Los efectos del verano en el manejo de la depresión en niños y adolescentes

En la conmemoración de un nuevo Día de la Lucha Contra la Depresión este 13 de enero, enfermedad que afecta a aproximadamente a 280 millones de personas y que cuenta con una prevalencia de al menos 5% de la población adulta y 5,7% en adultos mayores de 60 años, especialistas alertan sobre el preocupante deterioro de la salud mental de los chilenos.

Así también lo reveló el reciente Termómetro de la Salud Mental en Chile de diciembre de 2022, que indica que los factores más reportados en el último mes fueron el agobio constante, la menor capacidad de disfrutar, la pérdida de sueño, los problemas de concentración y sentirse deprimido.

En línea con lo anterior, el 13,9% de los encuestados señaló mostrar síntomas moderados o severos de depresión, un aumento de 2 puntos en comparación a noviembre de 2022 y de 4,8 puntos en relación con agosto de 2021.

Las cifras, que dan cuenta de la situación en adultos, no dejan exentos a los menores, pues según el especialista en psicología de la Clínica Tarapacá, Mauricio Salgado, “durante los últimos años se ha registrado un aumento de hasta un 57% en las consultas en materia de salud mental de menores de 15 años”.

El profesional sostuvo que el cierre de año e inicio de vacaciones suelen generar un descuido de tratamientos que requieren de un adecuado control por parte de los especialistas.

Además, planteó que la nueva línea para la prevención del suicidio, *4141, “da cuenta del rol y la importancia de la constancia de los tratamientos en adultos y, por sobre todo, en la estabilidad emocional y mental de niñas, niños y adolescentes”.

Depresión infantil

El psicólogo detalló que la depresión infantil “incluso puede presentarse, en menores de un año, dado que el trastorno puede ser detonado por experiencias de abandono y falta de reciprocidad en la interacción y satisfacción de necesidades básicas durante la primera edad”.

Salgado también mencionó que existen signos que ayudan a identificar el padecimiento y “evitar su tendencia a perpetuarse, además de distinguir y diferenciar si se trata de un trastorno depresivo infantil o de una depresión como síntoma o estado”.

Los síntomas más comunes son “manifestaciones de tristeza, irritabilidad, falta de motivación y energía para realizar actividades”, lo que deriva en escasa de participación en dinámicas familiares, y afirmó que “generar y mantener una relación positiva con la familia, podría reforzar la resiliencia del niño frente a la depresión, y aportar en su control”.

Finalmente, es necesario estar siempre alertas a conductas de enojo, frustración y tristeza permanente, donde se debe acudir a ayuda profesional para su correcta evaluación y derivación.

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