Aumenta en todo el mundo la cantidad de gente que sufre de diabetes, afección que conlleva más riesgo para enfermedades cardíacas. La Dra. Gosia Wamil, cardióloga de Mayo Clinic Healthcare en Londres, explica la conexión entre estas dos enfermedades crónicas y graves.
Comparado con la población general, las personas con diabetes tipo 2 tienen hasta cuatro veces más probabilidad de morir debido a causas cardiovasculares y, por lo tanto, los médicos reconocen la necesidad de disminuir el riesgo de enfermedades cardíacas en los diabéticos, en lugar de solamente controlar los niveles de la glucosa sanguínea, apostilla la Dra. Wamil.
“Implementar cambios positivos en el estilo de vida, como dejar de fumar, perder peso, hacer más ejercicio, ingerir una alimentación sana y controlar la presión arterial, puede contribuir a mejorar la salud. Los estudios demuestran que controlar bien estos factores de riesgo cardiovascular no solo mejora la calidad de vida de los diabéticos, sino que también les prolonga la vida con un promedio de 8 años, y eso es lo más importante”, afirma la Dra. Wamil.
Añade que las enfermedades cardíacas y la diabetes son afecciones crónicas que, en la mayoría de los casos, no pueden curarse. Más aún, la diabetes no solo daña los vasos sanguíneos, sino que enrigidece al músculo cardíaco, lo que termina llevando a problemas de retención de líquidos e insuficiencia cardíaca. Además, las personas diabéticas también tienen más riesgo para arteriopatía coronaria y ataque cardíaco.
Debido al daño nervioso causado por la diabetes, los pacientes posiblemente no sienten dolor ni otro tipo de molestia en el pecho (que podría ser un indicativo de que algo anda mal con el corazón) y, por tanto, la enfermedad cardíaca no se detecta sino hasta una etapa avanzada, cuando las alternativas de tratamiento son limitadas, afirma la Dra. Wamil.
“Se espera que el reciente desarrollo de las técnicas para la obtención de imágenes cardíacas, como la ecocardiografía avanzada, la tomografía computarizada del corazón y la resonancia magnética del corazón, permita detectar antes las enfermedades cardíacas de la diabetes y evitar sus graves consecuencias”, asegura la Dra. Wamil.
La Dra. Wamil emplea imágenes médicas avanzadas para estudiar por qué el corazón de las personas con diabetes sufre lesiones más extensas después de un ataque cardíaco y por qué los diabéticos presentan insuficiencia cardíaca con más frecuencia que quienes controlan normalmente la glucosa. Sus investigaciones también utilizan grandes conjuntos de datos e inteligencia artificial para identificar qué subgrupos de diabéticos responderían mejor a ciertos tratamientos.
“La diabetes se divide en muchos subtipos que responden de forma diferente a los medicamentos. Identificar a los pacientes a quienes más beneficiarían los nuevos tratamientos aporta la esperanza de que en el futuro sea posible ofrecer planes terapéuticos verdaderamente personalizados a los diabéticos”, dice la Dra. Wamil.
En los últimos años, las pautas clínicas han incorporado a las nuevas terapias contra la diabetes que han comprobado ofrecer beneficios cardíacos, anota la doctora.
“Además, se ha recopilado evidencia contundente respecto a que perder peso revierte la diabetes en algunos pacientes y que reducir la presión arterial con los fármacos conocidos como inhibidores de la ECA y antagonistas de los receptores de la angiotensina II disminuye el riesgo de desarrollar diabetes. Vivimos un momento emocionante en nuestra área, porque contamos con varias alternativas terapéuticas y entendemos mejor cómo reducir el riesgo de problemas cardíacos en las personas que sufren de diabetes”, concluye la Dra. Wamil.