La salutogénesis, acuñada en los años 70 por el sociólogo americano israelí Aaron Antonovsky, define una disciplina que estudia el origen de la salud y los denominados activos para la salud. Se centra en el bienestar, más que en la ausencia de enfermedad, en lo que genera salud y en lo que permite integrar una mejor percepción de salud y de calidad de vida.
En el último tiempo, con el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y la salud digital, algunos especialistas y entendidos en la materia están hablando de “e-salutogénesis”, término que engloba la transformación digital y la salutogénesis.
En la 6.ª Conferencia Internacional sobre Salutogénesis, celebrada a mediados de junio de este año y transmitida vía internet desde Girona, se abordó la justificación de hablar de e-salutogénesis en medio del desarrollo de la e-salud y salud digital.
Los doctores Marc de San Pedro López y Francesc García Cuyàs de la Universidad de Catalunya y el doctor Joan Carles March Cerdá de la Universidad de Andalucía, expusieron en el congreso sobre la e-salutogenesis y el sentido de coherencia, argumentando que “la salutogénesis se encuentra alineada con los avances en las ciencias sociales que buscan una mejor comprensión de los aspectos positivos de la experiencia humana”.
En esta línea, explican que el “sentido de coherencia” es un concepto fundamental de la teoría salutogénica, definida como “una orientación global que nos dirige hacia una percepción de la vida como comprensible, manejable y significativa, que permite explorar las riquezas de las personas y del lugar donde viven”.
TIC y salutogénesis
La salud digital o e-salud, según Paul Sonier, surge como “la convergencia de las revoluciones digital y genómica con la salud, la atención médica, la vida y la sociedad”. Desde esta premisa, los investigadores sostienen que se debería plantear, también, la emergencia de la e-salutogénesis.
La propuesta de López, García y March radica en una adaptación digital a la definición clásica de las tres dimensiones del sentido de coherencia. Primero, la e-Comprensibilidad, relacionada con “sentir confianza en que los estímulos provenientes de entornos internos y externos durante el curso de la vida están estructurados y son más predecibles y explicables, por mediación de las TIC”.
En segundo lugar, la e-Manejabilidad, caracterizada por “creer que tenemos a disposición los recursos necesarios incrementados por las TIC para atender las demandas planteadas por los estímulos que percibimos”.
Y, por último, la e-Significación, para “percibir las demandas como retos y desafíos frente a los que vale la pena dedicarse y comprometerse, con el apoyo de las TIC”.
Entendiendo que la salud digital juega un rol importante en el fortalecimiento de los sistemas de salud y la salud pública, incrementando la equidad en el acceso a los servicios de salud y su cobertura universal, según la Organización mundial de la Salud (OMS), los investigadores también creen imprescindible la incorporación de tres conceptos que deben estar ligados tanto a la e-salutogénesis como a la e-salud.
La alfabetización en salud electrónica es importante para que “los ciudadanos puedan localizar, evaluar y actuar sobre la información de salud encontrada en la web, así como de aplicar esos conocimientos adquiridos con el fin de abordar o resolver una duda o problema relacionado con la salud”.
Por otro lado, la transformación digital ayudaría a “la integración de la tecnología digital en todas las áreas de una organización (por ejemplo, en atención hospitalaria), lo que da como resultado cambios fundamentales en la forma en que estas organizaciones actúan y ofrecen nuevo valor a los usuarios”.
Además, dentro de la salud digital también debería considerarse la experiencia del usuario/paciente, “atendiendo sus percepciones a lo largo de la atención”.
Los académicos proponen que para fortalecer la e-salud y la e-salutogénesis es necesario “innovar en la teoría salutogénica mediante su hibridación con el paradigma digital, utilizando métodos basados en técnicas de gamificación.
Además, plantean el diseño de una metodología que vincula los conceptos de e-salutogénesis, salud digital y comunidades de práctica en TIC y salud; emergiendo en la intersección de estas aproximaciones la clave para una nueva producción de salud.