Desde 1970 se celebra cada 22 abril del Día Internacional de la Tierra, la que tiene por objetivo concientizar a la población sobre el impacto de la contaminación, la superpoblación y la explotación de los recursos naturales. Todos estos factores influyen, de alguna manera en la salud del planeta y, en consecuencia, en la humana.
“La salud del ser humano depende de la buena salud de la Tierra”, exclama el decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Talca, Carlos Padilla. “Se conoce con bases científicas que muchas enfermedades tales como la malnutrición, enfermedades infecciosas producidas por bacterias, hongos y virus, como la actual pandemia que asola al homo sapiens, se relacionan directamente con el empeoramiento y el peligro que corren la biodiversidad y ecosistemas”, explica el académico.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define que la contaminación ambiental se refiere a la presencia de componentes químicos, físicos o biológicos en el medio ambiente, que supongan un perjuicio para los seres vivos que lo habitan. En esta línea, Minerva Astudillo, académica de la Escuela de Enfermería de la U. de Talca, sostiene que la contaminación del ambiente (agua, tierra, aire, acústica y lumínica, entre otros) influye en la salud humana.
La académica de la Facultad de Ciencias de la Salud sostiene que la contaminación “supone daño para la salud de las personas y está bien documentado y existe suficiente evidencia de que la contaminación produce enfermedades de manera directa o indirecta”.
Desde este punto de vista, el Dr. Padilla indica que “la deforestación, la contaminación, desaparición de especies, entre muchas de otras heridas provocadas a la Tierra, son también elementos que aceleran la mala salud de este planeta, poniendo en duda la prolongación de la vida del homo sapiens”.
Hay videncia científica respecto a cómo la contaminación puede afectar a la salud de las personas. Por ejemplo, recientemente se publicó un artículo en la revista internacional Environmental Health Perspectives sobre cómo el carbono negro se asocia al desarrollo de cáncer de pulmón. La académica Astudillo confirma que existen numerosos estudios que siguen esta línea, demostrando que la contaminación atmosférica “produce reducción de la esperanza de vida y muerte prematura. Entre estos problemas de salud están las enfermedades respiratorias, cáncer de pulmón, cardiovasculares y cerebrovasculares, entre otras”.
Respecto a la contaminación y escasez del agua, se están viviendo situaciones de estrés hídrico, que se define como la proporción de agua que extraen todos los sectores en relación con los recursos hídricos disponibles. Según el último informe mundial de la ONU en 2019, si la degradación del medio ambiente natural y las presiones insostenibles sobre el agua en el mundo continúan al ritmo actual, el 45% del PIB global, el 52% de la población mundial y el 40% de la producción mundial de cereales estarán en riesgo para el 2050”.
La falta del recurso hídrico impactaría en el saneamiento básico, el cual conllevaría a “la aparición de enfermedades reemergentes de tipo infectocontagiosas bacterianas y virales, enfermedades gastrointestinales y respiratorias”, especificó la académica.
Para la académica del Departamento de Salud Pública de la U. de Talca, Carolina Loren, esta efeméride es un llamado a entender “que la crisis climática existe. La ciencia ha entregado soluciones y respuestas claras al respecto, pero falta avanzar en la voluntad política para que quienes toman las decisiones implementen acciones concretas, porque la salud de la Tierra se relaciona directamente con la sobrevivencia de la especie humana. Hoy se requieren medidas urgentes para salvar al planeta”.
Por lo mismo, el cambio climático y sus consecuencias en la salud lo han llevado a ser considerado un problema de salud pública para el siglo XIX del que no está exento ningún país. Loren recalca que los problemas ambientales “tiene que ver con las olas de calor, la inseguridad alimentaria, los incendios forestales y la contaminación del aire. En Chile, a esto se suma además la vulnerabilidad social. Es uno de los 10 países que se está viendo más afectado por el cambio climático, según el Índice Global de Riesgo Climático, que mide 10 criterios de vulnerabilidad, y Chile cumple con siete de ellos”.
Para combatir el cambio climático y con ello asegurar la salud de las personas, es imprescindible avanzar en el cumplimiento de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible, al que Chile se adscribió en 2015 y que indica que al año 2030, los países firmantes deberán dar cuenta de cuánto avanzó en esos objetivos, que apuntan a la Salud y el Bienestar, Igualdad de Género, a Energías Accesibles y No Contaminantes, Eliminar la Pobreza y Hambre Cero, entre otros.