En Chile, los accidentes cardiovasculares siguen siendo una de las principales causas de muerte. Las altas temperaturas del verano y los cambios en los hábitos de vida (alto consumo de bebidas gaseosas, jugos y energéticas), perjudican la salud en la población en general y, sobre todo en las personas que padecen enfermedades crónicas, especialmente del sistema circulatorio, se exponen a descompensaciones que ponen en mayor riesgo la salud y la vida.
El calor produce deshidratación, la que puede alcanzar distintos niveles que van desde leve a severa, los que pueden ser tolerados por el organismo gracias a sus mecanismos compensatorios. Sin embargo, los ancianos y los niños la toleran menos.Por esto, los cuidados en este grupo de pacientes deben ser mayores para evitar la deshidratación durante las épocas de calor y sus consecuencias. Asimismo, las altas temperaturas aumentan la frecuencia cardíaca, alteraciones del sueño, daño muscular e incrementan el riesgo de accidentes cardiovasculares. “Si nos exponemos al calor, este puede afectar al sistema cardiovascular, sobrecargando de trabajo al corazón, lo que puede desencadenar síntomas como dolor de cabeza, piel fría, mareos, vómitos, náuseas y orina oscura”, puntualiza la cardióloga de Nueva Clínica Cordillera, Dra. Kelly García.
Si el paciente comienza a presentar algunos de estos síntomas, se recomienda buscar un lugar fresco, dejar de realizar ejercicio, tomar agua y aplicar paños húmedos y fríos en cuello, axilas o zonas inguinales para disipar el calor.
En el caso de las personas con insuficiencia cardiaca y otras enfermedades crónicas, se recomienda no practicar ejercicio al aire libre en condiciones de calor extremo, ya que pueden presentar descompensación de su enfermedad de base e incluso colapso del sistema circulatorio hasta llegar a la pérdida del conocimiento (síncope o colapso). La cardióloga de Nueva Clínica Cordillera, Dra. García, explica que “esto pasa porque tiene que bombear más sangre de lo habitual para enviar mayor cantidad de oxígeno a los órganos esenciales (como cerebro y riñones) a la vez que disipa calor a través de la piel. Así, las glándulas sudoríparas hacen que aumente la transpiración y se logra reducir la temperatura corporal”.
En personas sanas, la capacidad cardíaca que se emplea para bombear sangre a los órganos y mantener el funcionamiento vital, puede verse comprometida por la necesidad de eliminar calor y bajar la temperatura corporal, con lo que se puede alterar el sistema metabólico, provocando dolores musculares, de cabeza, taquicardia, fatiga, mareos y llevar a complicaciones como síndrome de distrés respiratorio, falla renal, falla hepática. En el caso de quienes tienen enfermedades cardiovasculares y las personas ancianas estas complicaciones son más propensas a ocurrir.
Algunas de las recomendaciones que entrega la profesional de Nueva Clínica Cordillera, Dra. Kelly García, es que todas aquellas personas que tengan problemas cardiovasculares o no y que van a estar expuesta a largos periodos de calor tengan en cuenta las siguientes indicaciones:
- Ingerir abundantes líquidos para evitar la deshidratación.
- Tomar mínimo 2 litros de agua al día. Evitar bebidas gaseosas, jugos y energizantes.
- Usar ropa adecuada al clima y al nivel de actividad que se vaya a realizar.
- Limitar los esfuerzos físicos al aire libre, sobre todo en las horas de más calor (mediodía) y si es posible, evitar salir a la calle en esos momentos.
- Utilizar gorras o sombreros para protegerse.
- No consumir alcohol, ya que este altera la regulación de la temperatura corporal y conlleva a mayor de deshidratación.
- Si va a la playa o practica alguna actividad física tomar agua antes, durante y después de practicar la misma.