Un estudio realizado en conjunto por la Universidad de La Frontera (UFRO), el Instituto Nacional de Salud Pública de México y la Universidad de Washington en San Luis de Estados Unidos reveló el cambio en las tendencias de movimiento durante la pandemia entre los preescolares de origen latino.
El principal hallazgo fue que el tiempo dedicado a pantallas (celulares, televisión, tablets) se duplicó durante la emergencia del coronavirus, mientras que la actividad física, principalmente en forma de juego, se redujo en 20%. En relación a la calidad del sueño, el indicador bajó en 15%.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se aconseja tres horas de actividad física al día, y que la exposición a las pantallas sea menos de una hora diaria. Esto para propiciar un mejor desarrollo social, psicológico y cognitivo.
“El uso de pantallas está llegando de forma preocupante en etapas muy tempranas del desarrollo. El uso excesivo, o sea, más de 1 hora al día para niños de 3 y 4 años, por ejemplo, se asocia no sólo con dificultades motoras, sino que también del lenguaje y emocionales”, alertó Nicolás Aguilar Farías, académico y kinesiólogo de la UFRO e investigador principal del estudio en Chile.
Falta de espacio
En la investigación se incluyeron 4.136 niños y niñas en los análisis, siendo 3.045 de Chile, 632 de México y 459 de Estados Unidos. Esta metodología tuvo como objetivo obtener una muestra de distintas realidades de la población latinoamericana.
El informe, publicado en la revista Scientific Reports, analizó los factores del niño, del cuidador y del hogar, asociados con los cambios en las conductas de movimiento durante el encierro.
En Chile se detectó que la influencia negativa fue dejar de asistir a un centro educacional, no tener la oportunidad de jugar con alguien y la falta de un espacio para hacerlo. Esto se sumó al hecho de residir en zonas urbanas y particularmente en departamentos.
Derecho al juego
El académico de la UFRO, expuso que “la falta de espacios adecuados para jugar está afectando el desarrollo integral de los niños y niñas. Las políticas y normas de edificación y planificación urbana deben considerar el juego como un derecho. Los espacios deben favorecer la exploración y el juego libre”.
Aguilar agregó que “este estudio y otros realizados en el mundo han ido demostrando que el juego debe protegerse y estar como prioridad de los países. La inversión en la niñez es una de las mejores decisiones que puede realizar un estado”.
Para concluir, el investigador señaló que “lamentablemente las inequidades socioeconómicas y ambientales también van afectando las posibilidades de jugar y limitar todos los beneficios que promueve en el desarrollo integral de los niños y niñas”.