Este domingo 4 de septiembre las chilenas y chilenos decidirán si aprueban o rechazan la propuesta de nueva Constitución, en un plebiscito de carácter obligatorio que para muchos puede significar la aparición de estrés, ansiedad y preocupación por el futuro.
De acuerdo con Juan Pablo Westphal, psicólogo de la Clínica Santa María, esto se debe a la incertidumbre que este proceso presenta, es decir, el no poder anticipar o controlar una situación determinada.
“Algunas personas se angustian más, otras menos, pero ciertamente encierra este momento histórico que estamos viviendo”, afirma el especialista.
El no poder predecir lo que ocurrirá tras este hito, puede generar síntomas como ansiedad, tensión general, alteraciones del sueño, irritabilidad y falta de concentración.
Cambios en Chile y el mundo
Según agrega la Dra. Eugenia Escorza, psiquiatra de Clínica Dávila, el proceso también ha estado marcado “por las situaciones de cambio que hemos vivido en el mundo y en Chile, las cuales nos han generado mucha ansiedad. Las personas solemos fantasear y aquellas que tienen elementos genéticos y/o enfermedades previamente ansiosas suelen ser más vulnerables en estos periodos”.
Por ello, para el día de la votación, la especialista recomienda acudir a sufragar “tranquilo y con tiempo, saber dónde debe votar previamente, identificar la hora más conveniente y tener la decisión clara con anterioridad”.
En cuanto a los días previos, el psicólogo de Clínica Santa María aconseja “no llenarse o saturarse de información, ya sea visual o auditiva y mantener sus posturas e ideas”.
También será importante, para evitar conflictos, “conservar el respeto y la tolerancia, valores fundamentales en el ser humano, porque apuntan a la buena convivencia. Puedo molestarme, puedo inquietarme, puedo discrepar, pero no por eso necesariamente agredir, irritarme y faltar el respeto”.
Lo racional sobre lo emocional
Fernando Marchant, psicólogo de Vidaintegra, agrega que en este proceso “debe primar lo racional por sobre lo emocional e impulsivo en las personas, buscando destacar las ideas, la lógica y puntos de encuentro entre las distintas ideas”.
Respecto de la familia, estima que “será importante abrir espacios conversacionales, entendiendo que son distintas generaciones las que están en el ámbito de la conversación”.
“Por lo mismo, no se debe entender o exigir que haya una verdad absoluta, sino conversar y escuchar en el marco de querer beneficiarnos todos, de encontrarse y negociar estas distintas ideas para acordar después un mejor resultado”, concluye.