Según cifras del Ministerio de Salud del 2019, ese año más de 260.206 personas tenían un trastorno por alcoholismo. Además, un reciente estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), tiene a Chile en el primer lugar en el consumo de alcohol per cápita en comparación con el resto de América Latina.
La cifra representa un volumen de 1.099.000 de litros anuales y equivale a 61,3 litros por persona consumidora de alcohol al año.
Pellet Alcoholismo, clínica experta en el tratamiento de esta enfermedad con un equipo multidisciplinario, hace énfasis en que existen distintos grados de adicción y es muy importante reconocerlos, para ayudar a quien lo necesite a tiempo.
Cifras al alza
Según el informe realizado por ACHS-UC a personas entre los 21 y 68 años en abril del 2020, noviembre de 2020 y abril de 2021, el consumo de alto riesgo es superior en la Región Metropolitana que en otras zonas del país y que son los jóvenes entre los 21 y 44 años quienes presentan mayores incidencias. Los resultados además arrojan un 12.5% de consumo de riesgo, superior al 9,5% reportado en noviembre de 2020.
“La pandemia, las crisis sociales y económicas y un sin fin de problemas que se viven día a día pueden incidir en un aumento del consumo de alcohol, y muchas veces no se conocen los límites entre un consumo sano y adictivo, ya que existen distintos tipos de alcoholismo”, explica el doctor Matías Ibáñez, fundador de Pellet Alcoholismo.
“En esta línea, los factores genéticos, psicológicos, sociales y ambientales pueden influir sobre la manera en que el alcohol afecta tu organismo y tu conducta. Hay teorías que sugieren que en algunas personas el alcohol tiene un impacto diferente y más fuerte que puede causar trastornos relacionados con su consumo”, agrega.
¿Cómo diferenciar los tipos de alcoholismo, y detectarlo a tiempo?
• Bebedor excepcional: bebe ocasionalmente en cantidad limitada (1 ó 2 tragos) y en situaciones muy especiales (menos de 5 veces al año).
• Bebedor social: bebe sin transgredir las normas sociales (no satisface los criterios tóxico y determinista, pues el alcohol no le produce efectos biológicos y psicosociales nocivos y mantiene su libertad ante éste).
• Bebedor moderado: consume alcohol hasta 3 veces a la semana en cantidades menores que 1/4 de botella de destilado, 1 botella de vino o 5 medias botellas de cerveza de baja graduación. Hasta menos de 12 estados de embriaguez ligera al año.
• Bebedor abusivo sin dependencia: sobrepasa la cantidad anterior, ingiere más de 20% de las calorías de la dieta en alcohol (bebedor problema).
• Dependiente alcohólico sin complicaciones: se establece la dependencia física cuya manifestación clínica está dada por la aparición en períodos de abstinencia de temblores severos, nerviosidad, insomnio, cefalea y sudoración. Pueden aparecer diarreas, subsaltos musculares o cuadros de delirium subagudo.
• Dependiente alcohólico complicado: además de lo anterior presenta complicaciones psíquicas como el delirium tremens, la alucinosis alcohólica y la psicosis de Korsakov, o aparecen complicaciones somáticas como polineuropatía, esteatosis hepática, cirrosis hepática, cardiomiopatías y gastritis.
• Dependiente alcohólico complicado en fase final: es notable el deterioro físico y psíquico, y su comportamiento social. Se reduce la tolerancia al tóxico y la aparición ocasional de cuadros convulsivos. Los pacientes presentan severos cuadros de desnutrición, puede aparecer cáncer del subsistema digestivo, entre otras.
El Dr. Matías Ibáñez resalta que, “con el paso del tiempo, tomar demasiado puede cambiar el funcionamiento normal de algunas áreas del cerebro asociadas con la experiencia de placer, el razonamiento y la capacidad de controlar tu conducta. Eso podría ocasionar un fuerte deseo de tomar alcohol para intentar recuperar los sentimientos positivos o disminuir los negativos. Es por esto la importancia de ser oportunos en el diagnóstico”.
Tratamiento
La metodología de Pellet Alcoholismo consta de insertar en forma subcutánea Disulfiram estéril, medicamento que causa el rechazo y sensación de desagrado al momento de consumir alcohol nuevamente.
Este tratamiento tiene una duración de 4 a 8 meses según el paciente, donde al paciente se le realiza seguimiento de su desarrollo físico y mental, con un equipo multidisciplinario compuesto por psicólogos y médicos cirujanos para controlar su estado de ansiedad y dependencia.
Este tratamiento es ambulatorio. Además, el pellet tiene como gran ventaja el no abandono de tratamiento para su rehabilitación a diferencia de las pastillas, y se evita además las múltiples complicaciones gastrointestinales que éstas producen.