¿Sabías que en Chile el 22% de la población padece de hígado graso, cifra que aumenta considerablemente a un 80% en las personas que tienen sobrepeso u obesidad? Datos como éste sitúan a Chile entre los países con más altos índices de patologías digestivas en el planeta.
Esta enfermedad se define como la acumulación excesiva de grasa en las células del hígado, y pareciera ser una patología muy sencilla, pero lo cierto es que no es así. Waldo Martínez, cirujano digestivo de Clínica Colonial, es enfático en señalar que “la presencia de hígado graso puede acelerar la aparición de una diabetes. Así como también puede evolucionar hacia una inflamación (esteatohepatitis), avanzar hacia la fibrosis del hígado, e incluso el 20% de los pacientes que presentan hígado graso terminan generando cirrosis en un plazo de 10 años, siendo hoy una de las principales causas de trasplante hepático en el mundo”.
En algunos casos, basta con una clásica ecotomografía abdominal para detectar esta situación, pero en otros es necesario ir más allá y realizar exámenes más específicos, como, por ejemplo, una resonancia nuclear magnética del hígado o una elastografía hepática para medir la “dureza” del hígado y por tanto el avance de la enfermedad. Aunque el examen más exacto sería una biopsia del hígado, es decir tomar mediante una punción una muestra del órgano, éste es un procedimiento no exento de riesgos, por lo que se prefiere realizar solo en forma excepcional.
Mitos y verdades del hígado graso
Pese a los riesgos que implica esta patología, aún hay mucho desconocimiento al respecto. El especialista recalca que el hígado graso es una enfermedad silenciosa, dado que en sus etapas iniciales no presenta síntomas, es por eso que la población en riesgo de padecerla, principalmente personas con sobrepeso u obesidad deben ser estudiadas para detectar la enfermedad a tiempo.
Sin embargo, pese a su complejidad, es una enfermedad que puede ser revertida. “Tomando las medidas adecuadas, el hígado graso es potencialmente reversible. En un paciente con sobrepeso u obesidad, la baja del 10% de su peso corporal tiene un gran impacto en la normalización del hígado. Es más, recientemente se ha demostrado que la cirugía bariátrica en el grupo de pacientes obesos es capaz de revertir el hígado graso incluso en etapas de fibrosis hepática”, señala Dr. Martínez.
Si bien la obesidad y sobrepeso son parte de las principales causas del hígado graso, hay otros factores que influyen en su aparición, como por ejemplo la resistencia a la insulina que a libera de ácidos grasos libres que son captados por el hígado. El sedentarismo y las dietas ricas en grasas, azúcares, carbohidratos y alcohol también contribuyen a generar esta enfermedad.
De esta forma, uno de los principales tratamientos para esta enfermedad son la actividad física y la alimentación. “El tratamiento del hígado graso es, principalmente, realizar actividad física al menos 3 veces a la semana, y una alimentación saludable, con restricción de hidratos de carbono y grasas. Por supuesto, también se debe controlar la resistencia a la insulina, y en algunos pacientes también se puede aconsejar el uso de fármacos antioxidantes como la Vitamina E”, explica el Dr. Martínez. Sin duda, el tema del peso y alimentación es algo que va más allá de la estética y de los parámetros que nos impone la sociedad. Se trata de cuidarnos, prevenir enfermedades que afecten nuestro estilo de vida y mantener un cuerpo lo más sano posible.