Las disfunciones sexuales han dejado de ser un tema tabú y cada vez más son los varones que consultan a especialistas para tratar problemas como la disfunción eréctil, la eyaculación precoz y la falta de líbido. La farmacología actual ofrece importantes aportes para superar estos problemas, de manera efectiva y segura, aspectos que el Dr. Antonio Salas, urólogo, sexólogo y presidente la Sociedad Chilena de Sexología, revisó junto a Ciencia y Salud.
¿Cuáles son las principales disfunciones sexuales masculinas y cuál es la más prevalente?
El hombre consulta por tres grandes tipos de disfunciones sexuales: una es la baja potencia o falta de líbido, la otra es la disfunción eréctil y la eyaculación precoz. Podríamos decir que la disfunción eréctil ha sido ya en gran parte asumida, especialmente en el sentido de que existe una terapia que entrega buenos resultados en el 70% de los casos con el uso de comprimidos que tienen efectos erectivos, con fármacos basados en sildenafil, taladafil, valdenafil,
¿Cómo se diagnostica y se inicia el tratamiento de la disfunción eréctil?
Para empezar un tratamiento de una disfunción eréctil, primero hay que hacer un diagnóstico. La disfunción eréctil puede decirse que es un síntoma de algo, puede ser de una falla hormonal, de una falla metabólica como la diabetes o dislipidemia o puede ser producto del uso de otro tipo de drogas por diferentes enfermedades, como por ejemplo la hipertensión, donde sus fármacos producen impotencia. Además hay otro tipo de elementos como el cigarrillo o el alcohol que también afectan la erección.
¿Cuáles son los aspectos claves del diagnóstico y el tratamiento actual de esta patología?
Desde la llegada del sildenafil ha sido una posición positiva, en el sentido de que el diagnóstico permite captar a muchos pacientes que tienen otras patologías, pero que consultan por la disfunción eréctil. Todas estas cosas van saliendo en el transcurso de la interrogación, hay muchos diagnósticos que han ido saliendo a raíz de la sintomatología de los pacientes con disfunción eréctil que consultan porque saben que ahora esto tiene tratamiento.
En su experiencia cómo ha ido evolucionando el número de consultas, ¿este tema ha dejado de ser algo tabú?
Todas estas cosas van siendo positivas en el sentido de que se aumentan las posibilidades de los pacientes. Antes solamente el 10% de los urólogos se atrevían a tratar los problemas de disfunción eréctil, por supuesto que ningún internista y muy pocos psiquiatras, todos le hacían el quite a este problema porque el tratamiento era ponerse prótesis o algo así. Cuando llegaron este tipo de fármacos como el sildenafil, los especialistas empezaron a tomar más en serio los problemas de disfunción eréctil y a tratarlos porque con una pastilla hay alrededor de un 70% de casos de éxito.
Esto ha servido para acercar a los médicos al tratamiento de las disfunciones sexuales y a los pacientes, sabiendo que ellos ahora tienen tratamiento.
A su juicio, ¿existe un problema con la automedicación y el fácil acceso que tiene una persona a este tipo de medicamentos?
Hay un índice muy importante de automedicación porque todas estas drogas fueron prácticamente liberadas de la receta médica. Referente a las drogas se ha ido desmitificando lo terrible que era usar estas drogas por las complicaciones que pudiesen tener, pero la verdad es que son muy pocas, la complicación es la actitud del paciente de exagerar el uso de las drogas o la dependencia de ellas.
¿Cuáles son los aspectos sobre los que hay que prestar mayor atención en este sentido?
Realmente estas drogas empezaron a usarse como antihipertensivos, pero el mayor problema que tienen estas drogas es la simultaneidad con el uso de nitratos, que son aquellos medicamentos que usan para la angina de pecho, para el dolor y que tienen trinitrinas o sustancias derivadas. Tienen el mismo efecto que las drogas para la disfunción eréctil, porque los dos son vasodilatadores coronarios y bajan la presión, entonces si por un lado la persona toma este tipo de fármacos y por otro lado toma sildenafil, le va a bajar tanto la presión que puede llegar a perder el conocimiento, entonces se aconseja no usarlos conjuntamente.
¿Cuál sería entonces la recomendación desde el punto de vista de un especialista?
Obviamente por supuesto que sería mejor que todo fuese controlado mediante recetas de doctores, pero lo importante es que el paciente consulte al médico y que éste le haga una serie de exámenes, que no le haga sólo una receta por la pastillita sino que aproveche la consulta para hacer el diagnóstico de otras patologías que pueden ser concomitantes con las fallas sexuales.
Usted mencionó los buenos resultados que se obtiene en la disfunción eréctil con sildenafil. ¿Qué ocurre con el resto de las disfunciones sexuales?
A lo que uno se enfrenta ahora y lo que estudian los nuevos medicamentos, están enfocados en las otras patologías sexuales. Por ejemplo ahora se están estudiando algunas drogas para la eyaculación precoz, que no sólo afecta a la persona sino que también a la pareja. Tanto el hombre como la mujer sufren con este problema.
¿Cuál es el tratamiento principal para esta disfunción?
En la eyaculación precoz hay que tratar la recaptación de la serotonina, fundamentalmente a través de antidepresivos e ir actuando sobre cómo demoramos este tipo de reflejo, mediante ejercicios, entrenamiento y relajación que se obtiene también por efecto de los antidepresivos.
¿El aumento en la cantidad de pacientes que consultan es similar a lo que ocurre en la disfunción eréctil?
Justamente es mayor la consulta de eyaculación precoz que la de disfunción eréctil, porque a la persona que se la da un tratamiento de disfunción eréctil y trata su problema de base, posteriormente sigue tratándose solo, va a la farmacia y compra la pastilla. En cambio el que tiene eyaculación precoz debe estar siempre bajo control de un médico porque debe seguir un tratamiento que tiene mucho éxito si el individuo es constante y tiene la colaboración de la pareja.
¿Cómo se caracteriza la baja de la libido o inapetencia sexual y cómo se trata actualmente?
Generalmente obedece a una baja en las hormonas del hombre, la testorena. Hay varias formas de medir la testoterona, una es la testosterona total que es normal y otra es la libre, que es la que realmente actúa. Tenemos que ver si el hombre tiene hormonas en niveles normales para decir que la persona no está sufriendo un hipogonadismo tardío o una andropausia que provocan este tipo de baja en la libido. Por supuesto que las drogas también van a bajar la líbido, por ejemplo los antidepresivos pueden alterar el apetito sexual del varón. Si hay baja en las hormonas le agregamos, hay varias formas de hacerlo ya sea de manera inyectable o por absorción a nivel de la piel.
Tomando en cuenta su dilatada trayectoria, ¿cómo calificaría el momento actual de la especialidad y las opciones terapéuticas que ofrece a los pacientes?
La sexología ha avanzado con grandes revoluciones, no ha avanzado paso a paso. Dígame usted que el advenimiento de la pastilla anticonceptiva no fue una revolución que cambió totalmente la sexualidad en el ser humano, la facilidad de la mujer para controlar su embarazo. Después otra anti revolución fue el SIDA que marcó una revolución en contra del sexo en la cual la gente comenzó a preocuparse de cómo y con quién mantenía relaciones. Finalmente la revolución del sildenafil, porque por ejemplo cuando uno habla de geriatría todas esas personas debían resignarse a no tener sexo y a los 60 años se consideraba a las personas abuelos, que no podían tener sexo, pero una persona a los 60 años es totalmente activa. Han sido grandes revoluciones: la longevidad de las personas, el uso de píldoras anticonceptivas y el uso de medicamentos que favorecen la erección.