Inyecciones para bajar de peso: ¿Qué tan efectivas son?

El tratamiento a base de inyecciones de los fármacos liraglutide y semaglutide con agujas subcutáneas en pacientes que buscan alternativas para adelgazar se ha vuelto tendencia en los últimos años, ya que son reguladores fisiológicos del apetito.

El Dr. Juan Carlos Vega, nutriólogo de la Clínica Las Condes, aclara que estos medicamentos “han sido autorizados para pacientes con diabetes y obesidad. Son los más nuevos en el mercado y han demostrado un buen perfil de eficacia y seguridad”.

Estos fármacos cuentan con la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos y la Agencia Europea de Medicamentos. En Chile, sólo se venden con receta médica.

Ventajas del tratamiento

Una de las razones que ha popularizado este tratamiento es porque permite adelgazar un 15% en promedio. Los pacientes que han utilizado semaglutide, por ejemplo, mostraron una baja significativa de peso al recibir dosis semanales progresivas.

El especialista explica que “estos fármacos pertenecen a la familia del GLP-1 que actúa en el centro de control del apetito a nivel cerebral, específicamente en el hipotálamo, reduciendo la sensación del apetito y provocando saciedad precoz.”

Liraglutide es un análogo 97% igual a la GLP-1, una hormona que se secreta en el intestino delgado en respuesta a la ingesta de alimentos.
Esta inyección actúa en el páncreas, estimulando la secreción de insulina e inhibiendo la liberación de glucagón, por lo que disminuye los niveles de azúcar en la sangre. Tiene un efecto inhibidor del apetito y la sensación de saciedad dura alrededor de 24 horas.

Sin embargo, el Dr. Vega plantea que “el uso de farmacoterapia es un complemento y que todo tratamiento para bajar de peso implica un cambio en el estilo de vida del paciente y no debe ser tomado como un tratamiento por sí solo”.

Contraindicaciones

El experto advierte que “todo fármaco presenta contraindicaciones y riesgos asociados al uso que deben ser valorados al minuto de la indicación y contralados por un nutriólogo.”

Entre las desventajas está que podría causar efectos secundarios graves, entre ellos, posibles tumores tiroideos e incluso cáncer.

También puede provocar inflamación del páncreas (pancreatitis), cambios en la vista, bajo nivel de azúcar en la sangre (hipoglucemia), insuficiencia renal, reacciones alérgicas graves, problemas de la vesícula biliar, náuseas, vómitos, diarrea, dolor de estómago y estreñimiento.
Con estos antecedentes, se recalca que la correcta indicación y seguimiento con un profesional es parte fundamental de este tipo de tratamientos.

 

Fuente: CLC.

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