Que el presidente de la República considere declarar estado de emergencia sanitaria con el objeto de enfocar los recursos necesarios para enfrentar el alza en el ranking OCDE de países con más sobrepeso y obesidad, es el propósito de la resolución aprobada hace unos días por la Cámara de Diputados.
De acuerdo al último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el 74,2% de los chilenos tiene sobrepeso u obesidad. Cifra que ha incrementado exponencialmente si se compara con los datos de la Encuesta Nacional de Salud 2016-2017, donde el sobrepeso y obesidad llegaba al 34%.
Con estos indicadores, Chile se transformó este año, por primera vez, en el país con más sobrepeso y obesidad entre los miembros del foro. Incluso superó a México (72,5%) y a Estados Unidos (71%). Según la Organización Mundial de la Salud, desde 1975 se ha triplicado la obesidad en todo el mundo. De continuar esta tendencia, la mitad de la población tendrá sobrepeso o será obesa en 2030.
A fines de julio, la Cámara baja votó la iniciativa para solicitar al presidente Sebastián Piñera, a través de un Proyecto de Resolución, que la obesidad sea considerada como una enfermedad crónica cuya prevención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento, deben recibir cobertura financiera por parte del Estado e instituciones de salud previsional.
Hace unas semanas, IPSOS publicó un estudio que manifiesta que el 93% de las personas con obesidad considera que esta debe ser una patología GES con un tratamiento integral para acorta las brechas de acceso.
Además, los resultados arrojaron que el 49% de las personas que viven con obesidad indican que ningún profesional de la salud les ha ofrecido tratamiento. El problema de acceso a tratamiento es más grave en grupos más vulnerables, ya que un 68% de las personas en nivel socioeconómico D/E indica que ningún profesional de la salud les ha ofrecido tratamiento, en contraste con un menor porcentaje (34%) de personas sin indicación de tratamiento en el segmento ABC1.
Para el Dr. Patricio Lamosa, la importancia de reconocer la obesidad como una enfermedad radica en poder gestionar medidas efectivas que ayuden a combatir la obesidad mediante políticas públicas y mejoras en el acceso a tratamientos.
“Hasta ahora se reconoce la obesidad como un problema, pero no como una enfermedad. Lamentablemente las medidas que se toman para combatirlas son insuficientes. Hasta ahora han sido solamente preventivas, tratando de evitar llegar a la enfermedad. Sin embargo, desde que se instalaron estas medidas no hemos visto un impacto en el índice de masa corporal a través de los años, el índice de masa corporal promedio de los chilenos sigue subiendo, no ha habido una baja”, argumentó en una entrevista a Ciencia y Salud.
Por otro lado, de acuerdo con un estudio impulsado por la Unidad de Inteligencia de The Economist (EIU), se estima que la obesidad en adultos ha costado a los sistemas de salud de Brasil, Chile y Colombia 28.000 millones de dólares sólo en 2020, de los cuales 1.200 millones son directamente atribuibles a los adultos que vivieron con obesidad en la adolescencia. Si no se interviene, el costo acumulado de los adultos que viven con obesidad desde la adolescencia alcanzará los 19.000 millones de dólares en un horizonte de diez años, lo que por sí solo equivale al 1% del PIB nominal actual de estos países.