expertos en la controversia sobre las vacunas en Chile

Problematizando a los expertos: ¿cómo entender a la población en la controversia sobre las vacunas?

Cuando se estudian las controversias socio-científicas, se tiende a analizar a la población en general y así entender sus motivaciones dentro de la controversia. Sin embargo, a veces se deja de lado la vereda donde están los expertos, quienes también son sujetos sociales dentro de la discusión.

Respecto a la controversia sobre el uso de vacunas en Chile, los investigadores Verónica Rocamora, Claudio Broitman y René Jara de la Universidad de Santiago de Chile, publicaron el artículo “Cómo los expertos entienden al público en las controversias sobre vacunación en Chile”, publicado en la revista Arbor en 2019. Aquí explican que el modelo verticalista prima aún en cómo los expertos entienden a la población.

“La investigación muestra que, si bien existe unanimidad sobre la relevancia de las vacunas como medida preventiva, hay diversidad entre las posiciones de los expertos frente a quienes son críticos con la vacunación. Esto se refleja en distintos modelos de comunicación pública de la ciencia y la tecnología, con una clara vigencia del modelo del déficit cognitivo y su perspectiva alfabetizadora”, indican los expertos.

Según comentó a Ciencia y Salud la Dra. Verónica Rocamora, autora principal de artículo, “los modelos que analizamos tienen que ver con una perspectiva teórica para entender la Comunicación Pública de la Ciencia. Es un modelo que muchas veces entiende que el rechazo de la población hacia las vacunas (en este caso) es porque la gente tiene desconocimientos o creencias”.

La investigación, que toma como hito la discusión parlamentaria que rechazaba al Timerosal y la vacunación a niñas contra el virus del papiloma humano, vislumbró que existe una diferencia entre cómo analizan el debate de las vacunas. Por ejemplo, el grupo centrado en investigadores y especialistas con cargos, tienden a centrarse en la medicina basada en evidencia respecto al funcionamiento y utilidad de las vacunas (bienestar ciudadano, tasas de vacunación, efecto rebaño). Sin embargo, el segundo grupo, integrado por médicos que tienen contacto directo con pacientes, tienden a argumentar los beneficios de las vacunas en niños, riesgos de las enfermedades y la responsabilidad parental.

Analizando a los expertos en la controversia sobre vacunas

Tal como se indica en el artículo, entre los expertos aún prima el modelo de déficit cognitivo, el cual se caracteriza por el rol educativo que tienen los expertos frente al lego. Es decir, que los expertos deben alfabetizar al resto de las personas sobre las cuestiones científicas, puesto que estas no tienen las herramientas necesarias (o el interés) para comprender por sí mismas cómo funciona la ciencia.

La doctora en Comunicación Social de la Universidad Complutense de Madrid sostiene que esta mirada, si bien presenta variaciones entre los expertos, es la predominante. “No todos lo ven igual. Dentro de esa comunidad médica-científica hay voces distintas, perspectivas médicas que trabajan desde otros lugares, pero tiende a predominar (el modelo de déficit cognitivo) todavía. Suelen entender que el rechazo tiene que ver con ignorancia o con sesgos o culpan a las fake news. Creo que es importante entender que hay otros aspectos de ese rechazo para tener en cuenta”, sostiene.

“Es importante que los problematicemos cómo ellos observan a la ciudadanía”, sostiene la académica de la Usach, además de agregar que “ellos (los expertos) también tienen que entender que los problemas que se producen no solo tienen que ver con ignorancia, o que no todas las personas que rechazan la vacunación no son antivacunas. Hay distintas problemáticas asociadas a este rechazo y creo que entender esa complejidad puede ayudar a que la comunidad médico-científica también de mejores respuesta”.

¿Por qué las personas rechazan las vacunas?

Este estudio se desprende de la tesis doctoral de la Dra. Rocamora, donde se problematiza la complejidad de opiniones que los padres que están contra las vacunas de: el papiloma humano, la influenza pandémica H1N1 y la disputa por la ley del timerosal y su asociación con el autismo.

“Hay rechazos a la vacunación que pueden venir dados porque las gente no los entiende bien su proceso de elaboración y comprobación de efectividad. También puede venir dada porque la gente está rechazando un estilo, un tipo de medicina que era muy verticalista”, apunta la investigadora.

Las dimensiones de por qué las personas rechazan las vacunas son variadas. Bajo el concepto de “paciente empoderado”, las personas no solo se limitan a escuchar a su médico, sino que investigan con sus propias herramientas sobre su salud. En el artículo, los expertos apelan a que las personas no tienen la capacidad de discernir entre el mar de información que abunda en internet. Ante esto, la Dra. Rocamora indica que el rechazo o dudas sobre las vacunas no se debe entender solo como un problema de ignorancia.

Los expertos deben “abandonar la mirada de deslegitimar las dudas de la ciudadanía. Creo que hay que escuchar a la población, hay que entender sus dudas y es muy importante jugar no solo desde el convencimiento, sino de entender la racionalidad que puede haber para trabajar con ella”, explica.

Por ejemplo, detalla la experta, “uno de los aspectos más importantes que yo vi en el discurso de los padres que rechazan la vacunación, tenía que ver con su forma de entender cómo funciona el sistema inmune. Las personas al alimentarse bien y vivir en lugares descontaminados fortalecen su sistema inmune y, por ende, no necesitamos vacunas”. Ante este argumento, sostiene que una manera de abarcar el rechazo de la vacuna es “que la comunidad médico-científica trabaje con los padres explicando un buen sistema inmune no va a responder necesariamente bien a ciertos agentes patógenos”.

Por último, para trabajar el rechazo a las vacunas, es importante construir confianza con la comunidad. “El tema de la confianza es muy importante. El problema no es que la gente le crea a una fake news, el problema es que no le está creyendo a su médico, no le está creyendo a la OMS, no le está creyendo a instituciones que han sido relevantes. Hay que reconstruir con la ciudadanía esos lazos de confianza con la salud pública, la que apunta a un bien colectivo que me va a beneficiar a mí como ciudadano”, concluye.

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