Las mejoras en el dolor, la función física y la productividad laboral perduran en gran medida durante al menos siete años después de la cirugía bariátrica, a pesar de algunos retrocesos de los altos niveles de mejora observados en los años inmediatamente posteriores a la cirugía, informan epidemiólogos de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) en la revista ‘JAMA Network Open’.
Los resultados, que muestran que las mejoras persisten incluso con el envejecimiento de los participantes en el transcurso del estudio, pueden ayudar a informar a los médicos, los proveedores de seguros de salud y los pacientes, muchos de los cuales se someten a la cirugía para aliviar el dolor en las articulaciones y mejorar la movilidad.
«Los adultos con obesidad severa son mucho más propensos a experimentar un dolor articular significativo y a limitar sus capacidades físicas», explicó la doctora Wendy C. King, profesora asociada de epidemiología en la Escuela de Salud Pública de Pitt.
«La obesidad conduce a una necesidad más temprana de prótesis de rodilla y cadera. Sin embargo, a los adultos con obesidad grave se les puede negar la cirugía articular hasta que pierdan peso. Y, si las limitaciones físicas y el dolor interfieren en el rendimiento laboral, perder peso podría ser necesario para mantener el empleo”, añadió.
Durante siete años, King y sus colegas hicieron un seguimiento de 1.491 adultos que, entre 2006 y 2009, se sometieron a un bypass gástrico en Y de Roux o a una gastrectomía en manga, los dos tratamientos quirúrgicos más comunes y eficaces para la obesidad grave. En el momento de la cirugía, los participantes en el estudio tenían una edad media de 47 años y el 80% eran mujeres.
Los participantes se inscribieron en la Evaluación Longitudinal de la Cirugía Bariátrica-2 (LABS-2), financiada por los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, un estudio prospectivo de cohortes de pacientes estadounidenses sometidos a cirugía para perder peso.
La nueva investigación se basa en un estudio anterior realizado por King y sus colegas en el que se constató que, en los tres años siguientes a la cirugía bariátrica, entre el 50% y el 70% de los participantes en el estudio informaron de mejoras clínicamente importantes en los niveles de dolor, la función física y la velocidad habitual de la marcha.
«En su momento, esa investigación proporcionó la mayor y más prolongada evaluación de los cambios en el dolor y la función física después de los procedimientos bariátricos modernos. Nuestro nuevo estudio duplica con creces ese lapso de tiempo, dando a los pacientes y a los médicos una mejor comprensión de la probabilidad de que la cirugía bariátrica produzca resultados duraderos», afirmó King.
En su análisis actualizado, los investigadores descubrieron que, a los siete años de la operación, el 43% de los participantes presentaba mejoras clínicamente importantes en el dolor, el 64% en la función física y el 50% en el tiempo de caminata de 400 metros, todos ellos entre 7 y 11 puntos porcentuales menos que en la evaluación de los tres años.
Entre los participantes con síntomas indicativos de osteoartrosis antes de recibir la cirugía bariátrica, a los siete años de la intervención, el 65% informó de mejoras en el dolor de cadera, mientras que el 72% informó de mejoras en la función de la rodilla, ambas inferiores al 77% a los tres años de la intervención.
Los descensos, de pequeños a moderados, en las mejoras del dolor y la función física no son sorprendentes, teniendo en cuenta que los participantes también envejecieron en el transcurso del estudio hasta alcanzar una media de 54 años, explicó King.
Investigaciones anteriores han demostrado que algunos aspectos de la función física, como el equilibrio y la fuerza, empiezan a declinar cuando las personas entran en la década de los 50 años, y otros, como la velocidad de la marcha y la resistencia aeróbica, suelen declinar en la sexta década de la vida.
“Por término medio, los participantes experimentaron mejoras duraderas en la velocidad de la marcha, la forma física y casi todas las métricas del dolor”, subrayó King.
Además, los participantes informaron de que el dolor y el estado de salud interferían menos en su capacidad de trabajo después de la cirugía, y el 43% de los participantes informaron de un deterioro del trabajo debido a la salud siete años después de la cirugía, en comparación con el 63% antes de la cirugía.
«En conjunto, nuestro estudio ofrece grandes noticias sobre los efectos duraderos de la cirugía bariátrica, pero los clínicos deben considerar a los pacientes como individuos y tener en cuenta su historial de salud completo, sus objetivos y sus motivaciones para la pérdida de peso al proporcionar asesoramiento prequirúrgico sobre los posibles resultados”, enfatizó la investigadora.