Cansancio emocional, despersonalización y baja realización personal son los tres principales síntomas que ha descrito mayormente el personal de salud. Y es que luego de más de un año atendiendo en sus boxes a diario las consecuencias del coronavirus, el agotamiento ya dejó de ser solo físico. Durante marzo y abril, algunos recintos de salud -y en pleno proceso de reapertura de nuevas camas críticas- registraron desde un 15% hasta un 28% de ausentismo en los equipos, principalmente por licencias asociadas a problemas de salud mental, lo que llevó a que clínicas y hospitales se volcaran a contratar personal ante el rebrote. Sin embargo, muchos de estos concursos no llenaron los cargos y algunos llamados se declararon “desiertos”.
Con esa realidad a la vista, en el marco del presupuesto otorgado por la iniciativa presidencial “SaludableMente”, la Subsecretaría de Redes Asistenciales ya destinó $ 1.188 millones para la realización de un proyecto “inmediato” que aborde el cuidado de la salud mental del personal de la red pública, sin distinción de su situación contractual o administrativa.
La jefa de división de la atención primaria del Minsal, Adriana Tapia, comenta que este soporte será principalmente a través de atenciones de telemedicina. “Vamos a utilizar el Hospital Digital si de manera urgente, en caso de una situación aguda, con síntomas de angustia u otros, van a poder llamar, conectarse con un profesional y aplacar este problema. A través de una llamada telefónica pueden hacer una consulta y tener un acompañamiento inmediato”, detalla.
“Se ofrecerá una atención específica de consulta en crisis o primera ayuda psicológica (PAP), siendo atenciones únicas, sin límite de veces en las que puedan utilizarlo y en horarios de 8.00 a 0 horas. Este programa está disponible para la atención de funcionarios y, además, cuenta con protocolos de activación con la red asistencial de salud en caso de detectar situaciones de riesgo suicida”, señala el plan.
En caso de que el profesional de salud requiera de tratamiento se agendarán sesiones en el Programa de Acompañamiento de Salud Mental por Telemedicina (Pasmet) de Hospital Digital, a través de videollamadas, el que contempla hasta cuatro sesiones, programadas por el mismo paciente.
También se coordinará la respuesta con las mutuales de seguridad, quienes estarán obligadas a contar con una oferta de servicios específicos de salud mental para el personal médico. “Han jugado un rol de vital importancia en la respuesta a la crisis sanitaria, enfrentando un amplio número de riesgos psicosociales, laborales, asociados a la modificación en la forma, intensidad y frecuencia del ejercicio de funciones y tareas para enfrentar la pandemia”, señala el documento donde se describe la estrategia.
Burnout, o el síndrome del profesional quemado
La psicóloga de la Unidad de Salud Emocional de Clínica Indisa, Patricia González, ha debido atender durante la pandemia a sus propios colegas. Y lo que ve, señala, es principalmente lo que describe como el “síndrome del profesional quemado”, o Burnout, como se ha popularizado en el último tiempo. “Son síntomas principalmente de depresión, trastornos del sueño, emocionales, ansiedad, y lo más preocupante es que hay mucho profesional con trastorno de depresión con ideación suicida, cuyos síntomas no son visibles”, asegura.
En contexto de pandemia, González derriba el mito que ha posicionado al personal sanitario como “superhumanos”. “La narrativa del ‘héroe’ no es tal y es nociva, nefasta. Tenemos profesionales que si bien están habituados a lidiar con la enfermedad y con la muerte, que se muera un paciente al día es una cosa, pero que se mueran cientos es algo muy distinto. Son humanos atendiendo a otros humanos y este trabajo no es sin involucrarse: cuando un doctor o enfermera ve a un paciente mayor, en esa cama ve a su padre, abuelo, madre, porque el ser humano intrínsecamente es empático”, analiza la psicóloga.
Para la especialista, uno de los temas que más percibe son los vínculos emocionales que va generando el personal de salud con los pacientes, a raíz de las largas recuperaciones en las Unidades de Pacientes Críticos. “Un tema es que el paciente Covid-19 en general fallece en soledad, y por otro lado, muchos pacientes están por meses hospitalizados, en rehabilitación, donde el mayor vínculo es el profesional de salud, pasa a ser parte de la red de afecto más directa y más cotidiana del paciente, y también para el personal. Son emociones muy intensas, sobre todo con pacientes de larga estadía. Este va a ser un tema a largo plazo, que va a requerir ‘cirugía mayor’ más que atenciones online. En cada centro hospitalario debería haber un equipo hospitalario de bienestar, de calidad de vida”, concluye.