Nuevo enfoque: Probióticos add on para enfrentar la disbiosis que genera el uso de antibióticos

La comunidad microbiana intestinal se encuentra compuesta por bacterias que conviven de manera simbiótica, bien sea en relación de comensalismo o de mutualismo. Además, en este ecosistema también se encuentran bacterias y otros microorganismos con potencial patógeno.

Cuando existe una microbiota normal o saludable, toda esta población microbiana se encuentra en un correcto equilibro, de forma que todos conviven en consonancia y realizan correctamente sus funciones.

No obstante, este complejo equilibrio puede romperse, algo que es relativamente sencillo con el estilo de vida, la alimentación actual y el uso de ciertos fármacos, especialmente los antibióticos, lo que da lugar a una microbiota alterada, que recibe el nombre de disbiosis.

Explicada de forma sencilla y general, la disbiosis intestinal, es una alteración en la estructura de la comunidad microbiana intestinal, que resulta anormal frente a lo que se considera una microbiota sana y diversa.

No solo antibióticos

Según explica el Dr. Francisco Guarner, uno de los referentes a nivel mundial en el tema de probióticos e investigación sobre microbiota, los medicamentos antibacterianos afectan la composición y funciones de la microbiota intestinal humana, pero también hay evidencias que demuestran el impacto de otros fármacos.

El profesional afirma que una revisión reciente confirma que los inhibidores de la bomba de protones incrementan la diversidad de especies en muestras fecales y modifican la composición bacteriana, sobre todo por aumento de especies de origen oral como los estreptococos y las fusobacterias.

“El impacto clínico de estos cambios en la microbiota no es evidente, aunque se admite que pueden favorecer complicaciones como la diarrea por Clostridium difficile en el caso de pacientes hospitalizados que reciben antibióticos a la vez que inhibidores de la bomba de protones”, comenta.

La metformina también induce cambios en la microbiota intestinal que parecen explicar su mecanismo de acción: se corrigen los efectos disbióticos de la diabetes de tipo 2 al incrementar la diversidad bacteriana y la proporción de especies productoras de ácidos grasos de cadena corta, especialmente butirato.

“También se incrementa la abundancia de enterobacterias, que se han relacionado con la incidencia de diarrea como uno de los principales efectos secundarios de la metformina”, apunta.

Hay datos experimentales que sugieren que los edulcorantes artificiales tienen efectos negativos sobre la microbiota intestinal, que se reproducirían en humanos si se consumieran a dosis muy altas. Se han descrito también efectos de algunos AINE (naproxeno), antidepresivos tricíclicos y analgésicos opioides, que consisten en incremento de la abundancia de enterobacterias y enterococos, pero su impacto clínico no está aclarado, señala el profesional.

Los efectos realmente relevantes en clínica se asocian al uso de antibióticos, comenta el especialista agregando que  se han descrito situaciones de mono-dominancia de una o muy pocas cepas tras la ingesta de un antibiótico, “es decir inhibición de múltiples especies y sobrecrecimiento de muy pocas por su resistencia genética, se demuestra así que el sobrecrecimiento de especies resistentes puede generar situaciones de bajísima diversidad bacteriana que condicionan mala recuperación del equilibrio ecológico previo”

También es muy llamativo el hecho de que los antibióticos generan un perfil disbiótico muy parecido al que se asocia a las enfermedades inflamatorias crónicas no transmisibles de la sociedad contemporánea.

“Se observa pérdida de especies fermentadoras y productoras de ácidos grasos de cadena corta, y sobrecrecimiento de oportunistas de estirpes enterobacterianas o fusobacterianas, con capacidad de adherirse a la mucosa y generar inflamación”, enfatiza.

En este mismo sentido, el especialista afirma que es “es muy importante insistir en que el uso de probióticos apropiados junto al tratamiento antibiótico evita o limita la inducción de estados disbióticos durante la toma de antibióticos”.

¿Cómo afecta la disbiosis intestinal a la salud?

La reducción de la diversidad bacteriana en la microflora intestinal es una característica recurrente de la disbiosis.

Según explica el  doctor Francisco Guarner, la microbiota intestinal es una red sumamente compleja de microbios en interacción que desempeña un papel clave en la digestión y en la defensa inmunitaria.

Influye, asimismo en las funciones endocrinas afectando incluso al sistema nervioso central.

Sobre la disbiosis, el especialista plantea que un número cada vez mayor de estudios avala, sin dejar lugar a dudas, “que una composición variada y correctamente equilibrada de la microbiota resulta esencial para nuestro bienestar”.

“En individuos sanos, la composición de la microbiota intestinal es sumamente diversa, con cepas bacterianas protectoras que superan en número a las cepas potencialmente perjudiciales. Esto garantiza una división eficaz y beneficiosa del trabajo dentro del intestino. Por el contrario, una pérdida de dicha diversidad junto con la aparición de un desequilibrio entre las proporciones de cepas bacterianas pueden acarrear graves consecuencias. Esta pérdida del equilibrio, denominada disbiosis, está asociada con una amplia gama de trastornos”, enfatiza.

Las causas de disbiosis son múltiples, pero la higiene moderna y el uso generalizado de antibióticos figuran entre las más importantes.

“El grado en que estas prácticas médicas y del estilo de vida han alterado el entorno microbiano ancestral en individuos de las sociedades occidentales queda patente cuando se compara con los seres humanos que vivían en las condiciones de la era preindustrial”, apunta.

Tener alterada la microbiota intestinal supone un problema para la salud, ya que el sistema inmune se encontrará más débil, la barrera intestinal se encontrará menos protegida y además, se producirán menos ácidos grasos de cadena corta los cuales tienen un papel importante en la prevención de diversas patologías crónicas, especialmente el cáncer colorrectal, el síndrome metabólico y además, debido a su acción antiinflamatoria parecen ejercer una acción beneficiosa en casos de enfermedades inflamatorias intestinales.

Por lo tanto, si la microbiota se encuentra alterada o en estado de disbiosis, la salud metabólica también empeorará.

La alteración del equilibrio de la microbiota se traduce en un empeoramiento la salud y por lo tanto, en un mayor riesgo de sufrir enfermedades crónicas. De hecho, la disbiosis de la microbiota intestinal se encuentra asociada a diversos desórdenes, entre los que se encuentra la diabetes, la obesidad, diferentes tipos de cáncer (especialmente el colorrectal), alergias, síndrome metabólico e incluso la enfermedad inflamatoria intestinal.

Se ha comprobado que los individuos que padecen estas enfermedades suelen presentar disbiosis intestinal, bien sea por una excesiva presencia de bacterias patógenas, por una falta de microorganismos beneficiosos o por la falta de diversidad.

El rol de los probióticos

Las bacterias beneficiosas en forma de probióticos han llamado la atención de expertos y del público en general desde hace ya un tiempo. Inundando el ecosistema del intestino delgado, los probióticos inducen mecanismos antiinflamatorios y fortalecen la barrera mucosa.

Los ensayos demuestran que los probióticos son eficaces, por ejemplo, en la prevención y el tratamiento de la diarrea, pero también de algunas formas de SII, ciertas alergias y potencialmente en la encefalopatía hepática.

Según Guarner, cada vez son más los estudios científicos que demuestran que la ingesta de probióticos cuando se está a tratamiento con antibióticos puede colaborar en evitar la disbiosis.

Es así como han ido apareciendo en el mercado productos que trabajan bajo el formato add on, es decir, utilizando el probiótico en forma paralela a la toma de antibióticos.

Específicamente en Chile, se está lanzando en el mercado un nuevo probiótico de amplio espectro desarrollado con cepas especificas con nivel de evidencia I en las Guías Americanas de Probióticos, para el uso en conjunto con los antibióticos que previene, protege y pobla la flora intestinal agredida por los antibióticos, evitando la disbiosis.

Una de sus principales características es que ofrece 3 x 1010 de UFC (30 billones de probióticos por dosis), cifra que asegura la cantidad necesaria a la flora intestinal para evitar la disbiosis provocada por el uso de todos los antibióticos.

Esta formulación contiene cepas específicas y Bacillus coagulans en alta concentración de 1,6 x 1010 de UFC, lo que inhibe el crecimiento de microorganismos patógenos y da como resultado la renovación de los organismos gastrointestinales obligados deseables a niveles normales.

Adicionalmente, el producto cuenta con una tecnología única de fabricación especialmente formulada para el uso add on con antibióticos al ser cápsulas de liberación retardada, que comienzan su desintegración aproximadamente 45 minutos más tarde que una cápsula de liberación inmediata típica que es de aproximadamente 5 minutos; lo que es ideal para el uso add on (en conjunto) con antibióticos.

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