¿Qué es la resistencia a los antimicrobianos? ¿Qué podemos hacer en nuestra vida cotidiana para prevenirla? ¿Cuándo se debe indicar antibióticos a un niño? ¿Los animales usan los mismos antibióticos que los seres humanos? Son algunas de las inquietudes que surgen en marco de la Semana Mundial de Concientización sobre el Uso de los Antimicrobianos.
“Un antimicrobiano es un medicamento que se usa para inhibir el crecimiento o directamente matar diferentes microorganismos: bacterias, virus, parásitos, hongos. Hay distintos subtipos de antimicrobianos, los más conocidos son los antibióticos”, cuenta Noelia Speranza. médica pediatra, farmacóloga y profesora agregada de Farmacología de la Universidad de la República.
Y ¿qué es, entonces, la resistencia a los antimicrobianos?
Según Grisel Rodríguez Cuns, médica microbióloga, coordinadora del proyecto RAM de OPS, la resistencia a los antimicrobianos, “es un fenómeno que ocurre naturalmente. Es decir, microbios (bacterias, virus, hongos, protozoarios) hacen lo posible para sobrevivir y seguir multiplicándose.
Su forma de defenderse es cambiar, mutar. Por ejemplo, producen enzimas, sustancias que destruyen los antibióticos que usamos comunmente para tratar las infecciones. Es una de las formas de hacerse resistentes.”
Rodríguez aseguró que esto se ha convertido en una amenaza mundial, pero hizo hincapié en las acciones que se pueden tomar para controlar la resistencia a los antimicrobianos.
Causas del problema
La principal causa de este problema es el mal uso de los antibióticos, “por ejemplo, cuando usamos un antibiótico que un médico no nos prescribe, es decir, cuando compramos libremente el antibiótico en la farmacia o en otros locales, o cuando el médico nos dice que tomemos cierto número de días y tomamos menos días. También cuando los descartamos en la red sanitaria”, dijo Rodríguez.
Henry Albornoz, médico internista, profesor adjunto de enfermedades infecciosas de la Universidad de la República y asesor del Ministerio de Salud Pública, subrayó la importancia de consumir antibióticos solo cuando los indica un médico y adquirirlos en farmacias y con la debida prescripción. “Eso no es un capricho, es porque los antibióticos tienen indicaciones dependiendo de cuál sea la enfermedad que uno tiene, la indicación puede ser distinta”, afirmó.
Agregó, que no deberíamos volver a usar los antibióticos que nos sobran luego de una infección: “la idea es que los antimicrobianos, los antibióticos, se indiquen para un determinado evento infeccioso y estén dirigidos a los agentes que causaron la infección en ese momento. A alguien le pueden indicar un antibiótico por una infección urinaria, pero quizás en otro evento de infección ese antibiótico no esté indicado”, explicó.
En este sentido, Speranza, aclaró que el descarte del antibiótico es muy importante: “hay que tratar de llevarlo a un lugar donde se pueda descartar de forma segura. Esto no sucede en nuestras casas. No es la basura que tenemos en casa, no es a través del inodoro. Lo más recomendable es llevarlo a una farmacia, comunitaria o institucional”.
La forma de descartar los antibióticos afecta al medio ambiente en donde pueden dispersarse las bacterias resistentes. Albornoz sostiene que
la resistencia a los antimicrobianos “no solo afecta a quienes los consumen”, porque “así como recibimos antibióticos, también eliminamos antibióticos al ambiente. Y ese eliminar de antibióticos al ambiente genera condiciones para que las bacterias resistentes pueden llegar a otras personas u otros seres vivos.”
Lavado de manos, medida preventiva básica
Hay medidas que podemos practicar en nuestra vida cotidiana para prevenir infecciones. Rodríguez hace hincapié en la higiene de manos como una medida básica de prevención, “ya nos enseñaban nuestras abuelas y hace más de 150 años que está descrito como un medio de prevenir las infecciones, eso hace que no adquiramos bacterias y no necesitemos usar antibióticos.”
También señaló que es importante hacer una higiene correcta de los alimentos que vamos a utilizar para cocinar y tener especial cuidado en la limpieza de los utensilios para evitar la contaminación cruzada. La vacunación es una de las medidas de prevención sanitaria de excelencia, añadió.
Antibióticos en niños y niñas
Los niños y las niñas son los principales consumidores de antibióticos, sobre todo, por infecciones respiratorias y faringitis. Gabriel Peluffo, médico pediatra, diplomado en infectología pediátrica y profesor adjunto en Facultad de Medicina de la Universidad de la República, aseguró que “la mayoría de los niños y niñas son sanos y no requiere habitualmente de antibióticos.”
Sostuvo que “las infecciones respiratorias agudas; altas; se caracterizan fundamentalmente por rinitis mucosa, el conocido moco verde” y comentó que es el principal motivo de preocupación de los padres, que saben que cuando los niños tosen por mucho tiempo, tienen infección. Pero aclaró que “esos síntomas específicamente están vinculados a infecciones virales y las infecciones virales no se tratan con antibióticos”.
Peluffo además considera que “es contraproducente administrar antibióticos en esas circunstancias, pues justamente, lo que hacemos es un barrido de la flora normal que a menudo ayuda a controlar o a mejorar estas infecciones respiratorias”.
¿Los animales usan los mismos antibióticos que los seres humanos?
Es importante que pensemos en los animales para detener la resistencia antimicrobiana, tanto en los de producción como en los de compañía.
El médico veterinario Gonzalo Suárez, profesor agregado de la Cátedra de Farmacología de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de la República, sostuvo que no se usan los mismos antibióticos para tratar animales que para curar seres humanos.
“Están diferenciados del punto de vista de su registro, de su uso comercial, entendiéndose siempre que el medicamento de uso veterinario está destinado a esa especie, para esa mascota o ese animal productivo. Tiene una formulación y una elaboración determinada”, puntualizó.
Suárez hizo hincapié además en que el médico veterinario es el profesional que está capacitado para hacer el diagnóstico y evaluar cuál es el antibiótico indicado.
Aclaró, además que “la comercialización de los antibióticos se realiza a nivel de las veterinarias. En Uruguay tenemos una reglamentación muy fuerte en lo que tiene que ver con la comercialización. Además, la prescripción permite generar información que se utiliza para la vigilancia”.