejido intestinal, tanto de ratones como de humanos, fuera del cuerpo. Gracias a la microscopía avanzada, los científicos pudieron seguir en tiempo real cómo las bacterias agresivas invaden la mucosa intestinal y cómo ésta responde al ataque.