Ausencia de útero: ¿Qué es el síndrome de Rokitansky?

Una de cada cinco mil mujeres en el mundo nace con una malformación congénita que provoca la ausencia del útero o un desarrollo incompleto de una porción de la vagina. Esta condición surge poco después de la formación del embrión en la sexta semana de gestación.

Este trastorno poco frecuente es la agenesia vaginal o también conocida como el síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser (MRKHS). Debido a que los genitales externos no presentan anormalidad, hay una mayor dificultad para su diagnóstico por lo que suele detectarse en la pubertad debido a la ausencia de la menstruación.

«El síndrome es como una alteración anatómica. Modifica la forma del órgano, pero la mujer tiene ovarios y se desarrollan sus características sexuales. Las niñas suelen acudir al médico porque no menstrúan», explica a la BBC Natalia Piovani, ginecóloga y académica de la Universidad Positivo en Brasil.

Tres tipos del Síndrome Rokitansky

El MRKHS se diagnostica entre los 15 a 18 años mediante una ecografía o una resonancia magnética y puede dividirse en tres tipos.

• El síndrome típico, el tipo 1, es el más común y puede afectar aproximadamente al 70 % de las pacientes. En él se manifiesta un cambio reducido del sistema reproductivo.

• El tipo 2, conocido como la forma atípica y menos prevalente, está asociado con la enfermedad ovárica y alteraciones renales, óseas y del oído congénitas.

• El tipo 3, más severo y raro, se produce con múltiples malformaciones.

¿Existe tratamiento?

Es posible tratar el síndrome de Rokitansky con terapias y ejercicios recomendados por los médicos, siendo la más tradicional el usar dilatadores que estiran la vagina hasta alcanzar el tamaño ideal reduciendo las dificultades para tener relaciones sexuales.

Como último recurso, cuando el tratamiento con dilatadores no funciona, está indicada la cirugía. Existen varias técnicas, pero la más común es la creación de un nuevo canal vaginal. En ambos casos, es necesario que la mujer adolescente haya llegado a la madurez sexual y emocional para poder aplicar estas técnicas.

El seguimiento es multidisciplinar, por lo que son necesarias consultas con ginecólogos, fisioterapeutas y, principalmente, psicólogos. Con este último profesional se abordan temas relacionados con la sexualidad femenina y la maternidad, ya que las mujeres sin útero o con el útero desarrollado de manera parcial no pueden quedar embarazadas de manera natural.

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