El síndrome del ojo seco se define como la falta de lubricación o humedad ocular debido a la baja producción de lágrimas o la alteración en su composición. En otras palabras, esta afección se presenta cuando el ojo es incapaz de mantener una capa lagrimal saludable.
Esta enfermedad es más común de lo que se cree, sobre todo en mujeres debido a cambios hormonales, y “puede generar visión borrosa intermitente y en casos severos extremos puede impedir la apertura cómoda de los ojos para lograr ver nítido”, explica el oftalmólogo adulto de la Clínica Tarapacá, Dr. Sergio Abuauad.
En los meses de verano, dice el experto, los síntomas de este síndrome pueden aumentar debido a factores ambientales de esta época como el aumento de las temperaturas, el viento, ambientes secos, radiación ultravioleta, entre otros.
Según el especialista, es crucial cuidar los ojos durante todo el año, pero hacerlo en la época estival, puede ser fundamental.
Factores de riesgo
Los principales factores de riesgo del síndrome del ojo seco están relacionados a la edad, al género femenino, el uso frecuente de aire acondicionado, zonas de baja humedad y altas temperaturas, disfunción de glándulas de meibomio y síndrome de Sjögren, que es un trastorno del sistema inmunitario caracterizado por sequedad de la boca y los ojos.
Otras causas posibles se relacionan con el uso de lentes de contacto, uso excesivo de pantallas sin pausas adecuadas, terapia de reemplazo hormonal, uso de fármacos antidepresivos, ansiolíticos o antihistamínicos.
Examen clave
Para la detección temprana de esta enfermedad, actualmente existe el Keratograph 5M, un examen complementario y no invasivo que dura alrededor de 30 minutos y que permite revelar cuánta lágrima está generando el paciente y cómo es su composición y dinámica.
“El equipo es muy preciso en sus cálculos y cuenta con encuestas internacionales estandarizadas que permiten objetivar y clasificar la intensidad de los síntomas que está teniendo el paciente, pudiendo, por ejemplo, saber en detalle el tiempo exacto en que la lágrima se empieza a evaporar e incluso entrega un mapa de la zona del ojo donde ocurre esto”, señala Dr. Abuauad.
El especialista recomienda “siempre consultar con un oftalmólogo ante cualquier sensación de arenilla, visión borrosa intermitente, sensación de telita en el ojo, ojos rojos al despertar, molestias al usar pantallas o manejar de noche”.
“Esperar puede perjudicar el estado de la superficie ocular y generar secuelas que sean difíciles de revertir. Es por esto, que los motivamos a no acostumbrarse a esas molestias ni dejarse estar y solicitar evaluarse con este examen para saber cómo está su lágrima y salud visual”, recalca el oftalmólogo.