Expertos realizan un llamado a la supervisión mundial de las terapias con células madre no probadas

La promoción y comercialización de terapias con células madre no probadas es un problema mundial que necesita una solución global, dicen los expertos en una perspectiva publicada en la revista ‘Stem Cell Reports’. Los autores del artículo piden a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que establezca un comité consultivo sobre medicina regenerativa para abordar esta cuestión y ofrecer orientación a los países de todo el mundo.

«El campo de la medicina regenerativa, que implica la manipulación de células y tejidos para obtener propiedades terapéuticas, ha sido aclamado como el campo de investigación más prometedor de la medicina moderna», afirma el autor principal, Mohamed Abou-el-Enein, director ejecutivo del Programa de Terapia Celular conjunto de la Universidad del Sur de California y el Hospital Infantil de Los Ángeles, en Estados Unidos.

«Sin embargo, a partir de principios de la década de 2000, empezaron a surgir en todo el mundo clínicas de células madre no reguladas que ofrecían tratamientos no probados y mal caracterizados –prosigue–, con información insuficiente sobre su seguridad y eficacia, aprovechando el revuelo mediático en torno a las células madre y la esperanza y desesperación de los pacientes».

«El avance de la medicina regenerativa es fundamental para hacer frente a la carga de enfermedades crónicas, que la OMS considera una prioridad internacional de primer orden –afirma el primer autor, Zubin Master, profesor asociado de ética biomédica en la Clínica Mayo–. Y aunque hemos tenido avances significativos en el campo de la medicina regenerativa, es necesario hacer más para garantizar la entrega segura y oportuna de intervenciones basadas en la evidencia a los pacientes, muchos de los cuales han agotado todas las opciones disponibles».

Los tres autores del comentario son becarios Lawrence Goldstein de Política Científica de la Sociedad Internacional de Investigación con Células Madre (ISSCR) y miembros de oficio del Comité de Política Pública de la ISSCR.

Decidieron escribirlo después de darse cuenta de que la mayoría de los esfuerzos en este ámbito se han centrado en las prácticas de comercialización de los proveedores y las clínicas, con mucho menos enfoque en el endurecimiento de las regulaciones y la aplicación de la ley para hacer frente a la cuestión desde un punto de vista global.

El comentario destaca varias propuestas, entre ellas la armonización de las definiciones normativas en torno a las células madre y la medicina regenerativa y la importancia de equilibrar las pruebas científicas que demuestran la seguridad y la eficacia de los productos con células madre y regenerativos con las necesidades del paciente.

«Muchos pacientes con enfermedades crónicas que desean una opción de medicina regenerativa han agotado los tratamientos de la medicina convencional y no tienen otra opción adecuada –afirma Master–. Deberíamos aspirar a desarrollar vías para ofrecer a los pacientes intervenciones regenerativas experimentales basadas en la evidencia como posibles opciones cuando haya supervisión, especialmente en circunstancias en las que no quede ninguna alternativa adecuada».

Los autores escriben que la OMS, que ya ha creado un comité consultivo de expertos para elaborar normas mundiales de gobernanza y supervisión de la edición del genoma humano, podría poner en marcha un comité similar para abordar la difusión de tratamientos con células madre no probados.

Dicen que el comité podría promover una mayor armonización entre las normas reguladoras, convencer a los países miembros para que den prioridad a este tema en sus agendas de salud pública, y desarrollar herramientas educativas y de divulgación que podrían ayudar a aumentar la conciencia entre los médicos y los pacientes sobre el peligro de esta práctica.

«Creo que la propagación mundial de terapias con células madre no probadas refleja lagunas críticas en el sistema internacional de respuesta a las crisis sanitarias, que podrían poner en peligro la vida de miles de pacientes –afirma Abou-el-Enein–. Se necesitan medidas urgentes para mejorar la capacidad reguladora mundial para detectar y responder rápidamente a esta eminente crisis».

Los autores también proponen el establecimiento de un mecanismo de vigilancia activa para recoger y analizar información sobre las clínicas dudosas que realizan estos procedimientos y compartirla con el público para aumentar la concienciación, así como tomar las medidas legales oportunas. Señalan la importancia de los programas educativos para pacientes y médicos sobre el potencial realista de las células madre y las vías de regulación existentes para desarrollar estas prometedoras terapias.

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