La hipertensión arterial es una enfermedad crónica que afecta a una de cada tres personas de entre 30 y 79 años en el mundo, según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que la convierte en uno de los principales desafíos de salud globales. Esta patología no solo incrementa significativamente el riesgo de padecer problemas cardiovasculares, cerebrales, renales y otros,sino que también es una de las primeras causas de muerte prematura.
Un artículo publicado por la Universidad Andrés Bello detalla que esta condición ha ido en aumento durante la última década. En Chile, el 36% de la población sufre hipertensión, una de las primeras causas de muerte, lo que nos pone incluso sobre el promedio global actual que está en 33%.
Por otra parte, la OMS determinó que en Chile solo el 34% de las personas con hipertensión tiene su enfermedad controlada.
La hipertensión arterial es conocida como “el asesino silencioso”, ya que produce una significativa morbilidad y mortalidad sin que aparezcan síntomas. Esta patología y factor de riesgo a la vez no tiene síntomas específicos, aunque muchas personas la asocian a molestias que pueden tener variadas causas, como la cefalea (dolor de cabeza). La única forma de detectarla es tomarse la presión arterial.
Patricia Morgado, enfermera-matrona y presidenta de la Sociedad Chilena de Hipertensión, remarca que es necesario reforzar la labor preventiva desde el sector público y privado sobre cómo incentivar el autocuidado entre la población.
“Se debe partir por educar a las personas sobre la detección oportuna de la hipertensión, sobre hábitos de vida saludables para su prevención y los riesgos que esta patología implica. También resulta importante reforzar la Atención Primaria en Salud para aumentar la pesquisa de casos nuevos e implementar el tratamiento en forma amplia”, señala.
Estilo de vida
En cuanto a terapias, existen diversas alternativas que permiten mantener controlada la hipertensión, y que siempre deben ir acompañados de acciones terapéuticas no farmacológicas, tales como mantener control del peso, alimentación saludable, ejercicio físico, dieta baja en sal y favorecer el consumo de alimentos no procesados porque contienen más potasio, entre otras; estas medidas deben ser mantenidas permanentemente.
El tratamiento debe ser personalizado y ajustado a las necesidades individuales de cada paciente, considerando su historial médico, gravedad de la enfermedad y otras condiciones que pueda tener.
Aunque la gran mayoría de la población chilena se controla con fármacos antihipertensivos, algunos de ellos pueden tener efectos adversos.
“En el caso de los bloqueadores de canales de calcio, pueden provocar edemas de las extremidades inferiores; los diuréticos pueden causar déficit de potasio y aumentar el grado de resistencia a la insulina; los inhibidores de la enzima convertidora pueden causar tos. Los bloqueadores del receptor de angiotensina II es la clase farmacológica mejor tolerada, con menos efectos adversos”, detalla el Dr. Juan Ramón Soto, vicepresidente de la Sociedad Chilena de Hipertensión.
Patricia Morgado enfatiza que “es necesario no solo mantener un estilo de vida saludable, sino también realizar controles periódicos, que permitan hacer un seguimiento a la evolución del paciente e identificar de manera oportuna cualquier anomalía”.
“Es muy importante que las personas hipertensas aprendan a autocontrolarse la presión arterial en sus domicilios, lo que les puede enseñar el personal del equipo de salud donde se atiendan. Además, es fundamental promover el acceso equitativo a la atención médica, y es imprescindible luchar contra la obesidad en todas las edades, sobre todo la obesidad infantil porque está ampliamente comprobado que es un factor de riesgo para la aparición de hipertensión”, subraya.
Fuente: El Mostrador.