El uso de mascarillas ha sido una de las medidas imprescindibles para evitar el contagio por Covid-19 a nivel mundial. Sin embargo, estas tienen un impacto negativo en el medio ambiente el que asciende a 84 millones de kilogramos de residuos, pensando solo en el desecho generado en los hospitales de Estados Unidos.
Según un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), el uso de mascarilla significa un elevado costo financiero, pero también un costo medioambiental que pone en jaque las medidas de descontaminación y acción climática que se demanda a nivel mundial. Sin embargo, pensar en la reutilización de las mascarillas podría disminuir los costos económicos y reducir los desechos ambientales en al menos un 75%.
“Tal vez como era de esperar, los enfoques que incorporan aspectos reutilizables tienen no solo el mayor ahorro de costos, sino también una reducción significativa en los desechos”, dice Giovanni Traverso, profesor asistente de ingeniería mecánica del MIT, gastroenterólogo en el Brigham and Women’s Hospital, y el autor principal del estudio.
Reducir y reutilizar
Durante la primera etapa de la pandemia, las mascarillas N95 escaseaban y en muchos recintos debieron optar por utilizar una misma mascarilla durante todo el día y no seguir el protocolo de cambiarla en cada atención por paciente. Esta situación motivó a que, en distintos hospitales, como el MGH y el Brigham and Women’s Hospital en Boston, comenzaran a utilizar procesos de descontaminación y esterilización de mascarillas, lo que permitió extender la vida útil de este recurso de protección.
En la misma línea, desde el año pasado, Traverso y sus colegas comenzaron a desarrollar una máscara N95 reutilizable que está hecha de caucho de silicona y contiene un filtro N95 que puede desecharse o esterilizarse después de su uso. Las mascarillas están diseñadas para que puedan esterilizarse con calor o lejía y reutilizarse muchas veces, disminuyendo de esta forma su impacto medioambiental, aunque aún no son comercializadas.
“Nuestra visión era que, si tuviéramos un sistema reutilizable, podríamos reducir el costo”, indica Traverso. “La mayoría de las mascarillas desechables también tienen un impacto medioambiental significativo y tardan mucho en degradarse. Durante una pandemia, es una prioridad proteger a las personas del virus, y ciertamente eso sigue siendo una prioridad, pero a más largo plazo, tenemos que ponernos al día y hacer lo correcto, y considerar seriamente y minimizar el posible impacto negativo en el medio ambiente”.
Desecho ambiental y costo económico
A lo largo de la pandemia, se han estado utilizando diferentes estrategias para reutilizar las mascarillas, según la disponibilidad de mascarillas N95 y el acceso a sistemas de descontaminación. El equipo del MIT decidió modelar los impactos de varios escenarios diferentes, que abarcaron patrones de uso antes y durante la pandemia, que incluyen: una N95 por encuentro con el paciente; una mascarilla N95 por día; reutilización de máscaras N95 mediante descontaminación ultravioleta; reutilización de mascarillas N95 mediante esterilización con peróxido de hidrógeno; y una mascarilla quirúrgica por día. A esto se agregó la modelación del costo potencial y los desechos generados por la mascarilla de silicona reutilizable que están desarrollando, que podría usarse con filtros N95 desechables o reutilizables.
Según su análisis, si cada trabajador de la salud en los Estados Unidos usara una nueva N95 para cada paciente que encontraran durante los primeros seis meses de la pandemia, la cantidad total de mascarillas necesarias sería de aproximadamente 7,4 mil millones, a un costo de $ 6,4. mil millones. Esto daría lugar a 84 millones de kilogramos de residuos (el equivalente a 252 aviones Boeing 747).
Respecto a las estrategias reutilizables, encontraron que cualquiera de ellas conduciría a una reducción significativa en el costo y en los desechos generados. Si cada trabajador de la salud pudiera reutilizar mascarillas N95 que fueron descontaminadas con peróxido de hidrógeno o luz ultravioleta, los costos bajarían de $ 1.4 mil millones a $ 1.7 mil millones en seis meses, y resultaría de 13 a 18 millones de kilogramos de desechos.
Esos números podrían potencialmente reducirse aún más con una mascarilla de silicona N95 reutilizable, especialmente si los filtros también fueran reutilizables. Los investigadores estimaron que, en seis meses, este tipo de máscara podría reducir los costos a $ 831 millones y el desperdicio a 1,6 millones de kilogramos.
“Las máscaras están aquí para quedarse en el futuro previsible, por lo que es fundamental que incorporemos la sostenibilidad en su uso, así como el uso de otros equipos de protección personal desechables que contribuyen a los desechos médicos”, dice Jacqueline Chu, doctora del Hospital General de Massachusetts, y autora principal del estudio.
Los datos para elaborar este estudio se concentraron en los primeros 6 meses de la pandemia en Estado Unidos y solo abarcaron el uso y desecho de mascarillas del personal de salud. Por tanto, el investigador principal sostiene que “nuestro enfoque aquí estaba en los trabajadores de la salud, por lo que es probable que haya una representación insuficiente del costo total y la carga ambiental”.