¿Qué son los virus y cómo impactan en nuestra vida?

El SARS-CoV-2 lleva más de un año dando vueltas por el mundo costándole la vida a más de 2.900.000 de personas. Hasta la fecha, se han registrado 137,209,066 de contagios por Covid-19. Este escenario que ha desestabilizado al mundo desde una perspectiva económica y social, a parte del sanitario, hiciera parecer que los virus, en general son malos, pero ¿será tan así?

La Dra. María Teresa Tejedor Junco, profesora Titular de Microbiología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, explicó en The Conversation que pese a la “mala fama” que han adquirido los virus por provocar enfermedades, “no debemos analizar la naturaleza de este desde un punto de vista antropocéntrico”.

“En muchas ocasiones no tenemos los conocimientos suficientes para valorar el papel que desempeñan determinados elementos (vivos o inanimados) en un ecosistema”, inicia su columna la experta respecto a la asociación inmediata que se hace entre microorganismos y enfermedades como el Covid-19.

El lado bueno de los virus

Tal como lo describe la biología, un virus es un agente infeccioso microscópico acelular que solo puede replicarse dentro de las células de otros organismos, como los virus de la influenza o el Covid-19 que al ingresar a nuestro organismo se multiplica provocando una infección. Estos están constituidos por genes que contienen ácidos nucleicos que forman moléculas largas de ADN o ARN, rodeadas de proteínas.

Sin embargo, la función del virus no se limita solo a provocar enfermedades. Por ejemplo, detalla la científica, se ha utilizado este microorganismo para el tratamiento de distintos cánceres como el de retinoblastoma (cáncer ocular que afecta principalmente a niños), para el cual se ha utilizado Un adenovirus modificado genéticamente que ataca y elimina las células cancerígenas sin afectar las sanas.

También se está trabajando el adenovirus como terapia génica para tratar una rara enfermedad hereditaria que causa ceguera. Los pacientes tienen una mutación en las dos copias de un gen, lo que les impide sintetizar un enzima esencial para el normal desarrollo del ojo. “Mediante un adenovirus modificado, se añade una copia normal del gen directamente en la retina. Con una única inyección, recuperan la visión”, describe.

Hay ensayos para usar virus modificados en el tratamiento de tumores como melanomas, glioblastomas y para tratar el cáncer de cuello de útero. “Incluso se está investigando el uso de bacteriófagos (virus que atacan a bacterias) para el tratamiento de la fibrosis quística y la colitis ulcerosa”, asegura la experta.

En el plano intestinal, se está investigando la función de un virus entérico en la microbioma intestinal y las diferencias que existe en la composición de fagos en el intestino de personas sanas y de personas con colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn, dos trastornos intestinales graves.

Por otro lado, algunos virus son utilizados como alternativas a los antibióticos para tratar infecciones graves, como lo es la fagoterapia. Estos casos ocurren cuando las bacterias son resistentes a los antibióticos. “En 1919, D’Herelle ya utilizó fagos para tratar infecciones. Actualmente, es un tipo de tratamiento muy controlado, y sólo se utiliza en infecciones muy graves y cuando no hay otras opciones”, comenta la Dra. Tejedor.

Por otro lado, los virus contribuyen a la seguridad alimentaria, puesto que varias empresas trabajan en el desarrollo de «cócteles de fagos» para administrar a animales de granja. “Al ser efectivos frente a las bacterias patógenas más comunes en cada especie, mejoran la salud de los animales. Las industrias alimentarias están especialmente interesadas en usar fagos frente a las principales bacterias patógenas transmitidas por alimentos. Incluso se podrían usar para desinfectar las instalaciones de producción”, explica la académica de la Universidad de Las Palmas.

Sin ir más lejos, existen los insecticidas microbianos (algunos de ellos contienen virus), como respuesta a las desventajas que tienen los insecticidas químicos para el medio ambiente y el ser humano.

“Los Baculovirus tienen la gran ventaja de ser altamente específicos para especies concretas de insectos”, afirma la Dra. Tejedor y apunta a que estas no afectan a otras especies, puesto que “forman una cápsula de proteína que los protege del medio ambiente. Infectan a las células del intestino medio del organismo parásito, y pasan directamente a la hemolinfa, causando la muerte del insecto causante de la plaga”.

Además de ser utilizados en bioinsecticidas, los Baculovirus se utilizan también para fabricar vacunas. La especialista explica que “se introduce el gen de interés en el virus, y luego se infecta al insecto, convirtiéndolo en una pequeña «biofactoría» que produce las proteínas de interés”. Para sorpresa, algunas de las vacunas más prometedoras frente al SARS-CoV-2 utilizan adenovirus, como también para el Ébola y el Zika. Para enfermedades como la peste aviar y a la enfermedad de Newcastle, se ha creado una vacuna polivalente utilizando un virus recombinante.

Se estima que en los océanos hay entre 10²? y 10³? virus. Son componentes clave de los ecosistemas marinos y pueden infectar a animales, algas y plantas marinas o a otros microorganismos. La gran mayoría de estos virus son bacteriófagos. Según detalla la experta “algunos autores han calculado que los virus liberan 145 gigatoneladas de carbono al año en los océanos tropicales y subtropicales. Por lo tanto, son una parte fundamental del ciclo del carbono en los ecosistemas. Además, son responsables de la transferencia horizontal de genes en los océanos”.

Los virus son grandes generadores de diversidad genética. “Suelen tener una alta tasa de mutación, tienden a mezclarse entre ellos y pueden integrarse (y desinsertarse) del genoma de su hospedador”, detalla la experta.

Respecto a los beneficios que aportan los virus al ecosistema y el ser humano, la Dra. Tejedor apunta que “quizás lo más sorprendente de los virus sea su papel en el desarrollo de la vida humana. En el genoma humano hay un 8% de ADN vírico. Son restos de retrovirus que se han insertado en nuestro ADN a lo largo de la historia de la humanidad. Hasta hace poco se le consideraba «ADN basura». Sin embargo, varios estudios han demostrado su importancia”.

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