Se calcula unas 200 mil personas en Chile padecen de Alzheimer, mientras que a nivel global el número de pacientes diagnosticados con algún tipo de demencia -de las cuales el 60 o 70 por ciento corresponden a Alzheimer según la OMS- llegaría a 50 millones, cifra que se triplicaría para el 2050.
Para Eduardo Gallegos, médico geriatra y académico de la especialidad de Geriatría de la Universidad de Santiago de Chile, “la demencia es una gran epidemia desde hace muchos años en todo el mundo”. Una condición que se caracteriza por una falla cognitiva que interfiere en el desempeño funcional de la persona y, por ende, en su capacidad de realizar actividades de la vida cotidiana, la que va empeorando con el transcurso del tiempo.
Dada la alta prevalencia en la población chilena y mundial, el Dr. Ronald Soto, subjefe de Neurología y coordinador Neurología de Agudos del Hospital San Juan de Dios, asegura que “las enfermedades neurodegenerativas tienen una presentación y un costo social muy alto, sobre todo en las poblaciones que van cambiando una pirámide que cada día va envejeciendo más. Es una enfermedad que trae costos no solo al sistema de salud, sino que también costos sociales para toda la familia. Es una enfermedad que Involucra no solo el paciente, a su entorno”.
Si bien, las enfermedades de demencia no tienen cura al ser cuadros degenerativos, existen tratamientos farmacológicos y no farmacológicos que pueden retrasar el progreso de esta misma y “mejorar la cognición y también algunas de las alteraciones conductuales de los pacientes”, puntualiza el además jefe del Servicio de Cuidados Medios del Hospital de la Florida.
En general, las personas que pacen de demencia suelen tener otras complicaciones como enfermedades crónicas debido a su edad. “Deben ser tratados de manera integral, teniendo todas sus patologías compensadas, estimular la parte funcional, no solo lo motor sino también lo cognitivo y generar buenos ambientes y estilos de vida saludables, que permitan retardar en parte el proceso de desfuncionalización”. Sin embargo, el especialista enfatizó en que “el mejor tratamiento es la prevención”.
Estilos de vida saludables
Si bien no se conocen exactamente las causas de la enfermedad de Alzheimer, el doctor Gallegos apuntó a que existen ciertas condiciones que favorecerían la aparición de esta patología. “Dentro de lo que está estudiado en las demencias es que, por ejemplo, quienes tienen bajos niveles educativos tendrán mayor riesgo de desarrollar en el futuro un cuadro de este tipo”. Otros factores mencionados por el especialista son la pérdida de la audición, el haber sufrido traumatismos cerebrales o padecer depresión, detalló.
No obstante, el académico Usach también agregó como factores de riesgo enfermedades crónicas como la hipertensión, la diabetes o la obesidad. Lo mismo respecto al consumo de alcohol o tabaco, el aislamiento social o vivir en ambientes con altos niveles de contaminación.
Por su parte, el Dr. Ricardo Maccioni, candidato al premio nobel de medicina, asegura que el Alzheimer no es una enfermedad genética y aclara que “como todo el funcionamiento de las células depende de los genes de susceptibilidad, estos pueden estar callados toda la vida”. Sin embargo, pueden expresarse mediante malas prácticas como dietas inadecuadas, vicios como fumar o beber alcohol, no tener descanso y una serie de condiciones del estilo de vida que pueden llevar a desencadenar este deterioro cognitivo.
“Cuando se ha medido esto a través de diversos estudios científicos, se ha visto que el impacto en la prevención de estos factores disminuye un 40 por ciento la posibilidad de riesgo. No es menor lo que podemos hacer en el transcurso de la vida para evitar esta debacle cuando llegamos a ser personas mayores y al aparecer la enfermedad en sí”, aseveró el geriatra.
Desde este punto de vista, para los especialistas es importante que dentro de las campañas comunicacionales muestren a la población que los hábitos de vida saludable, además de ayudar a prevenir enfermedades cardiovasculares o metabólicas, también previenen el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Cuidados en personas mayores
En medio de la pandemia por Covid-19, las personas mayores se han visto más afectadas, no sólo por ser un grupo de riesgo frente al Sars-Cov-2, sino que también en el ámbito de la salud mental. “Con las medidas restrictivas, los espacios reducidos en los hogares y las limitaciones de los pacientes para realizar ejercicio, muchas personas con demencia se han descompensado en lo conductual y en las enfermedades que los acompañan”, explicó Gallegos. Situación que también compromete a las y los cuidadores, donde según el geriatra, se han visto situaciones críticas.
Como medida preventiva frente a la enfermedad y la pérdida de algunas habilidades cognitivas propias de la edad avanzada, el docente recomendó a las personas mayores mantenerse activas social, física y mentalmente.
“Lo fundamental es que conserven redes sociales de apoyo, junto con una vida activa y plena. En segundo lugar, que controlen muy bien sus enfermedades crónicas, nunca es tarde. Lo otro es que tengan estimulación motora y cognitiva. Pueden asistir a talleres de memoria para estimular las funciones cerebrales superiores, pero también deben realizar ejercicio. No significa ir al gimnasio, sino que basta con caminar a un ritmo potente por media hora al día”, apunta el geriatra.
Por su parte, el Dr. Soto también apunta a no descuidar a quienes están a cargo de estos pacientes con alto deterioro cognitivo, porque pueden sufrir el síndrome del cuidador. “Permite también a la familia entender cuál es la historia natural de esta enfermedad y anticiparse, saber que habrán eventos que van a ir cambiando en el tiempo, independiente de las intervenciones que uno realice, y para que ellos también puedan contener su nivel de incertidumbre y no estar tan ansiosos, porque cuidar pacientes con alteración de la funcionalidad puede llevar a un desgaste y enfermedades del cuidador”, que tienen relación con el desgaste físico, psicológico y de su salud en general.
Finalmente, la comunidad científica y médica concuerda en que la mejor forma de combatir esta enfermedad está en la prevención, la cual se logra concientizando a la población y al Estado respecto a favorecer la interacción e inclusión social de los adultos mayores, porque es una herramienta que permite prevenir el Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas, al igual que llevar una vida sana, una dieta equilibrada y no dejar de hacer ejercicio.