Los riesgos que la contaminación intradomiciliaria representa para la salud

Como cada temporada de meses fríos, aumentan los niveles de polución atmosférica en algunas ciudades, superando en muchas ocasiones lo recomendable para la salud. Sin embargo, en el interior de las casas también puede haber contaminación debido a los sistemas de calefacción utilizados y a la mala ventilación.

El Dr. Cristián Deza, médico broncopulmonar del Centro de Enfermedades Respiratorias y Alergias de la Clínica Universidad de los Andes, explica que todo esto genera condiciones que generan riesgos para la salud, especialmente de niños, adultos mayores y quienes padecen de alguna enfermedad respiratoria crónica (asma bronquial y enfermedad pulmonar obstructiva o EPOC) o alguna cardiopatía de base.

Los contaminantes intradomiciliarios pueden provocar irritación de las vías respiratorias, sobre todo a nivel de las mucosas nasales, conjuntival y respiratoria baja.

Por otro lado, se consideran gatillantes de posibles descompensaciones agudas de patologías respiratorias, como, por ejemplo, crisis asmática o exacerbación de EPOC, que pueden evolucionar a cuadros graves que requieren consultas en urgencia e, incluso, hospitalización.

“La calefacción por combustión interna derivada de leña, carbón, gas y petróleo es la principal responsable de la contaminación intradomiciliaria. A esto hay que sumar el humo de tabaco y el exceso de vapor en las cocinas. Algunos pacientes asmáticos pueden también aumentar sus síntomas derivado de la inhalación de desodorantes ambientales u olores irritantes, como cloro”, afirma el Dr. Deza.

Medidas para tener una casa sin contaminación en invierno:

• Evitar el uso de calefacción contaminante, como a leña, carbón o parafina. Si es posible, privilegiar la calefacción eléctrica, que es más limpia.

• Si no existe otra opción que recurrir a un sistema de calefacción contaminante, no usarlo en espacios muy cerrados.

• Si va a usar estufas a parafina, preocuparse de prenderla y apagarla afuera del hogar.

• Preocuparse de hacer mantención periódica a sus sistemas de calefacción y calefón.

• Ventilar las habitaciones diariamente, al menos, por 30 minutos, dos veces al día, idealmente.

• Humedecer los paños con los que se sacude y con los que se limpia el suelo, para no levantar tanto polvo al hacer el aseo.

• No fumar dentro de la casa, ni siquiera en patio o terrazas.

Peligros del monóxido de carbono

El peligro de la calefacción por combustión radica en que en el humo que produce puede haber monóxido de carbono (CO) si el artefacto utilizado está en mal estado. Si no hay ventilación, éste se acumula y puede provocar dolor de cabeza, náuseas, vómitos y otras consecuencias más graves como letargo, confusión, sensación de desmayo, trastornos de expresión, entre otros.

“El CO es un gas que no tiene olor, por lo que uno no se da cuenta. Entonces, no sólo no se sospecha una intoxicación, sino que no se reacciona adecuadamente, porque falta oxígeno a nivel cerebral y se produce confusión. El exceso de CO en nuestro organismo puede, incluso, provocar la muerte”, afirma el Dr. Deza.

El especialista agrega que ante estos síntomas o si más de una persona los presenta, inmediatamente se debe ventilar la habitación y acudir a un servicio de urgencia.

Además, si se sospecha un escape de gas (olor intenso), nunca hay que prender la luz ni acercarse a algún aparato eléctrico, se debe abrir de inmediato puertas y ventanas, alejarse y llamar a Bomberos o Seguridad Ciudadana, ya que podría producirse un incendio o una explosión.

Fuente: Clínica Universidad de los Andes.

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