Nuevas investigaciones aseguran que el estudio del electroma puede revolucionar el tratamiento del cáncer

“Así como las señales eléctricas sustentan las redes de comunicación del mundo, estamos descubriendo que hacen lo mismo en nuestros cuerpos: la bioelectricidad es la forma en que nuestras células se comunican entre sí”, expone la divulgadora científica Sally Adee.

Según consigna un reportaje de la BBC, a la experta en este campo y autora del libro “Somos eléctricos”, se le atribuye haber acuñado el neologismo electroma, es decir, la red bioeléctrica que hace funcionar a todo organismo.

En un artículo publicado en el sitio británico Nesta, la creadora de este nuevo concepto asegura que “entender el electroma es clave, porque interviniendo en el proceso bioeléctrico del cuerpo podemos arreglarlo cuando algo sale mal, ya sea por trauma, defectos de nacimiento o cáncer”.

Cómo funciona

El profesor emérito en Biología del Cáncer del Imperial College de Londres, Mustafa Djamgoz, uno de los primeros científicos que aplica la bioelectricidad para tratar esta enfermedad, explica a la BBC qué es y cómo se genera esta corriente en el interior del cuerpo.

“Todos los elementos que tenemos en nuestro cuerpo, por ejemplo, el sodio, el potasio, el calcio, el magnesio y el zinc, atraviesan una reacción química que hace que se separen sus átomos, formando lo que se conoce como iones, que son partículas con carga eléctrica”, detalla.

“Los fluidos de nuestro cuerpo están llenos de estos iones. Los de carga opuesta se atraen, los que tiene la misma carga se rechazan. Y al circular por nuestro cuerpo generan una corriente”, expone el académico.

Djamgoz aclara que se trata de una corriente muy baja en potencia, de apenas 70 milivoltios (una pila AA común tiene 1.500 milivoltios).
Genoma versus electroma

El artículo de la BBC destaca que la red bioeléctrica del cuerpo funciona bajo los mismos principios fundamentales que aplican a todo circuito eléctrico, incluida la ley de Ohm, que establece que el voltaje es equivalente a la corriente multiplicada por la resistencia.

La gran diferencia es que mientras la electricidad tradicional se mueve a lo largo del núcleo conductor dentro de un cable, la bioelectricidad es generada por iones que fluyen a través de la membrana celular.

Para el experto, consigna la reseña, resulta paradójico que el sistema bioeléctrico haya sido menos estudiado que otros que gobiernan el cuerpo, por ejemplo, el genoma, ya que es mucho menos difícil de entender.

“Tenemos 22.000 genes y cada persona tiene una composición genética diferente, es por eso que tenemos medicina personalizada. Pero en la bioelectricidad hay una sola ley fundamental, que aplica para todos”, afirma Djamgoz.

Revolución para el cáncer

En las investigaciones que ha realizado Mustafa Djamgoz desde 1990 descubrió que las células cancerígenas se tornan agresivas, es decir, tienden a multiplicarse y propagarse cuando son “eléctricamente excitables”.

“Las células cancerígenas generan un zumbido de actividad eléctrica y esto las hace hiperactivas”, explica el científico.

“El problema con el cáncer no es tener un tumor. Puedes vivir con un tumor, siempre y cuando sea local. El problema grande es cuando el cáncer se propaga, un proceso que llamamos metástasis”, subraya.

Para frenar ese crecimiento hiperactivo, el experto detectó que se debían cerrar las compuertas eléctricas de esas células, específicamente bloquear los canales iónicos de sodio que son los responsables de provocar la “excitación electrónica” que promueve el crecimiento del cáncer.

La utilización de fármacos para bloquear esos canales logró frenar la proliferación y propagación de células cancerígenas, pero en animales.
Djamgoz, señala la BBC, ya patentó su tratamiento contra el cáncer usando un bloqueador de canales de iones de sodio en varios países incluyendo Reino Unido, Japón, Canadá, Australia y Estados Unidos.

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