Piden aumentar la participación de las mujeres en los ensayos clínicos cardiovasculares

Un informe publicado en el ‘European Heart Journal’, revista de la Sociedad Europea de Cardiología hace referencia a las barreras que impiden reclutar mujeres en los ensayos clínicos y las posibles soluciones. Reclama al respecto que las mujeres deben estar igualmente representadas en la investigación de las enfermedades cardíacas para garantizar que las recomendaciones de tratamiento se ajusten a sus necesidades sanitarias específicas.

Los autores afirman que, “aunque se han producido avances significativos en la reducción de la morbilidad y la mortalidad relacionadas con las enfermedades cardiovasculares (ECV) en ambos sexos, las actuales terapias dirigidas por las directrices se basan en datos que incluyen predominantemente a pacientes masculinos”. “En consecuencia -añaden-, en el manejo de las ECV, las pacientes mujeres podrían ser tratadas actualmente de igual manera, pero no son tratadas en base a la equidad“.

Práctica habitual

Según apunta la autora, Jeske van Diemen, del Centro Médico Universitario de Ámsterdam (Países Bajos), “durante muchos años, la práctica habitual era que los estudios sobre enfermedades cardíacas incluyeran principalmente a hombres blancos. Se asumía que los resultados eran también relevantes para las mujeres y otras razas, pero están surgiendo pruebas de que no es así”. Ejemplo de ello es que las pacientes cardíacas tienen un mayor riesgo de sufrir reacciones adversas a los medicamentos que los pacientes masculinos, y estas reacciones suelen ser más graves. “Asimismo, se ha sugerido que las mujeres con insuficiencia cardíaca pueden necesitar dosis más bajas de medicamentos que sus homólogos masculinos”, añade la experta.

En este sentido, señala que en su propio grupo de investigación no se dieron cuenta de lo difícil que era reclutar mujeres. “Por lo tanto, decidimos examinar los datos actuales sobre las razones para aceptar o rechazar la participación, con el objetivo de encontrar soluciones para aumentar el equilibrio de género en los ensayos cardiovasculares”, explica.

Resultados

Los autores realizaron una extensa búsqueda bibliográfica de artículos que abordaran los motivadores, los facilitadores y las barreras para la inscripción y la participación continuada. Solo encontraron seis estudios que incluían un total de 846 hombres y 1.122 mujeres.

En cuanto a los motivadores, tanto en el caso de los hombres como en el de las mujeres, incluían la posibilidad de acceder a una atención mejor y más continua, y valores altruistas como el deseo de promover la ciencia. Ninguno de los estudios informó sobre los facilitadores para mejorar las tasas de inscripción en las mujeres.

Sin embargo, los autores señalan que una posición socioeconómica elevada se asociaba a una mayor disposición a participar entre las mujeres. Creen que esto puede marginar a las mujeres con una posición socioeconómica más baja, que son las que más se benefician de una mejor representación.

En cuanto a las barreras, tanto los hombres como las mujeres informaron de las limitaciones de tiempo, la aprensión hacia la participación en un ensayo clínico con un diseño experimental o una terapia, y la posibilidad de un resultado desfavorable o el riesgo de daño.

Las mujeres se negaron con más frecuencia que los hombres a participar en el ensayo porque percibían un mayor riesgo de daño. Además, las mujeres informaron con más frecuencia que los hombres de problemas de transporte como razón para rechazar la participación en el ensayo.

En cuanto a las recomendaciones, los autores piden que se investiguen más las razones por las que las mujeres aceptan o rechazan participar en estudios cardiovasculares, de modo que puedan desarrollarse intervenciones adecuadas para aumentar la asistencia. Las revistas científicas deberían publicar números centrados en los datos sobre sexo y género en las enfermedades cardiovasculares para estimular la investigación en este ámbito.

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