Periodontitis y su relación con las enfermedades cardiovasculares

El 90% de la población adulta en Chile sufre de enfermedades periodontales (EP) con distintos grados de severidad, acentuándose en personas de niveles socioeconómicos más bajos y en zonas rurales, según cifras del Ministerio de Salud. Su alta prevalencia la constituye como un problema de salud pública para el país.

Esta afecta al tejido que protege y afirma los dientes en los maxilares, siendo enfermedades infecciosas e inflamatorias que se gatillan por cambios en la calidad y cantidad de las bacterias que habitan en la boca, y que progresan según la respuesta inmune del paciente.

“La enfermedad periodontal comparte factores de riesgo con otras enfermedades y se reconoce como una enfermedad infecciosa no transmisible”, describe la Dra. Natacha Oyarzo, cirujana dentista especialista en periodoncia, académica de la Universidad Católica de Chile y directora de la Sociedad Chilena de Periodoncia.

En una primera etapa, se produce la gingivitis, la cual afecta al 41% de jóvenes y niños en el país, una inflamación de la encía que suele producir sangrado a la hora de cepillarse. Esta se caracteriza por ser reversible si es tratada a tiempo. Sin embargo, de no ser tratada, pasa a periodontitis, donde el problema se agudiza. La EP es una inflamación crónica que afecta a los tejidos que rodean al diente, provocando pérdida de inserción afectando al hueso, que en casos severos se traduce en pérdida dentaria.

Sin embargo, las enfermedades periodontales no repercuten solo en la cavidad oral, sino que están relacionadas con una serie de otras enfermedades sistémicas como la diabetes, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares y recientemente con el Covid-19.

La Dra. Johanna Contreras, periodoncista y académica de la Universidad de Chile, comenta que esto se produce dado que la periodontitis y las enfermedades sistémicas  “comparten por un lado factores de riesgo comunes como exceso en el consumo de alcohol, hábito tabáquico, dieta rica en grasas y sal, obesidad, estrés y depresión, además de factores genéticos y determinantes socioeconómicos. Por otro lado, se caracteriza por presentar un estado inflamatorio crónico y estas características han llevado a considerar actualmente a la periodontitis como una más de las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT)”.

 Periodontitis y enfermedades cardiovasculares

Respecto a los problemas cardiovasculares, la académica de la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile, Patricia Hernández, explicó que se teoriza que “las bacterias asociadas a la periodontitis, o parte de ellas, pueden pasar a la sangre, viajar para alojarse en órganos distantes (como vasos sanguíneos) y producir una respuesta inflamatoria, favoreciendo la aterogénesis (formación de placas fibra y grasa), el principal mecanismo causante de las enfermedades cardiovasculares”.

Si bien, la relación entre ambas enfermedades está presenten en la literatura hace siglos, la académica recalca que en 1980 se comenzó a encontrar asociaciones entre esta enfermedad bucodental y eventos cardiovasculares. “Estos estudios han mostrado asociaciones con algunos eventos como infartos agudos al miocardio, trombosis, accidentes cerebrovasculares e incluso a un mayor riesgo de hospitalización y muerte por enfermedades cardiovasculares”, aclara.

Tras la evidencia científica que se ha encontrado en los últimos años, se ha estudiado como el tratamiento de la periodontitis podría incidir en la disminución de accidentes cardiovasculares. La investigadora precisa que “sí se ha visto que pueden modificarse los marcadores inflamatorios moleculares como la proteína C reactiva, un marcador de riesgo cardiovascular que está aprobado por la Asociación Americana del Corazón. Se ha visto que aumenta con las enfermedades periodontales y disminuye con el tratamiento de EP”.

Precisamente, su investigación ha buscado analizar la presencia de esta proteína, particularmente en mujeres chilenas que sufren de periodontitis. Esta arista permitiría contar “con un marcador inflamatorio que podría tomarse de manera no invasiva a través de un fluido proveniente de la encía, y que en el futuro podría servir como un eventual coadyuvante en la detección de riesgo cardiovascular o de inflamación general”.

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